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Creó un documento para denunciar a los acosadores: no sabía lo que se le venía
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Creó un documento para denunciar a los acosadores: no sabía lo que se le venía

Moira Donegan no podía imaginar qué pasaría cuando publicó brevemente un texto en el que identificaba a hombres acosadores

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Uno de los peligros de Internet es que cualquier cosa que mandes puede hacerse viral en unos segundos, y por mucho que quieras borrarlo, ya no hay nada que hacer. Moira Donegan sabe bien de lo que hablamos: el otoño del año pasado publicó un documento en los que identificaba a hombres del sector editorial que habían acosado o agredido a mujeres.

La joven, de 28 años, compartió dicha lista entre un grupo reducido de féminas con el fin de ayudar. Su objetivo era que se distribuyera en privado como un sistema de advertencia entre un grupo pequeño de mujeres. La idea era que el documento sirviera para aconsejar a las personas acerca de a quién acercarse y con quién tener cuidado.

Identificaba a hombres del sector editorial que habían acosado o agredido a mujeres

A pesar de que Donegan quería que la lista fuese privada, se hizo viral en tan solo doce horas. Donegan lo borró, pero ya estaba en todos los rincones de la red. "Fui una ingenua", reconoce ella.

Hubo importantes repercusiones

Como es obvio, el documento tuvo repercusiones. Algunos de los hombres que aparecían en este fueron despedidos o sancionados después de que sus empleadores realizaran investigaciones internas. Entre ellos, el crítico literario Leon Wieseltier de 'The Atlantic' y Lorin Stein, editor de 'Paris Review'.

También hubo consecuencias para la propia Donegan: después de que su nombre se hiciese público, fue acosada e instigada, igual que los miembros de su familia, asegura ella, recoge 'The Washington Post'. Y justo la semana pasada, el editor jefe de la revista Harper en Estados Unidos, James Marcus, fue despedido por, según dijo él, haberse opuesto desde el principio a la idea que tenía su jefe de ir en contra del movimiento #MeToo y de publicar la lista creada por Donegan.

Donegan no quería que hubiese estas repercusiones, pues explicó hace meses cuál era su intención con la creación de la lista: "El documento anónimo y de fuentes múltiples fue un primer intento de resolver lo que parecía un problema insoluble: cómo las mujeres pueden protegerse del acoso y la agresión sexual", escribió ella misma en 'The Cut'. Ella se identificó a sí misma como la creadora de la hoja de cálculo en este artículo porque tenía motivos para creer, después de recibir llamadas de la revista Harper, que pensaba que la iba a nombrar en el artículo.

"Los canales de información existentes, con demasiada frecuencia, sirven para proteger a los acusados, esfumar los motivos de la queja y castigar aún más a las mujeres por alzar la voz", dijo ella.

#MeToo

¿La hoja de cálculo era injusta para los hombres que en ella aparecían cuando incluso las mujeres querían que ellos preservaran el anonimato?, se pregunta Margaret Sullivan, redactora de 'The Washington Post'. "Sí, ella era ingenua si pensaba que su documento iba a circular secretamente entre féminas como mecanismo de advertencia. Pero sus intenciones eran buenas y sus temores bien fundados sobre lo que les sucede a menudo a las mujeres que informan sus verdades", escribe Sullivan.

La lista de Donegan y el artículo de Harper, así como sus repercusiones que aún reverberan, fueron un pequeño capítulo del movimiento #MeToo

Además, no hubo ningún caso en que los hombres fueran disciplinados únicamente por su apariencia en el documento. Solamente obligaba a sus jefes a analizar situaciones antiguas y a tomar medidas, y algunos de ellos fueron despedidos tras investigaciones internas. "Lo que sí que provocó es que numerosos hombres se pusiesen en guardia, y por lo tanto fuesen más respetuosos en su trato con colegas femeninas, y eso es bueno".

Sullivan cree que es necesario que se publiquen más documentos como el de Donegan, ya que "el acoso y agresión sexual han tomado muchas formas. La lista de Donegan y el artículo de Harper, así como sus repercusiones que aún reverberan, fueron solo un pequeño capítulo". El movimiento #MeToo aún no ha acabado.

Uno de los peligros de Internet es que cualquier cosa que mandes puede hacerse viral en unos segundos, y por mucho que quieras borrarlo, ya no hay nada que hacer. Moira Donegan sabe bien de lo que hablamos: el otoño del año pasado publicó un documento en los que identificaba a hombres del sector editorial que habían acosado o agredido a mujeres.

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