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El vídeo que revela por qué los aviones tienen accidentes
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El vídeo que revela por qué los aviones tienen accidentes

El año pasado se batió el récord de menor número de accidentes y víctimas mortales en vuelos de pasajeros. Sin embargo, a veces las cosas se pueden torcer

Foto: Foto: iStock.
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Dicen que hay muchísimas más posibilidades de morir en un simple siniestro automovilístico que sufrir un accidente de avión. A pesar de los cálculos, el miedo a volar siempre está ahí; nadie puede negar el respeto que infunde situarse a kilómetros por encima del suelo y quedarse ahí flotando, en una salchicha metálica llena de asientos, cinturones y salidas de emergencia ante un posible fallo en el sistema que pueda poner a toda la tripulación en lo peor.

Pero ante tal situación de alarma, un hecho reconfortante: el año pasado hubo cero víctimas por accidentes de avión, quizás el mejor dato desde que se tienen registros. Por lo tanto, puedes estar tranquilo a la hora de embarcar, la máxima seguridad lo impregna todo. Para que te quedes con el dato y quieras investigar más, el canal de divulgación 'Real Engineering' ha lanzado un nuevo vídeo en YouTube sobre por qué y cómo se producen los accidentes aéreos que se ha hecho viral en tan solo unas pocas horas.

Para explicar por qué se ha reducido tanto el número de accidentes de avión debemos preguntarnos antes las razones por las que se producen. La más común de todas, con más de la mitad de los casos, está debida a errores del piloto. Todos recordamos el trágico siniestro del avión de Germanwings supuestamente estrellado en los Alpes franceses por el aviador Andreas Lubitz. En segundo lugar, las causas responden a un fallo mecánico del aparato, luego está el accidente por sabotaje y, por último, los que se producen debido al mal tiempo meteorológico.

El vídeo muestra de una forma muy didáctica y entretenida cómo ha cambiado la industria aeronáutica para hacer frente a las demandas de seguridad y comodidad de sus viajeros. Uno de ellos y quizás el más importante, la incorporación del radar y aparatos de radio en las cabinas de vuelo. Esto permitió obtener información en tiempo real de todas las condiciones de vuelo para mantenerse en contacto en todo momento con el equipo de tierra. Otro de los grandes avances en tecnología fue la incorporación de un pilotaje automático, aunque también dio algún que otro disgusto. Por ejemplo, el vuelo 007 de Korean Air Lines que viajaba desde la ciudad americana de Anchorage hasta Seúl y que se estrelló en el mar de Japón porque su piloto puso el modo automático.

La dura y resistente pared de hormigón de las cajas negras custodia la información del fuego o del agua

El tiempo meteorológico siempre juega malas pasadas. La historia de la aviación ha estado siempre caracterizada por fenómenos climatológicos que incluso hoy en día resultan difíciles de explicar. Los tormentas tropicales y las borrascas de gran intensidad están formadas por una columna de aire rápido y en descenso que se esparce de forma horizontal, no vertical como en los tornados, y toca tierra. Quizás sea el fenómeno más peligroso para viajar en avión, caracterizado por vientos fuertes y erráticos.

El invento más relevante del mundo de la aeronáutica también pudo ser el de las famosas cajas negras. Se empezaron a usar en los años 1950 y una curiosidad es que para nada son negras, sino que están pintadas de color naranja para facilitar su búsqueda tras un accidente. Su función es almacenar datos que permitan analizar lo ocurrido en los momentos previos al siniestro, como el registro de las acciones tecnológicas de la máquina o las conversaciones entre la tripulación. Un objeto que sobrevive a los impactos, al fuego e incluso al agua cuyo secreto radica en unas duras y resistentes paredes de hormigón que cubren todos los archivos electrónicos de almacenamiento de datos.

Dicen que hay muchísimas más posibilidades de morir en un simple siniestro automovilístico que sufrir un accidente de avión. A pesar de los cálculos, el miedo a volar siempre está ahí; nadie puede negar el respeto que infunde situarse a kilómetros por encima del suelo y quedarse ahí flotando, en una salchicha metálica llena de asientos, cinturones y salidas de emergencia ante un posible fallo en el sistema que pueda poner a toda la tripulación en lo peor.

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