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La legendaria ciudad preazteca en la que incluso los pobres vivían en palacios
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La legendaria ciudad preazteca en la que incluso los pobres vivían en palacios

Los líderes de Teotihuacán, la gran urbe precolombina, repartían el dinero entre la población para la construcción de grandes y lujosos edificios multifamiliares

Foto: La Avenida de los Muertos, en Teotihuacán, México. (iStock)
La Avenida de los Muertos, en Teotihuacán, México. (iStock)

La ciudad de Teotihuacán, todo un tesoro arqueológico, floreció en el valle de México en los inicios de la era cristiana como centro de culto de toda la cuenca del Anáhuac. Sus orígenes todavía son objeto de discusión entre especialistas, aunque su apogeo está fechado entre los siglos III y VII después de Cristo. Su relevancia histórica se debe a que en ella se concentraban los grandes valores de la sociedad mesoamericana de su tiempo: religión, política y comercio. El territorio que tan solo comprende 21 kilómetros cuadrados contrasta con su gran número de habitantes, alrededor de 25.000 en su época de esplendor (de los 100.000 que se calcula que había en toda la cuenca mexicana), lo que la convirtió en una de las ciudades más densamente pobladas del mundo antiguo y el mayor centro urbano de todas las Américas.

Desde hace unos años, la comunidad arqueológica estadounidense y mexicana han colaborado codo con codo para desentrañar los profundos enigmas que despiertan sus mastodónticas obras arquitectónicas, como el Templo de Quetzalcóatl, la Calzada de los Muertos o las imponentes Pirámides del Sol y de la Luna. Sin duda, más allá de su atractivo turístico que hacen de ellas un regalo para la vista, su grandeza radica en una sabiduría ancestral que seguramente nunca alcanzaremos a descifrar. Por un lado, su sorprendente conocimiento de las matemáticas, ya que es la única ciudad mexicana premoderna que fue planificada en cuadrícula; por otro, su adoración a los cuerpos celestes y cultura astromántica, que todavía sigue despertando una insólita fascinación entre historiadores, arqueólogos y antropólogos.

Las últimas novedades en torno a su estructura social apuntan a que se trataba de una de las civilizaciones más equitativas a nivel económico y social del mundo antiguo. Siempre se ha pensado que semejantes moles arquitectónicas fueron construidas gracias a la mano de obra de miles de esclavos. Las narraciones ficticias y adaptaciones cinematográficas de las sociedades que la precedieron en el tiempo, como la soberbia 'Apocalypto' de Mel Gibson, reflejan de forma unánime una comunidad sumamente vertical cuyo poder estaba concentrado en líderes políticos espirituales por encima de una gran masa de subordinados. Sin embargo, la Universidad de Boston y la Autónoma Nacional de México han concluido recientemente que su gobierno estaba mucho más cerca de ser una democracia que una dictadura.

Al igual que Grecia, Teotihuacán posee una planificación urbana en cuadrícula, algo relativo a sociedades no autocráticas y democráticas

Las razones atienden a que sus residentes vivían en una forma de complejos multifamiliares de viviendas con pisos de yeso blanco, techos ornamentados y porches notablemente espaciosos y lujosos para el mundo de la época. Estos complejos prueban la teoría de que los habitantes de Teotihuacán vivían vidas económicamente más equitativas que cualquier otra ciudad mesoamericana conocida. Tras décadas de estudio sobre el terreno y múltiples excavaciones bajo las pirámides, los investigadores encontraron en la arquitectura la pista definitiva para averiguar cómo era la vida de esta civilización.

placeholder La Pirámide del Sol. (iStock)
La Pirámide del Sol. (iStock)

Saburo Sugiyama, profesor de Evolución Humana y Cambio Social de la Universidad Estatal de Arizona, piensa que el diseño cuidadosamente organizado de la ciudad se debió a que "hubo un gobernante muy poderoso que planeó y ejecutó el proyecto arquitectónico", tal y como afirma en la revista 'Science Mag'. Sin embargo, Michael Smith, arqueólogo de la misma universidad, da un paso más allá y cree que la planificación urbana cuadriculada se debe a "sociedades no autocráticas". Los antiguos griegos, agrega Smith, "también tenían ciudades en cuadrícula y gobiernos democráticos".

Otro de los argumentos que se exhiben para probar que se trataba de una sociedad igualitaria es su alta densidad de población. Gary Feinman, arqueólogo del Museo Field en Chicago sostiene que precisamente es esta distribución más equitativa de la riqueza lo que hizo que Teotihuacán tuviera tantos habitantes: "Las personas se mudan donde creen que hay más y mejores oportunidades, puedan ganarse la vida o sus hijos van a vivir mejor que ellos", razona. "Eso siempre es una motivación".

Las viviendas no estaban habitadas por la élite, sino por miles de residentes de todas las clases sociales: "Todo el mundo vivía en un palacio"

Otro de los más importantes descubrimientos para demostrar la teoría es el de la arqueóloga mexicana Laurette Séjourné, quien se adentró e investigó un edificio, conocido como Zacuala, al que bautizó con el hermoso nombre de "El Palacio de la Ciudad de los Dioses". Séjourné apreció que dicha construcción albergaba habitaciones grandes y espaciosas con paredes cubiertas de murales llenos de colorido. Cada sala de estar tenía más de un patio abierto al cielo, con desagües debajo de los pisos para canalizar el agua fluvial al exterior del complejo. Los familiares, además, fueron enterrados en tumbas debajo del suelo de las casas, a menudo con ofrendas funerarias "ricas y elaboradas". En el transcurso de la investigación, el equipo arqueológico desenterró más estructuras similares a Zacuala, la descubierta por Séjourné.

placeholder El mural de 'El Jaguar Rojo', encontrado en las ruinas de Teotihuacán. (iStock)
El mural de 'El Jaguar Rojo', encontrado en las ruinas de Teotihuacán. (iStock)

"Aparentemente, estas viviendas lujosas no estaban reservadas para la élite, sino que albergaban a miles de residentes", escribe Michael Smith en 'HuffPost México'. "Una vivienda familiar estándar de Teotihuacán tenía más de 200 metros cuadrados (el tamaño aproximado de una pista de tenis) en un complejo de más de 2.000 metros cuadrados. Casi todos en Tihuacán vivían en lo que ahora podría parecer un palacio". Con todo ello, Teotihuacán seguramente "pudo haber tenido los residentes más prósperos de cualquier ciudad del mundo antiguo", resalta Smith. "Esto contradice el estereotipo común de que los pueblos primitivos estaban empobrecidos".

Para poner a prueba todas estas teorías de una forma lógica y matemática, existe un método ideado por un grupo de especialistas para ponderar la riqueza de las familias tras medir el tamaño de sus casas. Luego, se aplica el índice de Gini, un indicador que mide la concentración de la riqueza entre una población determinada, además de calcular el nivel de desigualdad y compararlo con otras ciudades y asentamientos del pasado.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Si un valor de Gini de 1.0 indica que un solo hogar controla toda la riqueza, el 0 significa que el capital se distribuye por igual en todas las familias. En la actualidad, la desigualdad es muy alta en naciones occidentales, tales como México (0,75) o Estados Unidos (0,80). Si nos vamos a civilizaciones del Viejo Mundo, como la romana o la egipcia, nos ofrecen un resultado de un 0.6. Las ciudades aztecas están en el rango de 0.3 y 0.4, pero el resultado de Teotihuacán es inusual y asombroso: 0.12. "Asumí que había cometido un error y pedí que el trabajo se volviera a revisar", comenta Smith. "¿Cómo podría una gran ciudad llena de pirámides y edificios de piedra ser tan igualitaria?"

La riqueza generada por el comercio se invertía en la construcción de viviendas para la población. ¿La primera ciudad socialista de la historia?

Sin embargo, no hubo ningún tipo de fallo y el valor era correcto. "La riqueza en Teotihuacán se distribuía de manera uniforme entre toda la población", asevera el arqueólogo. "Aunque había casas más grandes y elegantes que las demás, y también algunas chozas, más del 90% de la población de la ciudad vivía en esos 'palacios' instalados en los complejos urbanísticos".

Este hallazgo resulta importantísimo para la historia de las civilizaciones antiguas y las ciencias antropológicas de la época precolonial. "¿Cómo lo lograron los teotihuacanos?¿Podemos extraer lecciones hoy en día para nuestras ciudades?", se pregunta Smith. "Aún no podemos sacar conclusiones definitivas, pero es posible que la riqueza generada por el comercio se extendiera por una población que suprimía las distinciones entre clases sociales, y que todo ese dinero era suministrado a la población para construir espaciosas viviendas a sus residentes", concluye. Ante todo este aluvión de hallazgos y descubrimientos cabe preguntarse: ¿Estamos ante la primera ciudad socialista de la historia?

La ciudad de Teotihuacán, todo un tesoro arqueológico, floreció en el valle de México en los inicios de la era cristiana como centro de culto de toda la cuenca del Anáhuac. Sus orígenes todavía son objeto de discusión entre especialistas, aunque su apogeo está fechado entre los siglos III y VII después de Cristo. Su relevancia histórica se debe a que en ella se concentraban los grandes valores de la sociedad mesoamericana de su tiempo: religión, política y comercio. El territorio que tan solo comprende 21 kilómetros cuadrados contrasta con su gran número de habitantes, alrededor de 25.000 en su época de esplendor (de los 100.000 que se calcula que había en toda la cuenca mexicana), lo que la convirtió en una de las ciudades más densamente pobladas del mundo antiguo y el mayor centro urbano de todas las Américas.

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