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El lugar secreto en el que se reúnen los jóvenes de la élite
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El lugar secreto en el que se reúnen los jóvenes de la élite

Los nuevos ricos ya no se esfuerzan en impresionar con todas sus posesiones. Han sustituido los yates por conversaciones sobre ecología y espiritualidad

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Los multimillonarios de la actualidad han matado a sus padres. Cuando hace años ser rico implicaba hacer ostentación de múltiples bienes de lujo adquiridos, desde superyates a autos deportivos, ahora se basa en hablar sobre espiritualidad, conexión con la naturaleza y propósitos vitales. Tal exageración puede resultar banal y ajena a la realidad, pero está muy de moda entre la nueva generación de millonarios del sector de la tecnología, que parecen dispuestos a distanciarse del exceso egoísta y frívolo de sus predecesores trajeados, los yuppies de los 80, afincados en las grandes avenidas de Wall Street.

“El objetivo siempre será el mismo. Ser un faro de luz e inspiración en el mundo”, afirma Eliott Bisnow, cofundador de Bisnow Media, un medio multiplataforma que da cobertura a temas sobre propiedades e inmuebles, tecnología o negocios. Él, junto con otros cuatro empresarios han convertido una remota comunidad de Utah en un crisol de “ideología generacional, innovación y emprendimiento” en la que reunir a todos los popes del mundo tecnológico y a los jefes más jóvenes de corporaciones de éxito.

Unas charlas 'a precio de ganga'

El audaz proyecto inmobiliario, bautizado 'Powder Mountain', se está convirtiendo en La Meca de los miembros de la élite global con mentalidad cien por cien altruista. Bisnow y los suyos, todos empresarios de 30 años, idearon el plan después de pasar años dirigiendo 'Summit', una reunión exclusiva descrita como “el Davos de la generación millenial".

placeholder La vista nevada desde Powder Mountain.
La vista nevada desde Powder Mountain.

Los solicitantes a las jornadas 'Summit' son evaluados y entrevistados para garantizar que están al nivel frente de lo que van a hablar, de tal forma que se presenta como un festival de ideas entretenidas con trasfondo, comparable a las famosas TED Talks o el popular encuentro anual Burning Man. Entre sus oradores destacan distinguidas personalidades como Quentin Tarantino, Jane Fonda o el líder de Amazon, Jeff Bezos. Los invitados pagan entre 3.000 y 8.000 dólares (de 2.500 a 6.500 euros) por acceder a eventos emblemáticos de tres días de duración en cualquier parte, desde playas mexicanas hasta cruceros por el Caribe.

Preguntar a qué te dedicas está prohibido. La alternativa socialmente aceptable sería: "¿Cuál es tu pasión?"

Después de haber persuadido a los ricos para que paguen por unirse a estas escapadas, los cinco fundadores convencieron a sus amigos de que les ayudaran para comprar una montaña completa en el estado de Utah, en un entorno natural inigualable. 'Summit' no duda en mostrar su orgullo por su “contenido progresista”, con conversaciones sobre el calentamiento global, la desigualdad, las divisiones raciales o la guerra en Siria. Al margen de toda su bravuconería intelectual, lo que más atrae del 'Summit' siempre es su facultad recreativa: la comida es proporcionada por chefs con estrellas Michelín y las noches están amenizadas por los mejores músicos del planeta.

placeholder Elliot Bisnow en una foto de perfil de su página web. (http://www.elliottbisnow.com/)
Elliot Bisnow en una foto de perfil de su página web. (http://www.elliottbisnow.com/)

Las reuniones también son oportunidades para establecer relaciones notoriamente fructíferas. También hay reglas sociales no escritas, como por ejemplo preguntar a alguien a qué se dedica. La alternativa socialmente aceptable sería “¿Cuál es tu pasión?”. Las tarjetas de visita tampoco son bienvenidas. El periodista Paul Lewis ha pasado un fin de semana con todos ellos en la recién estrenada Powder Mountain (que ha venido a sustituir a la 'Summit' para quedarse). Hay programadas tres charlas, cada una de ellas de 60 minutos, y el resto del tiempo lo dedican a esquiar, caminar con raquetas de nieve, comer, beber, relajarse en largas sesiones de yoga o spa, o el que seguro es el plato principal del placer millonario: salir de fiesta en una piscina llena de jacuzzis.

“Después de cenar, me encuentro con un banquero de inversiones, dos capitalistas de riesgo, un famoso presentador de televisión, un entrenador sexual, un comerciante de cannabis, un hombre que afirma haber desarrollado un nuevo método para preparar café y el jefe de lucha contra el terrorismo de Facebook”, describe Paul Lewis en un artículo para 'The Guardian'. “La mayoría de ellos son tipos extrovertidos, pero ninguno de ellos parece fuera de lo común”. Hasta que aparece Kiko Donthcev, un ingeniero de SpaceX obsesionado por la búsqueda de vida extraterrestre y que no deja de explicar por qué su jefe, Elon Musk, quiere hallar “vida interplanetaria”.

“La tierra es el único lugar que tenemos por el momento, así que si queremos garantizar la existencia de la raza humana más allá de los próximos 100 o 200 años, es realmente importante para nosotros convertirnos en una especie multiplanetaria”, señala Dontchev.

Los orígenes de 'Montaña Polvo'

La historia de cómo Bisnow y sus amigos (Jeff Rosenthal, Brett Leve, Ryan Begelman y Jeremy Schwartz) se las arreglaron para construir su retiro en la montaña de Utah se ha convertido en una especie de leyenda. Comenzó en 2008, cuando Bisnow invitó a algunos empresarios a los que admiraba a ir de viaje con todos los gastos pagados a la región. Bisnow asumió el coste total de la reunión de 19 personas influyentes usando solo su tarjeta de crédito y más tarde repitió el truco con otro encuentro en México. Pronto, el grupo formó una especie de “sociedad de ayuda mutua” para hombres de negocios jóvenes y conectados, que en los primeros días incluyó a los cofundadores de Twitter y Facebook, o a la mismísima Ivanka Trump.

Me he pasado la vida recorriendo el mundo como un ignorante, sin reflexionar ni estar presente, como el capitalista prototípico

Así es como Bisnow y sus colegas acabaron organizando docenas de eventos a puerta cerrada dedicados a crear un “impacto positivo”. Durante años, el equipo trabajó de forma remota desde Ámsterdam, Tel Aviv, Nueva York, Miami y Barcelona. Combinaron el trabajo con su afición por el snowboard de montaña y las tardes de surf en Nicaragua. Pero a finales de 2011, los amigos se acercaban a los 30 y sus ganas de viajar y conocer mundo menguaron. Vivían y trabajaban en una mansión en Malibú y, según recuerda Rosenthal, organizaban “cenas increíbles que se hicieron culturalmente significativas en Los Ángeles del momento”.

Fue en esta época cuando oyeron que una montaña en Utah estaba a la venta e idearon un plan para transformar su considerable capital social en adquirir el espacio con vistas a edificar. El plan se constituyó meses después, tras una reunión en Lake Tahoe. Contrataron un Boeing 737 y volaron los 75 empresarios más ricos del norte de California hasta allí. Cuando llegaron, encendieron una hoguera en la nieve y desarrollaron su proyecto.

placeholder Una vista de las pistas de esquí nocturno de Powder Mountain.
Una vista de las pistas de esquí nocturno de Powder Mountain.

Cada inversor que los ayudara a comprar la montaña recibiría una parcela de tierra, y si el plan funcionaba, les prometieron devolverles el dinero en el futuro. Finalmente, la montaña fue comprada por un total de 40 millones de dólares (32 millones y medio de euros) en el año 2013. Para disgusto de los lugareños, las máquinas perforaron pozos en las profundidades de las montañas en busca de agua. Algún día se estima que habrá 500 hogares y todo un pueblo con cafeterías, bares de juego, restaurantes, un estudio de sonido y un hotel de cinco estrellas.

La élite y su desconexión social

Los cinco fundadores de Summit se describen a sí mismos como socios iguales, pero Bisnow es el eje sobre el que pivota el resto. “Me he pasado la vida recorriendo el mundo como un ignorante, sin reflexionar, sin estar presente. Sin escuchar ni aprender. No me importaba el entorno, solo me preocupaba por mí y mi éxito. Como el capitalista prototípico”, expresa, cargado de remordimientos por su vida anterior. “Todavía estoy evolucionando. He estado meditando, leyendo, aprendiendo sobre ecología y agricultura sostenible”.

Pero, lejos de la altruista imagen de su ciudad para élites ricas, bien podría ser percibido como un espacio peligrosamente exclusivo y fuera de la realidad social. “No se trata de una comunidad exclusiva”, afirma a la vez que reflexiona sobre el significado de la palabra. “Es una de esas palabras como 'lujo' o 'utopía', está demasiado inflada. Tal vez haya un retiro de yoga para personas realmente excelentes en el yoga. ¿Eso significa que sería exclusivo?”.

No es bueno que se formen burbujas en el mundo. A medida que tienes éxito, pierdes la conexión

A pesar de todo, insiste en su esfuerzo por forjar conexiones auténticas con personas de todos los ámbitos de la vida. Por ejemplo, los camareros o los conductores de Über. “Cuando empiezas a relacionarte con estas personas te das cuenta de su gran humanidad y de lo increíbles que son”, subraya. En el caso de los conductores, habla con ellos durante los viajes y escucha sus historias, pero cuando se le pregunta cuántos de ellos han sido invitados al Summit, él rehúye la respuesta.

“No es bueno cuando el mundo forma burbujas y pierde conexiones”, concluye. “Pero siento que desafortunadamente ha sido una gran parte de la historia del mundo. A medida que consigues éxito, compras una casa y te quedas en tu espacio personal con tus amigos ricos. Creo que es claramente la razón de por qué estamos aquí haciendo esto”.

Los multimillonarios de la actualidad han matado a sus padres. Cuando hace años ser rico implicaba hacer ostentación de múltiples bienes de lujo adquiridos, desde superyates a autos deportivos, ahora se basa en hablar sobre espiritualidad, conexión con la naturaleza y propósitos vitales. Tal exageración puede resultar banal y ajena a la realidad, pero está muy de moda entre la nueva generación de millonarios del sector de la tecnología, que parecen dispuestos a distanciarse del exceso egoísta y frívolo de sus predecesores trajeados, los yuppies de los 80, afincados en las grandes avenidas de Wall Street.

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