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Así somos de verdad los españoles, según las guías de los guiris
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ESPAÑA EN EL ESPEJO

Así somos de verdad los españoles, según las guías de los guiris

Nos sumergimos en las observaciones que los extranjeros hacen sobre nuestro carácter para descubrir cuál es la imagen que proyectamos fuera. ¿Eres un verdadero 'spaniard'?

Foto: Muy español y mucho español. (iStock)
Muy español y mucho español. (iStock)

Si uno ha decidido viajar a Francia el próximo verano y ha consultado alguna de las miles de guías que inundan las librerías, quizá se haya llevado una decepción al ver que los franceses no pasan sus noches comiendo queso y bebiendo vino en la calle mientas debaten sobre Michel Foucault. Muy probablemente, sus hábitos no sean tan lejanos a los nuestros. Sin embargo, la imagen que las guías dan sobre determinado país (por ejemplo, el nuestro propio) puede ser muy reveladora, no tanto de los tópicos que siguen manteniéndose… sino, sobre todo, para descubrir un lado desconocido de nuestra realidad que quizá no habíamos tenido en cuenta.

En otras palabras, ya sabíamos que los españoles no nos caracterizamos precisamente por nuestra puntualidad o discreción, pero tampoco era tan previsible que prácticamente todas y cada una de las guías sobre nuestro país se quejen de lo lentos que somos, especialmente a la hora de atender a los clientes en un bar. Así que hemos buceado en un puñado de estas guías para extraer, entre decenas y decenas de tópicos, algunas de las opiniones más peculiares que los visitantes tienen sobre nosotros… Y que pueden servir de guía alternativa de comportamiento para integrarnos en la plena españolidad.

Solo verás a un español corriendo para coger un tren al que no puede llegar

Sé un mirón

Al parecer, los españoles somos excepcionalmente indiscretos a la hora de mirar a los demás. “Si te miran, no es porque tengas algo ente los dientes o piensen que tu camiseta es fea”, explica el matrimonio Jones en una página apropiadamente llamada 'Traveling with the Jones'. “Es una cosa cultural, así que acostúmbrate a ella… ¡y si quieres, mírales tú a ellos!” No son los únicos a los que les parece que se nos suele ir la mano con nuestras miradas indiscretas, ya sea en un pueblo o en plena Puerta del Sol. En una página llamada 'World Nomads' que recoge recomendaciones para mujeres que viajan solas, recuerdan que si alguien te mantiene la mirada, no le des más vueltas. Los españoles somos así, y no está ligando contigo ni buscando pelea.

Aguántate: los españoles no cambian

La lentitud española parece ser proverbial allende nuestras fronteras, y aunque para nosotros no sea sorprendente sí que da pie a algunas de las mejores frases que las guías tienen reservadas para nosotros. “En una cultura donde la gente se puede acodar en la barra de un restaurante durante horas alrededor de una cerveza, los camareros demasiado atentos pueden ser vistos como avasalladores”, recuerdan en 'Restless Fork'. “A veces tienes que currártelo para conseguir tu comida o tus bebidas”. Es habitual que en las guías te recomienden relajarte y dejarte tus prisas en la puerta: “Una copa en el bar puede transformarse fácilmente en ver el sol salir sobre el Mediterráneo” (¿querían tópicos?).

“España es lenta”, recuerdan en 'Las morenas de España', una página dedicada a las expatriadas negras en nuestro país. “Es decir, cuando llegas, tienes que calmarte un poco. Caminan lento. Comen lento. Su burocracia es más intrincada y azarosa, y lenta. Todo es más lento. La única vez que verás a un español corriendo es para coger un tren al que saben que no van a llegar (o durante los sanfermines). Es un extraño fenómeno, como si esos entre dos y cinco segundos de trote sirviesen para cubrir una distancia de 70 metros”, señalan. Desde luego, nos tienen bien calados.

placeholder La única vez que vas a ver a un español corriendo. Añadimos: y a un francés. (iStock)
La única vez que vas a ver a un español corriendo. Añadimos: y a un francés. (iStock)

En resumidas cuentas, como aconsejan en 'Euro Cheapo', “no pierdas el tiempo enfadándote por cosas que no puedes cambiar”. El consejo más común es “si no puedes con el enemigo, únete a él”. El enemigo, por cierto, somos los españoles.

Aprende catalán y euskera

Nuestros amigos los turistas han superado los conflictos idiomáticos de nuestro país siguiendo un principio de sentido común del que podríamos aprender mucho: allá donde fueres haz lo que vieres. Así que, si visitas Cataluña, intenta aprender unas palabras de catalán y si haces lo propio con el País Vasco, lo mismo con el euskera, aunque pueda parecer ininteligible. “Sé educado e intenta hablar algo en su propia lengua”, recomienda la página 'Spanish Trails'. “Por favor, emplea un poco de tu tiempo en aprender lo básico; si lo haces, ganarás amigos para toda la vida”. ¡Ah, si todo fuese tan fácil!

Quéjate todo el rato

¿Quiere integrarse rápidamente en la sociedad española, o tiene que comenzar una conversación con alguien y no sabe muy bien cómo? El truco es sencillo: quéjate. Por ejemplo, del tiempo, o de los atascos, o de lo mucho que ha tardado el transporte, o de lo fría que está la cena y lo caliente que está la bebida. Una vez más, no podemos quitarles la razón a 'Las morenas de España'. “El 75% de conversaciones con extranjeros comienza con una queja”, explican. Así es, pero ¿de qué se supone que deberíamos hablar si no? ¿Del buen día que hace? ¿De lo sabrosa que estaba la paella? ¿De la corrida de toros de esta tarde? ¿De nuestras sevillanas favoritas?

Lleva comida encima o morirás de hambre

Las quejas sobre los “bizarros” horarios españoles son habituales, pero lo de algunos es exagerado. Es el caso de Meg Biram, una 'influencer' que después de visitar España recomendaba a futuros viajeros llevar siempre algo de comida encima por lo que pueda pasar. “Pasamos la mitad del tiempo muertos de hambre y no había muchas cosas abiertas, así que recomiendo llevar unas cuantas nueces o barritas de muesli encima para tener algo a mano cuando estés desesperado”, recomienda. Cualquiera diría que visitó un pequeño pueblo despoblado en mitad de Aragón; pero no, al parecer sus destinos fueron Madrid y Barcelona.

Cuando toman nota de tu comida, también te preguntan si quieres otra bebida, aunque te acaben de poner la primera

Pídete dos cervezas en lugar de una

Otro consejo 'made in' Biram: los camareros son tan lentos que no harías mal pidiendo, de entrada, un par de consumiciones, porque para cuando quieras la segunda hará ya un buen rato que has terminado la primera. De todas formas, no sabemos muy bien dónde habrá caído esta buena mujer: “Una cosa que no me di cuenta hasta varios días después es que cuando toman nota de tu comida, también te preguntan si quieres otra bebida, aunque te acaben de poner la primera”. En otras palabras, pide cuando puedas o estarás condenado a la sed eterna. Todo hay que decirlo, es probable que diese con un bar muy raro o unos empleados muy torpes: “Durante la mitad del tiempo, el camarero se olvida de traerte la comida y desaparecer”.

Los españoles solo te quieren por la pasta

Nuestros camareros y dependientes no tienen muy buena fama entre los visitantes, aunque muchos artículos concedan en que muy probablemente se deba a sus malas condiciones laborales. “Las personas que trabajan en la industria hostelera no son gente feliz y simpática que sonría y salude a todos los clientes como si fuesen un amigo de toda la vida”, recuerda una entrada en 'Restless Fork'. “Algunos dirían que son maleducados. Otros que son sinceros”. La conclusión es que si un camarero te sonríe, lo más probable es que “estén fingiendo para conseguir más propina”. La eficiencia es el factor diferencial, entendida como ganar más con menos esfuerzo.

Las tapas son raciones

Una triste realidad en la que muchos visitantes suelen reparar una vez han llegado a España. No, nadie da duros a peseta, por lo que salvo en regiones muy concretas o bares muy selectos, no te van a poner un plato de calamares y otro de jamón por una triste caña. “Vas a tener que buscar en la sección de 'raciones' en el menú para encontrar cosas como patatas bravas, morcilla, gambas, albóndigas o pimientos de padrón”, lamenta un decepcionado visitante en 'Totally Spain Travel'.

Ni paella ni sangría: mejor arroz o calimocho

Es una de las recomendaciones que aparecen en 'Land Lopers' como alternativa a los platos más conocidos. Así, debemos decantarnos por distintas clases de arroces (como el arroz con pollo) en lugar de la paella, el calimocho (sic) en lugar de la sangría o el salmorejo en lugar del gazpacho. La lógica, aunque pueda parecer chocante, es razonable. Los autores defienden que es bastante menos probable que uno caiga en una trampa para turistas con alguna de las elecciones alternativas, que además, son variantes locales menos tópicas.

placeholder Mejor arroz con cosas que paella. (iStock)
Mejor arroz con cosas que paella. (iStock)

Habla de tu sueldo

No sabemos exactamente en qué contexto los turistas pueden haber llegado a hablar de sus ingresos con los locales, pero es una observación relativamente habitual. Al parecer, no tenemos ningún reparo en hablar de lo que ganamos… especialmente si es relativamente alto. A nuestros viejos amigos los Jones también parece molestarles, ya que recuerdan que los españoles son “tan abiertos que te miran fijamente y hablan de sus finanzas personales”.

Cuidado con el temita

No suele ser uno de los consejos más frecuentes, pero a menudo alguno de estos artículos recomienda que hay determinados temas de los que no deberías hablar. Uno de ellos es 'The Local', que lista una serie de temas que es mejor sortear: “El nacionalismo catalán, el republicanismo español entendido como acabar con la monarquía, la política, Franco o el racismo español”. Así que se recomienda encarecidamente a los visitantes no dar su probablemente poco informada opinión y, en todo caso, preguntar en lugar de afirmar.

No hables inglés, no te entenderán

Es un lugar común que aparece en todas las guías sobre nuestro país. Sin embargo, hemos querido rescatarlo porque da pie a una buena pregunta: ¿cómo es posible que no sepamos hablar inglés en un país en el que todos los currículos presentan un nivel mínimo de B2 y en el que todas las ofertas de trabajo exigen un conocimiento alto de este idioma? Los misterios del teatrillo del mundo laboral.

No debes calzar deportivas si no quieren que piensen que eres americano (¿ein?) y es preferible llevar “sandalias o náuticos” siempre con calcetines

Prohibiciones extrañas

La página 'Travel Taboo', como su nombre indica, se dedica a aleccionar a los viajeros sobre todo aquello que deben o no deben hacer. En el caso de España, podemos encontrar un puñado de recomendaciones llamativas: no comas con las manos, “ni siquiera fruta”; no te emborraches y no vuelvas a casa solo por las noches; no subas cuestas cuando hace calor (es razonable, pero no se nos habría ocurrido meterlo en una guía); no vuelvas a casa andando si el metro está cerrado y los autobuses no funcionan; y, llamativamente, “no vayas a Starbucks porque el café en otros lugares es mejor y más barato” (los autores no parecen tener problema con otras cadenas).

Alarmismo nocturno

Los hurtos, las agresiones y los atracos no son para tomárselo a risa, pero en algunos casos pueden parecer un tanto exageradas. La célebre guía de Lonely Planet, por ejemplo, recuerda a las mujeres que no se alejen en hoteles cuyo personal sea exclusivamente masculino, un dato probablemente difícil de conocer antes de llegar. La mayoría se centra razonablemente en los carteristas en el centro de las grandes ciudades. Sin embargo, algunos llegan a alertar sobre las “drogas de violación”, así que mejor prestar siempre atención a tu copa por lo que pueda pasar. A eso y a las “generosas raciones” de los camareros dispensadores de alcohol, que hacen fácil que se te vaya el alcohol de las manos.

Vístete como un español

Hemos querido dejar para el final las recomendaciones de vestimenta de la página 'Go Abroad', quizá porque no sabemos muy bien con qué clase de españoles se han topado. Según el equipo de la página, no debes llevar deportivas si no quieren que piensen que eres americano (¿ein?) y que es preferible llevar “sandalias o náuticos” siempre con calcetines; algo de cuero (“es muy popular en España, así que cómprate una chaqueta cuando llegues”); no lleves ropa con logos ni camisetas con mensajes (mejor decantarte por un polo o una camisa de color plano); por supuesto, nada de pantalones cortos; y, si eres mujer, “la gente va a arrugar el ceño ante una minifalda o una camiseta de tirantes”. No, nosotros tampoco entendemos nada, salvo que en este caso “España” sea un sinónimo de “La Moraleja”.

Si uno ha decidido viajar a Francia el próximo verano y ha consultado alguna de las miles de guías que inundan las librerías, quizá se haya llevado una decepción al ver que los franceses no pasan sus noches comiendo queso y bebiendo vino en la calle mientas debaten sobre Michel Foucault. Muy probablemente, sus hábitos no sean tan lejanos a los nuestros. Sin embargo, la imagen que las guías dan sobre determinado país (por ejemplo, el nuestro propio) puede ser muy reveladora, no tanto de los tópicos que siguen manteniéndose… sino, sobre todo, para descubrir un lado desconocido de nuestra realidad que quizá no habíamos tenido en cuenta.

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