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"Cómo gané 200.000 dólares con 16 años"
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NIÑO PRODIGIO DE LA TECNOLOGÍA

"Cómo gané 200.000 dólares con 16 años"

Rodney Geinous convirtió su mayor afición en un trabajo muy bien remunerado al que dedicaba muchísimas horas en vez de estudiar

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La irrupción de Internet en la vida cotidiana ha funcionado como lanzadera de talentos de la que personas entusiastas de la tecnología y la informática se aprovecharon para tener éxito. Las leyendas del emprendimiento joven se han expandido desde el paleolítico digital hasta hoy, como mito moderno. Unos inicios modestos, unas personas ilusionadas por el software y el mejor sitio para dar con un producto informático que revolucione el mundo: los garajes. ¿Qué tienen en común grandes empresas como Apple, Google, Microsoft o Amazon? Ese espacio del hogar para almacenar los trastos que ya no sirven o resguardar al automóvil del frío.

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Foto de perfil de Rodney Gainous Jr. en LinkedIn

No sabemos si Rodney Gainous Jr. adecentó el garaje de su casa con el objetivo de revolucionar el mundo digital y hacerse rico, pero todo apunta a que lo hizo dentro de su habitación, mientras perdía el tiempo divirtiéndose con juegos de rol online porque estudiar le daba una pereza sobrehumana. Con solo trece años ya fue capaz de crear su primer software sin asistir a cursos de informática ni poseer ningún título oficial. Solo tres meses de experiencia de codificación autodidacta le sirvieron para aprender el lenguaje de programación Java. Desde entonces, no ha parado de programar, tanto por su cuenta como para otras compañías digitales de gran poder y relevancia como Twitter. Así, a sus dieciséis años, llegó a amasar 200.000 dólares en ingresos brutos. A continuación viene la historia de un niño prodigio que llegó a competir con los grandes programadores con tan solo 16 años de edad. O al menos eso es lo que cuenta en 'Medium'.

De un mundo fantástico a la codificación digital

Todo comenzó cuando se enganchó a los videojuegos. Como cualquier chico de su edad, gastaba la mayor parte del tiempo en juegos bélicos como Call of Duty, Gears of War o Runescape. Este último fue, según él, “el más adictivo”. Su grupo de amigos dejó atrás el sitio de recreo en el que habían crecido, es decir, la calle, y ya cada uno en su habitación, quedaban por las noches para jugar en línea. Runescape es un popular videojuego multijugador online comercializado por la empresa británica Jagex en lenguaje Java que tiene lugar en un mundo fantástico llamado Gielinor dividido en varios reinos, regiones y ciudades.

“Después de tener que esperar varias veces a que el juego cargara, mi interés por Java despertó, y esto fue lo que me llevó a aprender a desarrollar software. Con cada búsqueda en Google, me di cuenta de que si sabía cómo escribir código, podría crear mi propio software. Esto solo fue el comienzo, y durante el mes siguiente mi interés creció, hasta que encontré un libro online llamado 'Teach Yourself Java in 21 Days' que me fascinó”.

Por aquel entonces, seguía siendo un ávido jugador, pero ahora también tenía un nuevo hobby: el código de Java. “Después de llegar de clase hacía los deberes, jugaba y escribía código toda la noche. No me llevó mucho tiempo poner en práctica mis nuevas habilidades como programador”, señala Rodney. En esos momentos, comenzó a aflorar en él una gran sensación de poder al saber hacer algo que las personas de su entorno desconocían por completo. Esa misma sensación fue la que le impulsó a continuar con su aprendizaje y a perfeccionar su destreza en el código.

Los meses pasaron y pronto, Runescape se le quedó pequeño. Por esta razón, empezó a pensar trucos. “Para mi sorpresa, había muchos 'bots' y 'scripts' que podías ejecutar las 24 horas del día, los siete días de la semana para que jugaran automáticamente por ti. Esto me fascinó. Probé con cada 'bot' que encontraba, pero descubrí que la mayoría eran basura”, asegura. Más tarde, tropezaría con una comunidad que podía ejecutar guiones de programación personalizados y 'bots' de forma totalmente gratuita: “Me uní al foro sin saber que después de un par de meses, mi vida entera cambiaría”.

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Foto: iStock.

En el transcurso de un mes, fue capaz de desarrollar al menos 20 secuencias de comandos: los robots cortaban leña, luchaban contra monstruos y hacían todo tipo de misiones. “Era increíble lo que estos robots podían hacer automáticamente sin tu supervisión”, asegura Rodney. Pero poco después de implementar esos trucos, su cuenta en el juego fue prohibida por razones desconocidas. Fue un duro palo para el joven, quien afirma “haber llorado” porque la cuenta en la que había depositado tantas horas de su vida ya no existía. Escribió a la empresa fundadora del juego con la intención de saber qué había pasado, pero no obtuvo ninguna respuesta.

Su expulsión del juego le dejó abatido. “¿Cómo pasaría el tiempo?", afirma. "Hubo muchas preguntas y ninguna respuesta. Al final, decidí crear una cuenta nueva y usar los trucos aprendidos para subir de nivel hasta llegar a las estadísticas de la otra cuenta”. Pero para alcanzar el punto donde lo dejó, debía aumentar el índice de batallas ganadas y la comunidad del juego no tenía muchos 'bots' disponibles que lucharan automáticamente. “Me di cuenta que aplicando algunas modificaciones podía hacer un robot que luchara contra cualquier monstruo en el juego”. Es así como, con sus habilidades de programación y algo de creatividad, creó su propio robot personalizado y lo llamó GenericFighter.

Mi vida consistía en ir a la escuela, hacer los deberes y pegarme un atracón de código por las noches

Cualquier monstruo caía abatido ante GenericFighter y pronto se popularizó entre los foros de jugadores, por lo que sus estadísticas aumentaron. Sus compañeros online le felicitaron y recibió multitud de elogios. Eso hizo que se volviera un adicto a la programación y que surgiera en él la necesidad de crear un producto que a los usuarios les encantara.

Después de unos meses, Rodney ya casi no jugaba y la mayor parte del tiempo lo dedicaba a desarrollar el 'bot'. Su ilusión por programar se hizo tan fuerte que los fundadores de Runescape se interesaron por él. Estaban creando un mercado premium de robots para el juego y no tardaron nada en proponerle formar parte del proyecto. De ese modo, se asoció con el propietario de RSBots.net para ofrecer un robot superdesarrollado llamado AutoFighter Pro.

Así comenzó a entrar dinero sin parar en sus cuentas bancarias. AutoFighter Pro salió a la venta por 12,99 dólares y en solo cinco meses consiguió 30.000 compradores. Aunque las ganancias estaban repartidas entre autores, comerciantes y fundadores del juego, el chico de tan solo 16 años consiguió amansar una auténtica fortuna. “Los fundadores invitaron a más autores y comerciantes a vender sus 'bots'”, comenta. El grupo que antes estaba muy unido se hizo más grande y extremadamente competitivo.

“Mi vida consistía en un día en la escuela, una hora de deberes y toda una noche de atracón de código. Hasta cierto punto, afectó a mi rendimiento escolar”, afirma Rodney. La codificación se convirtió en su prioridad y dedicó todo su tiempo a su AutoFighter Pro. Era tan avanzado que el 'bot' podía luchar contra múltiples monstruos de forma simultánea, curarse automáticamente y responder de manera instantánea a jugadores humanos reales. Pero esto no continuó para siempre.

He sido bendecido por tener la oportunidad de hacer de mi pasatiempo favorito de la infancia una profesión

Tras un año vendiendo 'scripts', los fundadores de Runescape recibieron una demanda judicial que más tarde perdieron. Esto llevó al cierre de los sitios donde se vendían robots premium y todos sus foros. Fue entonces cuando decidió contárselo a su madre. Fue la primera persona en enterarse de su doble vida, lo que la dejó perpleja y preocupada. “No entendía exactamente qué estaba haciendo, cómo lo hice y por qué la gente pagaba por ello”, afirma el joven programador. Su padre tuvo la misma reacción, pero lejos de enfadarse, se alegraron por él y le apoyaron.

En este punto, seguramente el lector se preguntará: ¿qué hizo un chaval de 17 años con tanto dinero? “Ayudé a eliminar las deudas familiares, llevé a mi familia a Disney World y el resto lo invertí en mí mismo. Era la época de recesión económica en Estados Unidos y puedo decir que mi fortuna ayudó a amortiguar el golpe”, declara.

Al poco tiempo, Rodney dejó de trabajar en robots e invirtió su tiempo en aprender el desarrollo de Android. En febrero de 2012 lanzó una aplicación para Twitter que rastrea quién te ha dejado de seguir llamada Follow y en solo unos meses alcanzó las 20.000 descargas. Más tarde, diseñó la app Runn, un servicio de entrega de productos informáticos bajo demanda dirigido a Universidades. Actualmente, vive en Santa Monica trabajando en SafePGP, una herramienta de criptografía.

“He sido bendecido por tener la oportunidad de hacer de mi pasatiempo favorito de la infancia una profesión, y no me podría imaginar estar en otro sitio”, expresa feliz Rodney.

La irrupción de Internet en la vida cotidiana ha funcionado como lanzadera de talentos de la que personas entusiastas de la tecnología y la informática se aprovecharon para tener éxito. Las leyendas del emprendimiento joven se han expandido desde el paleolítico digital hasta hoy, como mito moderno. Unos inicios modestos, unas personas ilusionadas por el software y el mejor sitio para dar con un producto informático que revolucione el mundo: los garajes. ¿Qué tienen en común grandes empresas como Apple, Google, Microsoft o Amazon? Ese espacio del hogar para almacenar los trastos que ya no sirven o resguardar al automóvil del frío.

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