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Son los europeos más rudos. Y España debería aprender mucho de ellos
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Son los europeos más rudos. Y España debería aprender mucho de ellos

Ben Coates, autor de 'Por qué los holandeses son diferentes', rastrea el origen de su franqueza y asegura que aunque a veces parecen groseros, no suele ser su intención

Foto: Una conversación (como siempre, muy directa) al sol de Ámsterdam. (Reuters)
Una conversación (como siempre, muy directa) al sol de Ámsterdam. (Reuters)

Si alguna vez has visitado Países Bajos o conocido a algún holandés de paso por España, lo más probable es que te haya sorprendido lo directos que son. Quizá tu impresión sea en última instancia una profecía autocumplida (la idea de que el prejuicio es tan intenso que a la fuerza se cumple), pero puedes estar seguro de que no eres el primero ni serás el último en pensarlo, hasta tal punto que en ocasiones su franqueza se entiende como una actitud desagradable o grosera.

No es de extrañar que sea una de las primeras advertencias que los portales especializados dan a la gente que pronto se va a sumergir en la sociedad holandesa: “Por lo general, dicen las cosas tal y como son, no se andan con rodeos. Lo hacen de forma directa, tanto si se trata de una crítica a su compañero de trabajo, un comentario sobre el atuendo de su vecina o un simple 'no' cuando les piden un favor”, señala una web de consejos a expatriados. “Valoran la honestidad, es importante para ellos y aunque muchos de nosotros la interpretemos como un comportamiento grosero y nos lo tomemos a la tremenda, has de saber que no suele ser su intención”, añade.

La gente siente que tiene derecho a decir lo que quiera y como quiera. Y si a los demás no les gusta, la culpa es suya por ofenderse

Toda esta dinámica se entiende mejor con ejemplos. Como relata la periodista de 'BBC Travel' Olga Mecking, un camarero (en este caso, de Ámsterdam) no suele preguntar “qué te gustaría pedir” o “qué puede ofrecerte”, sino, más bien, “qué quieres”. En este sentido, Ben Coates, autor de 'Por qué los holandeses son diferentes', recuerda una situación en la que un amigo suyo le señaló inmediatamente que el nuevo peinado le quedaba fatal y explica que si realizas un comentario desafortunado en una reunión tus compañeros de trabajo no tendrán ningún reparo en hacer explícito el error. “En los Países Bajos la gente siente que tiene derecho a decir lo que quiera y a ser tan directa como quiera. Y si a los demás no les gusta, la culpa es suya por ofenderse”.

Más allá del estereotipo

Quizá la experiencia más reveladora que ha vivido Coates, un inglés afincado en Países Bajos, tuvo lugar en un supermercado. Allí se le cayó al suelo toda la compra y en cuestión de segundos estaba rodeado por nada menos que diez holandeses, todos con cientos de consejos sobre qué hacer pero sin predisposición alguna a ayudar. Tras ocho años en el país, entiende que no se debe a una falta de empatía: “A menos que yo pidiera específicamente que me echasen una mano, ellos valoraron que la ayuda no era necesaria”.

placeholder Podrás distinguir a los turistas de los locales según la franqueza de sus respuestas. (Reuters)
Podrás distinguir a los turistas de los locales según la franqueza de sus respuestas. (Reuters)

No obstante, según los investigadores, esta franqueza va más allá del estereotipo. Se puede incluso rastrear su origen y todo apunta a la prevalencia histórica (no actual) del calvinismo en la región. La entrada de esta variante del cristianismo en Países Bajos coincidió con la lucha de la independencia contra los españoles y el catolicismo. Desde entonces, asegura Eleonore Breukel, experta en la comunicación multicultural, “el calvinismo dictó la responsabilidad individual a través de la introspección, la honestidad total y la sobriedad”. Quizá la mejor prueba que demuestra el grado de influencia en la sociedad sea que existe una palabra específica -“bespreekbaarheid”- para mencionar esta peculiaridad tan holandesa.

Si eres una persona que siempre va al grano y dice las cosas tal y como son, te adaptarás bien a la vida en los Países Bajos

En este sentido, en las conversaciones no suele haber temas tabú. Si uno va a un restaurante, perfectamente puede escuchar al resto de comensales hablar sobre religión, el divorcio de sus padres, sus problemas médicos o incluso la prostitución, las drogas o la eutanasia. ¿De qué sirve ignorarlos? Sin embargo, en los ocho años que Coates ha vivido allí ha podido constatar que el mito no lo es tanto con una cuestión en particular: el dinero. “No se habla de salarios ni de pensiones. Tampoco de cualquier cosa que tenga que ver con el lujo (ni de lo hermosa que es nuestra casa o lo grande que es nuestro coche”. Un reparo que, si lo pensamos bien, concuerda con los valores calvinistas. Por esta razón, tampoco suelen hacer explícitas las diferencias sociales o de rango. Pese a que existen como en cualquier otro país, son una sociedad muy igualitarista en el comportamiento y el lenguaje.

Lo mejor que puedes hacer, coinciden las webs de expatriados, es conocer esto de antemano: “De la misma forma que tu personalidad ha sido moldeada por tu entorno, has de saber que los holandeses han crecido en un ambiente (y una historia) de franqueza y claridad en las palabras. Desde 'The UnTourist' se asegura que dependerá de dónde está tu zona de confort, por lo que vale la pena preguntarse si tu personalidad tiende a ser directa o más bien discreta. “Si eres una persona que siempre va al grano y dice las cosas como son, te adaptarás bien a los Países Bajos”, asegura nada menos que el blog del Foro Económico Mundial.

Si alguna vez has visitado Países Bajos o conocido a algún holandés de paso por España, lo más probable es que te haya sorprendido lo directos que son. Quizá tu impresión sea en última instancia una profecía autocumplida (la idea de que el prejuicio es tan intenso que a la fuerza se cumple), pero puedes estar seguro de que no eres el primero ni serás el último en pensarlo, hasta tal punto que en ocasiones su franqueza se entiende como una actitud desagradable o grosera.

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