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Mucho feminismo pero ¿quién friega? La carta de una mujer harta de ocuparse de todo
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SUS CONSECUENCIAS AFECTAN AL ÁMBITO LABORAL

Mucho feminismo pero ¿quién friega? La carta de una mujer harta de ocuparse de todo

La carta de una bloguera quejándose del reparto de las tareas domésticas refleja la realidad en España: las mujeres siguen encargándose del trabajo doméstico y tiene sus consecuencias

Foto: Las mujeres siendo siendo quienes se ocupan de las tareas domésticas (iStock)
Las mujeres siendo siendo quienes se ocupan de las tareas domésticas (iStock)

Constance Hall se ocupa de absolutamente todas las tareas de la casa. “Si quieres ayuda tienes que especificar… Pídelo. La gente necesita listas, no pueden leer la mente”, le aconsejó una amiga después de que ella se quejara de su situación. Y así lo hizo. La bloguera comenzó a decirle a su marido que hiciera tareas sencillas: “¿Puedes bajar la basura?” o “¿Puedes despertar a los niños? Estoy un poco cansada de haberlo hecho yo sola 329 años”. Y comenzó a recibir la ansiada ayuda, hasta que Hall decidió que no iba a ninguna parte.

“¿Sabéis que pasó en el momento en que dejé de pedirle ayuda? Nada”. Hall se dirigía a los lectores de su carta que ha corrido por las redes sociales en las últimas semanas. En Facebook se ha compartido más de 100.000 veces por personas que aplauden todas y cada una de sus palabras. “He llegado a la conclusión de que no es mi trabajo pedir ayuda, no es mi trabajo hacer listas. Ya tenemos suficientes quehaceres y enseñarle a alguien a ser considerado conmigo y mi carga de trabajo no es uno de ellos”.

La experiencia de Constance Hall no es una excepción. Su carta se ha hecho viral y ha llegado a cientos de miles de personas, pero su caso es una rutina habitual en la sociedad española. Según publicó el CIS en mayo del año pasado, cocinar, limpiar la casa, fregar los platos y hacer la compra son tareas que siguen reservadas para las mujeres. Solo un 24% de los hombres se reparten la limpieza de la casa y el 71% de las mujeres admiten ser ellas las que cocinan siempre o casi siempre. Con estos números, no es extraño otro dato que recoge el CIS: solo un 36% de las mujeres que conviven con sus parejas están completamente satisfechas con la convivencia en su hogar.

De cuidar sola a los hijos al techo de cristal

Esta desigualdad no se queda solo en el ámbito privado. Que en las mujeres siga cayendo la responsabilidad de fregar los platos o cuidar a los niños tiene su reflejo negativo en el mundo laboral. “La fuerte segmentación en la realización de las tareas del hogar tiene un efecto significativo sobre las tasas de fertilidad y otras brechas laborales”, analizaban los economistas José Ignacio Conde-Ruiz e Ignacio Marra para la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Según el estudio, publicado en 2016, este injusto reparto de las tareas domésticas es “muy preocupante” y puede relacionarse con las desigualdades de sueldo.

La distribución desigual de las tareas domésticas es uno de los factores más importantes detrás de la desigualdad laboral

"La distribución desigual de las tareas domésticas es uno de los factores más importantes que existen detrás de la desigualdad laboral de género", aseguraban. Remitían también a los techos de cristal: en 2015, las mujeres españolas solo ocupaban el 10% de las posiciones de liderazgo. “Los techos de cristal se explican por la mala conciliación trabajo-familia, el fuerte desajuste entre cualificación y puestos entre las mujeres y los estereotipos de género”. Esta relación entre el trabajo doméstico y el remunerado cuadra con los resultados de una encuesta de 2015 realizada por el INE: un 37,5% de las mujeres aseguró no buscar empleo por no poder costearse los servicios para el cuidado de menores. En el caso de los hombres, este porcentaje bajaba hasta un 10%

“¿Está uno de vosotros trabajando mientras el otro levanta los pies? ¿Está uno de vosotros saliendo con los amigos mientras el otro pela la trigésima pieza de fruta del día?”, instaba Hall a preguntarse en su carta viral. “Cuando se acabe el preguntar y cuando no haya más listas, todo lo que queda en un resentimiento silencioso.”

Constance Hall se ocupa de absolutamente todas las tareas de la casa. “Si quieres ayuda tienes que especificar… Pídelo. La gente necesita listas, no pueden leer la mente”, le aconsejó una amiga después de que ella se quejara de su situación. Y así lo hizo. La bloguera comenzó a decirle a su marido que hiciera tareas sencillas: “¿Puedes bajar la basura?” o “¿Puedes despertar a los niños? Estoy un poco cansada de haberlo hecho yo sola 329 años”. Y comenzó a recibir la ansiada ayuda, hasta que Hall decidió que no iba a ninguna parte.

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