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Los vengadores de Auschwitz: el plan para acabar con 6 millones de alemanes
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La conspiración de kovner

Los vengadores de Auschwitz: el plan para acabar con 6 millones de alemanes

Un nuevo documental revela los planes de un grupo judío que, recién acabada la IIGM, pretendía envenenar los suministros de agua de las principales ciudades alemanas

Foto: Abba Kovner (derecha) durante la Guerra árabe-israelí de 1948. (Wikimedia Commons)
Abba Kovner (derecha) durante la Guerra árabe-israelí de 1948. (Wikimedia Commons)

Más de siete décadas después del fin de la Segunda Guerra Mundial, con las bibliotecas llenas de libros, películas y documentales y los archivos llenos de testimonios y documentos oficiales, uno podría pensar que ya sabe todo lo que hay que saber sobre el Holocausto o que, al menos, lo tiene al alcance de su mano. Es cierto que, a medida que la “solución final” de los nazis se aleja en el tiempo y los supervivientes entran en sus últimos años de vida, el número de revelaciones se ha ralentizado. Tras la apertura al público de los registros soviéticos en 1991 parece que ya está todo dicho: los nazis querían librar al mundo de los judíos, lograron asesinar a seis millones de ellos y todos, excepto unos pocos nombres señalados, eludieron la justicia.

Con todo, todavía hay al menos una historia extraordinaria que apenas se ha contado. No es otra que el relato de un grupo de supervivientes judíos que en 1946 trataron de matar a miles de alemanes como venganza por el Holocausto. Ahora, un nuevo documental, producido por el canal inglés 'Channel 4', promete revelar pruebas nunca antes vistas. En concreto, las cintas de Abba Kovner, un poeta sionista de origen ruso, considerado un héroe de la resistencia judía de los países bálticos.

Habría sido horrible si después de la guerra hubiésemos vuelto a la rutina sin pensar en cómo vengarnos de esos bastardos

Las grabaciones, fechadas en 1985, cuando estaba enfermo de cáncer (falleció dos años más tarde), fueron encontradas por el director del documental, Avi Merkado, en algún lugar recóndito de un museo de Jerusalén. En ellas, Kovner, uno de los testigos más importantes en el juicio contra Adolf Eichmann, explica las sucesivas intentonas de revancha de su grupo. El nombre de aquella organización secreta era Nakam (“venganza” en hebreo), pero habitualmente se la conoce por su apodo más comercial, “Los vengadores judíos”.

¿Es posible la venganza después de Auschwitz?

Sus planes consistían en envenenar los suministros de agua de varias ciudades alemanes, entre ellas Hamburgo, Núremberg, Fráncfort y Múnich, y, una vez fracasó, asesinar a miles de oficiales de las SS retenidos en un campo de prisioneros estadounidense. En las cintas, Kovner revela que su primer propósito planteaba profundas dudas entre algunos miembros del grupo (como si se tratase de la obra de Albert Camus, 'Los justos'), puesto que acabarían matando a inocentes y esto podría socavar el apoyo internacional a la fundación de Israel. No obstante, Kovner se mantuvo fiel al plan, pero de camino a Europa levantó las sospechas de las autoridades británicas y se vio obligado a arrojar el veneno por la borda antes de ser detenido.

placeholder Ava Kovner, durante el juicio contra Adolf Eichmann. (Wikimedia Commons)
Ava Kovner, durante el juicio contra Adolf Eichmann. (Wikimedia Commons)

Tras este revés, los vengadores cambiaron al plan B, una operación dirigida exclusivamente a los responsables del genocidio. Los miembros del grupo encontraron trabajo en la panadería que suministraba alimentos al campo de prisioneros de guerra Stalag XIII, cerca de Núremberg, y esperaron su oportunidad para matar a los prisioneros que habían pertenecido a las SS. Kovner se encargó de proporcionar el arsénico y Joseph Harmatz vigilaba mientras otros tres miembros mezclaban el veneno con agua y pegamento en más de 3.000 barras de pan.

Llegados a este punto, no se sabe bien el grado de éxito que tuvo el plan. Algunas fuentes aseguran que murieron unos 2.000 soldados y la mayoría, como la que cita la agencia 'AP', que tan solo estos enfermaron de gravedad, con síntomas similares a la cólera. Sea como fuere, tras el intento con los panes, el grupo huyó de Alemania con la frontera checoslovaca, cuyos guardias fronterizos fueron sobornados. Luego fueron a Italia y más tarde se establecieron definitivamente en Israel. Posteriormente, las autoridades alemanas decidieron no presentar cargos debido a “circunstancias extraordinarias”.

El documental desvela que Weizmann y Katzir, ambos futuros presidentes de Israel, fueron acusados de haberles ayudado a adquirir el veneno

La existencia de estos vengadores fue descubierta al desclasificarse un informe militar estadounidense. Harmatz, uno de los líderes del grupo junto con Kovner, confirma a 'New York Post' que el objetivo de sus misiones era matar nazis: “Cuantos más, mejor”. En la entrevista, realizada en Tel Aviv, asegura que solo tiene un único arrepentimiento: que, según su conocimiento, él no mató ningún nazi. Sus declaraciones, por tanto, corroboran la versión de que su plan B también fue un fracaso. “Si estoy orgulloso de algo es de haber pertenecido al grupo. Habría sido horrible si después de la guerra hubiésemos vuelto a la rutina sin pensar en cómo vengarnos de esos bastardos”. Harmatz murió en 2016.

placeholder Judíos de camino a Auschwitz. (Cordon Press)
Judíos de camino a Auschwitz. (Cordon Press)

Por su parte, el diario 'Times of Israel', que también se ha hecho eco de la noticia, matiza y señala que “la mayoría de los supervivientes del Holocausto estaban demasiado cansados o devastados como para considerar acciones violentas contra los alemanes”. “La mera reconstrucción de sus vidas y el inicio de nuevas familias fue suficiente venganza contra un régimen nazi que pretendía destruirlos. Para otros, la retribución física iba en contra de la moral y las tradiciones judías. Además, el concepto de la represalia parece inútil dado el alcance del genocidio”.

No obstante, el grupo estaba formado por al menos 50 personas, tres de las cuales -Yehuda Maimon, Simcha Rotem y Hasia Warshawski- salen en el documental. Asimismo, desvela que Chaim Weizmann y Efraim Katzir, ambos futuros presidentes de Israel, fueron acusados de haber ayudado a Nakam a adquirir el veneno y, en definitiva, de haber estado involucrados con el grupo armado.

Más de siete décadas después del fin de la Segunda Guerra Mundial, con las bibliotecas llenas de libros, películas y documentales y los archivos llenos de testimonios y documentos oficiales, uno podría pensar que ya sabe todo lo que hay que saber sobre el Holocausto o que, al menos, lo tiene al alcance de su mano. Es cierto que, a medida que la “solución final” de los nazis se aleja en el tiempo y los supervivientes entran en sus últimos años de vida, el número de revelaciones se ha ralentizado. Tras la apertura al público de los registros soviéticos en 1991 parece que ya está todo dicho: los nazis querían librar al mundo de los judíos, lograron asesinar a seis millones de ellos y todos, excepto unos pocos nombres señalados, eludieron la justicia.

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