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Por qué los jóvenes 'pasan' de sacarse el carné de conducir: "prefieren el móvil"
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Por qué los jóvenes 'pasan' de sacarse el carné de conducir: "prefieren el móvil"

En la última década ha bajado en más de un 40% la cantidad de chicos y chicas entre 18 y 25 años que se han sacado el permiso

Foto: Un grupo de jóvenes en un coche. (iStock)
Un grupo de jóvenes en un coche. (iStock)

Los jóvenes no conducen. Al menos, no conducen con el permiso para hacerlo. Este dato ya se ha ido advirtiendo desde hace casi una década, pero hasta la fecha se incluía como uno de los efectos de la crisis económica que arrancó (oficialmente) en verano de 2008. Sin embargo, las cifras se van consolidando y apuntan “a un cambio de paradigma”, según apreciación de Shara Martín, directora general de Pons Seguridad Vial. Unos nuevos hábitos que invitan a pensar a que vienen tiempos duros para la industria del automóvil.

A los chicos entre 18 y 25 años no les parece tan importante tener un vehículo propio. Y aunque en el descenso de permisos de conducción en esta franja de edad hay un claro factor demográfico, más de la mitad de esa disminución se debe a otras causas. En total, la disminución en los últimos 10 años ha sido de más del 40% hasta llegar a la cifra de 252.000 permisos sobre una población en esa franja de edad de 2.183.000. "Los primeros años de descenso se apuntó a que el principal causante había sido la tremenda crisis económica, pero desde la recuperación no ha habido un aumento significativo y hay que empezar a pensar en otras variables", apuntan los expertos.

El coche ha perdido brillo en los últimos años y en algunos sectores y franjas de edad lo prestigioso es no tenerlo

“La baja natalidad de esos años explica una parte de lo que ha pasado con el sector, pero ni mucho menos es la única explicación”, insiste Martín, que cree que ha habido un giro en la manera de entender la movilidad y que esta generación no percibe el coche y la conducción de manera ni remotamente parecida a las precedentes. Una tesis que comparte Carlos Fernández, sociólogo de la Universidad Complutense: “Ha perdido brillo y simbología en los últimos años, incluso en algunos sectores y franjas de edad lo prestigioso es no tener esa clase de vehículos, aunque la industria lo intenta compensar con los eléctricos y el mensaje ecológico, que sí es un valor al alza”.

“Paso completamente. No me interesa parar de hacer otras cosas que tengo que hacer para sacarme un carné que luego sé que no voy a usar”, confirma Victoria Espadas, estudiante de ingeniería de 22 años. “Es que sé que no lo necesito, que siempre voy a vivir en una gran ciudad y que hay muchas otras maneras de ir de un sitio a otro que me bastan y me sobran”, recalca la joven que aunque no descarta absolutamente que alguna vez obtenga el permiso de conducir “porque me sea estrictamente necesario para algo de trabajo”, no lo contempla entre “mis cien primeras prioridades hoy por hoy”, aunque no tiene ninguna objección particular por los asuntos ecológicos: "A ver, no me gusta que se contamine, pero no es por eso en absoluto".

Mejor un 'smartphone'

Según varias encuestas, incluidas algunas del Instituto Nacional de Estadística, el coche y el carné de conducir ya no son una prioridad para los jóvenes. Los motivos que esgrimen tienen que ver con el precio, con la falta de utilidad y con el uso de los transportes públicos que lo hacen innecesario. Un hecho que hace tan solo 15 años no se daba en absoluto, cuando un altísimo porcentaje de los jóvenes de 18 años consideraban el permiso de conducir “una prioridad”, independientemente de que luego se lo sacasen o no.

“Aunque parezca que no tiene relación la llegada de las tecnologías digitales y, especialmente, del ‘smartphone’, tiene mucho que ver con este cambio de perspectiva”, apunta Martín. En su opinión este aparato hace “que todo esté mucho más cerca que antes a través de las distintas aplicaciones”. Así, para saber cómo le va a un amigo basta con comunicarse con él por Whatsapp; para comer productos hechos fuera de casa basta con pedirlos por el teléfono, para hacer compras sirve el creciente comercio por internet e, incluso, para temas de formación también sirven las terminales telemáticas. “Ha habido un cambio en las necesidades y eso también ha conllevado otro en los gustos y las preferencias”, subraya Martín.

Este cambio afecta a las zonas urbanas, porque es posible una alternativa realista como el transporte público o la bicicleta

Una observación con la que no termina de estar completamente de acuerdo Tomás Santa Cecilia, experto del RACE, que cree que la afirmación de que "los millenials prefieren un iPhone a un coche no es real, porque el mejor de los teléfonos vale 1.000 euros y el peor de los coches mucho más que eso. En realidad lo que subyace es fundamentalmente un tema económico". Este especialista también apunta a cambios de hábito: "Son más responsables y si van a salir por ahí prefieren no usar coche" y al "progresivo endurecimiento de las pruebas para obtener los permisos".

También, y en este caso coincide con Fernández, Martín señala que existe un creciente “velo negativo sobre el coche y su uso”. Una tendencia alimentada desde las propias políticas de las grandes ciudades por sus problemas acuciantes de contaminación. “Por eso este cambio principalmente afecta a las zonas urbanas, porque allí es posible una alternativa cómoda y realista como el transporte o la bicicleta”.

Los jóvenes no conducen. Al menos, no conducen con el permiso para hacerlo. Este dato ya se ha ido advirtiendo desde hace casi una década, pero hasta la fecha se incluía como uno de los efectos de la crisis económica que arrancó (oficialmente) en verano de 2008. Sin embargo, las cifras se van consolidando y apuntan “a un cambio de paradigma”, según apreciación de Shara Martín, directora general de Pons Seguridad Vial. Unos nuevos hábitos que invitan a pensar a que vienen tiempos duros para la industria del automóvil.

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