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La regla del 20% de Newton y Franklin para que te vaya mejor en la vida
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¿hace cuánto que no te arriesgas?

La regla del 20% de Newton y Franklin para que te vaya mejor en la vida

Hasta ahora se nos ha dicho que mejorar el rendimiento personal era una cuestión de planear más y más. Pero, ¿y si el verdadero sentido del progreso radica en el azar y el caos?

Foto: Reserva un 20% del día para hacer cosas que nunca harías. (iStock)
Reserva un 20% del día para hacer cosas que nunca harías. (iStock)

El científico e inventor Benjamin Franklin quizá sea el mejor ejemplo de hasta qué punto puede llegar la obsesión del ser humano por la planificación y el orden. En su autobiografía, considerada por muchos un clásico pretencioso, detalló el horario perfecto que todo hombre debería seguir. Consistía básicamente en levantarse muy pronto y preguntarse cómo aprovechar el día que se avecina. Acto seguido habría que sumergirse en el trabajo y la lectura, y reservar las cuatro horas finales del día para sociabilizar, hacer las tareas de la casa y, lo habéis adivinado, reflexionar sobre la jornada.

Todo, de cinco de la mañana a diez de la noche, estaba pormenorizado hasta el milímetro, algo que se suele poner como ejemplo en las reglas y trucos para aumentar la productividad. Lo que es menos conocido, no obstante, es que acabó renegando del plan, pues le resultaba impracticable debido a que solo él lo seguía, y tuvo que adaptarse a los horarios comerciales, según confirma 'The Atlantic'. Poco a poco fue desistiendo y durante sus últimos años hasta dejaba espacio al azar, la experimentación, la creatividad. Qué será, será.

Tal vez estés atascado o has estado haciendo lo mismo durante demasiado tiempo. Sea lo que sea, el caos ayuda

Al parecer, no es tan extraño que el trabajo de los hombres de ciencia dependa en gran parte de la incertidumbre. Según argumenta el psicólogo Kevin Dunbar, entre el 30% y el 50% de los descubrimientos son de naturaleza accidental, como el de la penicilina por parte de Alexander Fleming. Por esa razón, vale la pena preguntarse si el verdadero sentido de la productividad personal y los avances como sociedad radica lejos de cartografiar (con agendas y apps del móvil) cada minuto del día.

Haz algo aleatorio

Esto no significa que el poder de la planificación deba ser subestimado. Tener claro qué quieres y a dónde vas es el primer paso en el camino correcto. Dicho esto, si únicamente te arriesgas a lo que ya estaba planeado de antemano, te estarás limitando seriamente. Al respecto, Nassim Nicholas Taleb, estadístico y autor de 'El cisne negro', sostiene que “algunas cosas se benefician de los choques y solo prosperan cuando se exponen a la volatilidad, la aleatoriedad, el desorden, el estrés, la aventura, el riesgo y la incertidumbre”.

Tras analizar las biografías y horarios de personajes ilustres en esto de la productividad, como Isaac Newton y el citado Benjamin Franlin, Zata Rana, periodista de negocios de 'Business Insider', argumenta que el azar y el caos no solo son importantes para salirse del tiesto y ser más creativos, sino que hay algunas cosas que no podemos entender y aplicar a nuestras vidas a menos que las hayamos experimentado. En este sentido, ha ideado una norma que ayuda a simplificar esta idea abstracta. La llama la regla del 20%.

Algunas cosas solo prosperan cuando se exponen a la volatilidad, la aleatoriedad, el desorden, el riesgo y la incertidumbre

“Una de las cosas que trato de hacer con bastante regularidad es introducir un elemento perturbador en mi horario y planes. El objetivo es que aproximadamente un 20% de mi vida, se mida en día, semanas o meses, sea completamente aleatoria. Estos podría significar subirme a un tren para ir al otro lado de la ciudad, entablar conversaciones con extraños, realizar un viaje repentino a algún lugar nuevo o tratar de hacer algo que en el pasado he rechazado porque sencillamente 'ese no era yo'. Mi criterio es sencillo. Si me hecho durante demasiados días lo mismo, intento despejar mi mente y abrazar las posibilidades que el azar me otorga”, asegura el periodista.

placeholder No hace falta que vayas al Orinoco, prueba antes lo sencillo. (iStock)
No hace falta que vayas al Orinoco, prueba antes lo sencillo. (iStock)

Sin duda es paradójico que para adoptar las virtudes de la incertidumbre haya que seguir una regla, pero es que llegados a este punto, en el que el estrés y la rutina se adueñan de la vida con facilidad, la exposición al desorden es la mejor forma de empezar. Rana no promete que cambiará tu vida, pero confirma que a él le ha ayudado para salir de etapas confusas en su vida, pues, en definitiva, le ha cambiado (más bien, agrandado) su perspectiva de una manera que de otra forma no habría sido posible. “Tal vez estés atascado. Tal vez has estado haciendo lo mismo durante demasiado tiempo. Tal vez sea el momento de hacer algo más emocionante. Sea lo que sea, el caos ayuda”. Simplemente hay cosas que están fuera de tu zona de confort y vas a tener que moverte si quieres alcanzarlas.

El científico e inventor Benjamin Franklin quizá sea el mejor ejemplo de hasta qué punto puede llegar la obsesión del ser humano por la planificación y el orden. En su autobiografía, considerada por muchos un clásico pretencioso, detalló el horario perfecto que todo hombre debería seguir. Consistía básicamente en levantarse muy pronto y preguntarse cómo aprovechar el día que se avecina. Acto seguido habría que sumergirse en el trabajo y la lectura, y reservar las cuatro horas finales del día para sociabilizar, hacer las tareas de la casa y, lo habéis adivinado, reflexionar sobre la jornada.

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