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El cóctel explosivo de Madrid en Nochevieja: las razones de que haya tantos problemas
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CRISIS EN FIN DE AÑO

El cóctel explosivo de Madrid en Nochevieja: las razones de que haya tantos problemas

El 31 de diciembre se dispara el consumo de alcohol y drogas. También sale mucha gente a la calle que no suele hacerlo. Todo junto resulta una mezcla explosiva

Foto: La Puerta del Sol, kilómetro cero de la Nochevieja madrileña. (iStock)
La Puerta del Sol, kilómetro cero de la Nochevieja madrileña. (iStock)

El día 1 de enero, siempre que comienza un nuevo año, hay una pieza periodística clásica que hace un inventario de pequeños (y en ocasiones, grandes) desastres ocurridos en el transcurso de la madrugada. Un resumen luctuoso tan puntual a su cita con la prensa como la operación salida del verano o la caída de las primeras nieves. Y cada año, esa relación de sucesos es más amplia. Si la década pasada el número de reyertas sobrepasaba a duras penas la cincuentena en ciudades como Madrid, ahora se acerca a las 200. “Hay más gente, más turistas, más follón y, en consecuencia, más gresca”, sintetiza uno de los agentes que tendrá que vigilar para que esto no suceda este próximo 31 de diciembre.

También hay otro factor que ayuda a ese incremento. Según cifras que dio en su momento la asociación valenciana Contrala Club, el aumento en el consumo de drogas, especialmente de cocaína, es del 300%. En los hilos que disertan sobre cómo celebrar esta fecha tan señalada, casi un 20% de sus participantes apuntan a las drogas como un ingrediente necesario. Uno de los miembros de esta ONG dedicada a advertir sobre los peligros de las drogas, Juan Barcala, asegura que en este tipo de celebraciones "se dan dos factores fundamentales, que son, por un lado, el que gente mayor se junta con otra más joven y vuelve a consumir por los viejos tiempos, y, por otro, el rito iniciático de los chavales que acceden por primera vez a estas sustancias". Para Barcala, fechas como la última noche del año facilitan el uso de la frase tópica "una vez al año no hace daño". La droga que más aumento en su consumo ha experimentado es el hachís, pero esta sustancia no es, precisamente, la que más invita al alboroto.

Todo lo que no hacen el resto del año, ese día sí lo hacen, pero a lo bestia

“No es tanto que vayan más ‘encocados’, sino que gente que de habitual no está en la calle drogada a esas horas, esa noche sí lo está. Bueno, drogada o borracha”, afirma el policía, que ya resopla al pensar “que todo lo que no hacen durante todo un año ese día se ponen a hacerlo a lo bestia y a dar problemas todo el rato”. El número de llamadas a los teléfonos de Emergencias ese día frisa las 4.000 llamadas. La mayoría, por pequeños incidentes domésticos de salud. Entre ellos, las intoxicaciones etílicas, que superan con holgura el centenar.

Las broncas se producen, sobre todo, en la calle. Son reyertas callejeras que “pueden empezar por cualquier chorrada y que acaban a hostia limpia”. Otro foco de conflictividad que aumenta de manera muy especial en esa noche son las broncas “por admisión o diferencias de criterio sobre a qué da derecho o no la entrada. Esas típicas discusiones de puerta a veces acaban bastante mal”. O sea, las habituales peleas verbales con los porteros de las discotecas alcanzan su cénit y muchas veces pasan de lo verbal. Hace dos años un grupo de cinco chavales mataron en Nochevieja a un vigilante en Valencia por negarles el acceso a una sala de fiestas. También aumentan "las peleas dentro de los locales por empujones, colarse en la barra, discutir grupos de chicos por empujones y cosas así", recita el policía.

Muchos robos

“Es una noche que nosotros la pasamos todo el rato alerta, porque además los ‘manguis’ habituales siguen con sus actividades y tampoco nos podemos olvidar de ellos”, asegura el veterano agente, que además apunta que al haber “muchos más turistas, hay muchos más descuideros”. Es decir, que los ladrones de carteras y teléfonos también tienen señalada esta fecha en rojo en su calendario. “la cosa empieza ya desde el transporte público, que como va mucho más lleno, invita a los malos a hacer de las suyas”.

Recurren a las técnicas de siempre: los abrigos olvidados y amontonados en un sillón con cosas dentro, el descuido haciéndose ellos los turistas con un mapa, los tropiezos aparentemente sin intención o, directamente, la intimidación y la agresión. “Eso cambia poco, se mantienen ‘los clásicos’ de siempre y los que los cometen, en muchos casos, también son los ‘clásicos’ de siempre”.

La plantilla de policías es muy corta y aun quitándonos a todos las libranzas no hay gente suficiente

Los agentes se lamentan de que la noche “más movida” del año ellos tienen que trabajar casi todos y a pesar de ello no dan casi abasto “porque la plantilla es muy corta y aun quitándonos a todos las libranzas no hay suficiente gente”. “Nosotros podremos descansar cuando ya se hayan acabado todas las fiestas, pero hasta Reyes...”, explica el policía, que se lamenta de que están “a tope y sin parar”. Y recuerda una de sus reivindaciones más antiguas: "No somos suficientes policías para controlar una ciudad tan compleja como esta, están abusando y estirando el chicle".

Entre esas actividades que los mantendrán muy ocupados se encuentran los controles de alcoholemia y drogas, que durante los últimos años se han ido incrementando en la ciudad de Madrid (y en casi todas las partes de España). Habrá operativos especiales en todas las comunidades y ciudades.

El día 1 de enero, siempre que comienza un nuevo año, hay una pieza periodística clásica que hace un inventario de pequeños (y en ocasiones, grandes) desastres ocurridos en el transcurso de la madrugada. Un resumen luctuoso tan puntual a su cita con la prensa como la operación salida del verano o la caída de las primeras nieves. Y cada año, esa relación de sucesos es más amplia. Si la década pasada el número de reyertas sobrepasaba a duras penas la cincuentena en ciudades como Madrid, ahora se acerca a las 200. “Hay más gente, más turistas, más follón y, en consecuencia, más gresca”, sintetiza uno de los agentes que tendrá que vigilar para que esto no suceda este próximo 31 de diciembre.

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