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“La obra más chapucera del mundo”: el peor techo que verás nunca
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“La obra más chapucera del mundo”: el peor techo que verás nunca

Durante los últimos días se ha viralizado un vídeo en el que un reparador de techos juzga la obra de uno de sus colegas y no puede dejar de preguntarse "¿pero quién ha hecho esto?"

Foto: Dramatización de lo que podría haber ocurrido. (iStock)
Dramatización de lo que podría haber ocurrido. (iStock)

Ahora que llega la Navidad y tenemos un poco más de tiempo libre, muchos estarán empezando a valorar qué película ponerse para refugiarse del frío callejero. Sabemos que no es Halloween, pero para los aficionados al cine de terror (o para los nostálgicos que echen de menos 'Esta casa es una ruina') tenemos una de las propuestas más 'gore' que uno puede echarse a la cara. Eso sí, sin derramar una gota de sangre. Sin embargo, el que tenga cierto cariño por las reparaciones caseras o sea un poco perfeccionista –no digamos ya si eres Kristian Pielhoff, el presentador de 'Bricomanía'– sentirá cómo se le revuelve el estómago, igual que si estuviese viendo a un ser humano abierto en canal y esparciendo sus vísceras sobre un suelo de linóleo.

Se trata de un vídeo viral llamado 'The Worst Roofing Job Ever! This Tops Anything I Have Seen in 25 Years of Roofing' y que ofrece lo que su nombre promete: el peor techo de la historia, analizado con pasmo por un profesional que lleva 25 años en esto. De acuerdo, la red está llena de “peores techos de la historia”, pero este tiene algo especial, como el crescendo con el cual el protagonista se va dando cuenta de que lo que en apariencia era un trabajillo fácil en realidad se ha convertido en un timo de tomo y lomo. Además, puede servir para saber qué hay que revisar cuando reparan el techo de nuestra casa para que no te pase lo que a esta pobre familia.

El trabajo ha costado 20.000 dólares, un nada módico precio, y ha consistido en retirar el anterior techo y colocar uno nuevo


“Me han pedido que revise el trabajo para asegurarse de que todo está correcto”, señala el reparador, el buen amigo 'West Coast Roofer' (al que a partir de ahora llamaremos cariñosamente Rufi), al comienzo del vídeo. El trabajo ha costado 20.000 dólares, un nada módico precio en opinión del reparador, y ha consistido en retirar el anterior techo y colocar uno nuevo. A simple vista, con un par de barridos de cámara, no parece que haya nada especialmente mal. Sin embargo, la caja de Pandora acaba de abrirse. Un comentarista señala que “he reparado techos durante 20 años y sólo puedo decir 'guau'”. Otro llega a afirmar que “nunca he visto nada tan malo, pero quizá es porque no he visto un techo reparado en mi vida”.

Comencemos el descenso a los infiernos.

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El primer detalle en el que se fija el amigo techador es en que la pendiente es un poco “saltarina” ('funky'). Cuando llega al borde del techo, comienza a retirar algunas de las tejas con su mano, y descubre que las de los límites están mal puestas. “No se pueden hacer las cosas así”, comienza a lamentarse. “Está todo mal, es realmente chapucero”. No tardará mucho en darse cuenta que el patrón de formas del techado no encaja… por mucho. No solo eso, sino que las chavetas se ven, algo que no debería ocurrir. “Se supone que nunca deberías verlas, pero están por todas partes”, añade.

Lección número 1: si quieres que no te tomen el pelo, debes fijarte en el rincón más recóndito

Algo peor le espera cuando llega a la parte superior del techo, algo que haría pasar miles de noches sin dormir a un obseso del orden. Parece que se han quedado sin tejas, así que han decidido fabricar las suyas propias… pero, como son especialmente hábiles, las han puesto en la parte de arriba del todo “porque es la parte que el cliente nunca mira”. Lección número 1: si quieres que no te tomen el pelo, debes fijarte en el rincón más recóndito de la obra. Si ese está bien, puedes fiarte. Si no, comienza a sospechar…

Hay una parte del techo que ni siquiera está terminada, descubre con horror el bueno de Rufi. Basta con echar un vistazo para descubrir que hay zonas que no tienen teja ni están correctamente remachadas, de tal forma que “se pueden colar el viento y la lluvia”. La chimenea parece estar un poco mejor, concede el techador. Sin embargo, hay algo que le llama la atención… “Un momento, ¿qué es esto?”, se pregunta. Básicamente, descubre que han dejado parte del techo anterior para parchear el nuevo, y de hecho, han colocado algunas tejas nuevas sobre lo que ya estaba, provocando que todo quede abombado.

placeholder ¿Pero esto qué es? (YouTube/West Coast Roofer)
¿Pero esto qué es? (YouTube/West Coast Roofer)

A partir de ahí, nos sumergimos en un desfile de horrores que ríete tú del túnel del terror. No sabemos si preferimos el conducto de ventilación unido al techo por un par de clavos, las tejas que directamente están sueltas por el techo –y que, recordemos, podrían hacer que fácilmente cualquiera que caminase por el techo pegase un resbalón mortal– u otro hueco entre teja y teja en el que cabría un perro pequeño (o un gato grande). “Tienes que estar de cachondeo, esto es horrible”, dice el amigo Rufi, que va arrancando tablilla tras tablilla con sus manos. “Definitivamente, esto no es lo que uno espera encontrarse cuando invierte 20.000 dólares”, concluye lapidariamente. ¿Algún consejo? “Echa un vistazo al techo después de gastar un montón de dinero”. Porque para cuando llames al Chicote de los techos, ya será demasiado tarde.

Ahora que llega la Navidad y tenemos un poco más de tiempo libre, muchos estarán empezando a valorar qué película ponerse para refugiarse del frío callejero. Sabemos que no es Halloween, pero para los aficionados al cine de terror (o para los nostálgicos que echen de menos 'Esta casa es una ruina') tenemos una de las propuestas más 'gore' que uno puede echarse a la cara. Eso sí, sin derramar una gota de sangre. Sin embargo, el que tenga cierto cariño por las reparaciones caseras o sea un poco perfeccionista –no digamos ya si eres Kristian Pielhoff, el presentador de 'Bricomanía'– sentirá cómo se le revuelve el estómago, igual que si estuviese viendo a un ser humano abierto en canal y esparciendo sus vísceras sobre un suelo de linóleo.

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