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¿Desnatada o no? La mejor clase de leche que debes tomar
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la clave está en el sabor

¿Desnatada o no? La mejor clase de leche que debes tomar

Hasta hace relativamente poco, era la bebida con mejor fama del mundo. Desde hace unos años, poco menos que es el mal encarnado. ¿Cuál elegir?

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La leche es uno de los alimentos básicos de nuestra dieta y también uno de los más completos. Su mayor aporte viene del lado vitamínico. En un vaso se puede encontrar una prolongada lista de vitaminas, pero también hidratos, grasas, potasio y fósforo. Sin embargo, hay un componente en cuya presencia pocas comidas pueden competir con ella y sus derivados: el calcio.

Desde hace unos años la leche ha sufrido una marcada discriminación dependiendo de quién hablara sobre ella. Cada vez se encuentra más extendida la idea de que la leche no está hecha para los adultos, partiendo de razonamientos un tanto falsos como que el resto de animales no la beben cuando han crecido (seguramente no la tomen porque el resto de mamíferos no disponen de los recursos para obtenerla una vez la madre no la fabrica).

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El gran problema

La grasa representa el 3,6% del peso de la leche entera y de esta, el 65% es saturada. Cada vez más pruebas científicas demuestran que las dietas ricas en esta sustancia pueden provocar niveles altos de colesterol en sangre, implicado como uno de los factores más importantes que aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca, como publica 'The Conversation' en su artículo 'What type of milk is best? The answer is follow your tastebuds'.

Al hablar genéricamente de leche se suele referir a la de vaca, aunque también se puede encontrar procedente de otros animales, como la de oveja o la de cabra. Pero sin duda es la primera la más popular y la más consumida en nuestro país. En España, su consumo ha descendido notablemente desde hace años, desde 2011 un 2,2% menos, de mano del aumento exponencial de casos de intolerancia a la lactosa. De los 100 litros por cabeza que bebíamos al año en 2000, 16 años más tarde tomamos casi un 30% menos, (72,86 litros de media), según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Según la Universidad de Harvard, los niños que viven en países donde se consume menos leche suelen sufrir menos fracturas

Existen muchos tipos: entera, desnatada, semidesnatada, de arroz, de almendras, de soja (aunque recordemos que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha aclarado que la 'leche' solo es de origen animal), y más recientemente, se han introducido nuevas clases, como la 0% materia grasa. ¿Cuál es la mejor?

¿Pérdida de nutrientes?

La principal diferencia es que las bajas en lípidos contienen menos calorías que las enteras. El contenido calórico de un vaso de 200 ml de una leche que contiene todos sus nutrientes es de 126 kcal, la semidesnatada de 92, la 1% de 82 kcal y la desnatada de 68 kcal. En teoría, esto debería significar que las leches bajas en esta materia deberían ayudar a controlar tu peso y disminuir el riesgo de obesidad pero los estudios que han investigado el tema no son concluyentes.

En términos más generales, muchas investigaciones sobre los vínculos entre beber leche y el riesgo de padecer enfermedades crónicas no han diferenciado entre los tipos enteros y bajos en grasa, por lo que no hay suficientes datos para saber cuál es más beneficioso para la salud.

Según un informe elaborado por el Instituto Nacional de Medicina Ambiental, División de Epidemiología Nutricional del Instituto Karolinska de Suecia (Estocolmo), consumir más leche desnatada no tiene impacto en el riesgo de obesidad mientras que consumir más entera se asocia con un riesgo ligeramente disminuido. Otro estudio, realizado por Brigham and Women's Hospital y Harvard Medical School descubrió que consumir más entera o con menos grasa no se relaciona con el posterior cambio de peso.

Las ventajas de consumir leche baja en grasas, desnatadas o enteras son muy pequeñas. Déjate guiar por el sabor

Eliminar la grasa de la leche también reduce el contenido de vitamina A y esta tiene un papel fundamental en el sistema inmunitario, mejora de la visión y mantenimiento de una piel saludable. Para otros nutrientes, las leches reducidas en grasa son idénticas a los de la leche entera. Todos los tipos tienen un buen complemento nutricional de proteínas, vitaminas B, calcio, potasio y yodo y tienen un papel muy importante a la hora de mantener tu cuerpo saludable. La proteína de la leche proporciona todos los aminoácidos necesarios para construir y reparar las células y la vitamina B ayuda al cuerpo a absorber los nutrientes y transformarlos en energía. El potasio es importante para controlar la presión arterial y el yodo evita una amplia gama de trastornos que afectan especialmente al desarrollo fetal.

Elige por el sabor

Beber leche ha sido durante mucho tiempo sinónimo de huesos fuertes. Su fuente de calcio aumenta ligeramente la densidad mineral ósea. Sin embargo, cada vez más estudios ponen en duda que sea buena en todos los casos. Una investigación publicada en 'JAMA Pediatrics' pone de manifiesto que los niños que viven en países donde se consume menos leche suelen sufrir menos fracturas. La mejor manera para conseguir unos huesos fuertes, según la Universidad de Harvard, es hacer ejercicio y mantener un estilo de vida saludable, no beber leche sin parar.

La no pasteurizada tiene también un número creciente de devotos. Se percibe como la más natural y, según los informes, sabe mejor. Existen evidencias de que puede proteger del asma y las alergias pero beber demasiada conduce al riego de intoxicación alimentaria por las bacterias que contiene.

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Otro de los grandes factores que afecta la elección de leche es el sabor (puede verse afectado por el contenido de la grasa). La mayoría de las personas están familiarizadas con los distintos grados de cremosidad que se experimenta al tomar cualquier tipo de leche y esta sensación está respaldada por las pruebas del gusto de cada consumidor. Disminuir el contenido de lípidos también afecta a otras propiedades como la apariencia o la sensación en la boca.

Entonces, mientras reflexionas en el supermercado acerca de qué tipo escoger y cuál es mejor para tu salud, déjate llevar por tus papilas gustativas. Las ventajas de consumir leche baja en grasas o desnatadas son muy pequeñas.

La leche es uno de los alimentos básicos de nuestra dieta y también uno de los más completos. Su mayor aporte viene del lado vitamínico. En un vaso se puede encontrar una prolongada lista de vitaminas, pero también hidratos, grasas, potasio y fósforo. Sin embargo, hay un componente en cuya presencia pocas comidas pueden competir con ella y sus derivados: el calcio.

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