Hay que probarlo: el genial truco japonés que te ayudará a ahorrar
No importa si eres un buen administrador o un bala perdida, siempre es bueno redescubrir tu economía para saber dónde, cuándo y cuánto dinero gastas
El ahorro sigue siendo una tarea pendiente para los españoles. Solo unos pocos se pueden permitir el lujo de practicarlo. De hecho, la tasa de ahorro está en el nivel más bajo en nueve años: solo un 6,5% de la renta disponible se destina a ese capítulo, rozando los niveles alcanzados inmediatamente después de la crisis, cuando se hundió hasta el mínimo histórico del 5,9%. La emergencia de esta nueva clase pobre (que no está en paro, pero que trabaja por un sueldo mísero) hace que los malabares económicos sean una constante en los hogares españoles.
No importa si ya eres un buen administrador o un bala perdida, siempre es bueno redescubrir tu economía para saber dónde, cuándo y cuánto dinero gastas. Sin embargo, para ahorrar no basta con proponérselo. A lo largo del mes, el uso creciente de las tarjetas de crédito (en detrimento del efectivo), la multitud de pequeños gastos por aquí y por allá y los dispendios inesperados hacen que, sin caer en el despilfarro, mucha gente acabe en la cuerda floja, esperando como agua de mayo el ingreso de la nómina. Sin duda, el dinero se esfuma rápido porque quizá no sea suficiente, pero en ocasiones también se debe a la falta de control sobre el mismo. Y, con todo, generalmente pensamos que llevar las cuentas al día es una actividad tediosa y burocrática que al final ni marcará la diferencia ni servirá para ahorrar.
¿Cuánto dinero tienes?, ¿cuánto te gustaría ahorrar?, ¿cuánto estás gastando en realidad?, ¿cómo podrías mejorar el mes que viene?
Sea o no un aspecto cultural, los japoneses están mucho más acostumbrados a tener el control de su dinero y, en definitiva, a saber a dónde va cada yen. Pero ellos juegan con ventaja, pues cuentan con una extensa tradición de fórmulas para examinar sus gastos. Por ejemplo, algo típico era dividir el salario en sobres a principio de mes, cada uno destinado a un gasto concreto y ser fiel a las estimaciones. También es común lo de ir metiendo las monedas pequeñas en un gran tarro. No obstante, un método destaca sobre el resto. Se podría decir que actúa como el amigo sensato que necesitas, es decir, como la voz de la razón que te recomienda o no comprarte esos zapatos nuevos. Ese amigo prudente se llama kakebo (pronunciado “kah-keh-boh”), cuya traducción literal significa “libro de cuentas para la economía doméstica”.
Se trata de un método fácil y muy visual que ha ganado popularidad en los últimos años, sobre todo desde que 'Blackie Books' introdujese en España el concepto: en un formato parecido al de una agenda, la persona tiene que ir apuntando sus gastos diarios en las categorías determinadas: de supervivencia (comida, transporte, medicinas), ocio (restaurantes, compras, tabaco), cultura (libros, música, películas), extra (regalos, reparaciones), etc. Cuando se termina el mes se suman los resultados semanales y se hace el balance mediante cuatro preguntas clave: ¿cuánto dinero tienes?, ¿cuánto te gustaría ahorrar?, ¿cuánto estás gastando en realidad? y ¿cómo podrías mejorar esto y qué cambiarías el mes que viene? De esta manera, quien lo use puede fijarse en qué cosas gasta más e intentar modificar sus hábitos de consumo.
Vuelve a escribir
En una época en la que todo se soluciona a base de tecnología, en la que caemos en el absurdo de tener lo mejor y más moderno para ahorrar más, el kakebo se reivindica como la solución offline que necesitas. El objetivo detrás del método, según explica el nuevo libro 'El arte japonés de ahorrar dinero' sobre el fenómeno, no solo es conseguir que tengas unos cuentos euros más en tu cuenta a final de mes, sino cambiar la forma en la que entiendes las finanzas. Usar un diario de este estilo te proporciona más información, te obliga a pensar en cómo te gastas el dinero y te ayuda a tomar mejores decisiones.
En cualquier caso, la clave es tener constancia. Según relata la periodista Emilia Maza en 'Daily Mail' puede ayudarte a ahorrar hasta un 35%. Ella asegura que puede ser algo más laborioso que una de las apps nuevas de control de gastos, pero que el hecho de apuntarlo por escrito (así es, te prometes contigo mismo, y por escrito) y obligarte a pensar cómo estás usando tu dinero y cuáles son tus objetivos hace que sea mucho más efectivo.
El objetivo no solo es conseguir que tengas unos cuentos euros más en tu cuenta a final de mes, sino cambiar la forma en la que entiendes las finanzas
En Japón, al menos, se lleva utilizando durante más de 100 años, desde que se puso a la venta en 1904. Su inventora fue Motoko Hani, la primera periodista femenina del país y fundadora de la revista 'La compañera de la mujer', que influyó en el cambio de la mentalidad de las japonesas en el siglo XX. Lo desarrolló con el propósito de ayudarlas en la gestión de las finanzas del hogar y proporcionarles una nueva arma de empoderamiento. En la actualidad, es habitual que los nipones compren una de estas agendas a principio de año.
El ahorro sigue siendo una tarea pendiente para los españoles. Solo unos pocos se pueden permitir el lujo de practicarlo. De hecho, la tasa de ahorro está en el nivel más bajo en nueve años: solo un 6,5% de la renta disponible se destina a ese capítulo, rozando los niveles alcanzados inmediatamente después de la crisis, cuando se hundió hasta el mínimo histórico del 5,9%. La emergencia de esta nueva clase pobre (que no está en paro, pero que trabaja por un sueldo mísero) hace que los malabares económicos sean una constante en los hogares españoles.