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¿Qué es la conciencia? Estas siamesas unidas por la cabeza pueden tener la respuesta
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EN LA MENTE DE LAS HERMANAS HOGAN

¿Qué es la conciencia? Estas siamesas unidas por la cabeza pueden tener la respuesta

Nadie esperaba que sobreviviesen a sus primeros días de vida; ni siquiera que naciesen. Sin embargo, una década después se han convertido en uno de los grandes enigmas médicos

Foto: Una de las imágenes promocionales de 'Inseparable', documental emitido por 'CBC'.
Una de las imágenes promocionales de 'Inseparable', documental emitido por 'CBC'.

El 25 de octubre de 2006, Felicia Simms dio a luz en una clínica de la canadiense ciudad de Vancouver a a sus hijas Krista y Tatiana. Eran un milagro, un caso único entre cada 2,5 millones de gemelas siamesas unidas por la cabeza (cranéopagas). También lo fue que sobreviviesen al parto, puesto que solo tenían un 20% de posibilidades de lograrlo, y aún más que superasen los primeros días de vida. Pero más de una década después, las hermanas siguen vivas, y se han convertido en uno de los grandes enigmas médicos de nuestro tiempo al presentar una forma de conciencia compartida de la que no se tenía ningún testimonio con anterioridad.

“Ven, sienten y saborean lo mismo y pueden incluso saber qué está pensando la otra” es la frase con la que se ha promocionado 'Inseparable', el nuevo documental de Judith Pyke producido por la 'CBC' que recoge los 10 primeros años de vida de las hermanas. No se trata tan solo de que las gemelas estén condenadas a vivir juntas por el resto de sus días –una posible intervención para separarlas fue descartada por ser demasiado peligrosa–, sino que desde que eran pequeñas han mostrado signos de que, de alguna extraña manera, comparten percepción, conciencia y experiencias, lo que nos hace replantearnos los límites del yo.

Sus tálamos parecen estar unidos, de tal forma que lo que una ve, la otra termina percibiéndolo apenas unas milésimas de segundo más tarde


La primera vez que los médicos se percataron de que algo sorprendente ocurría fue antes de abandonar la clínica donde habían nacido. Cuando colocaban un chupete en la boca de una de ellas, la otra también parecía relajarse. Cuando se pinchaba a una, la otra comenzaba a llorar desconsoladamente. Algo parecía sugerir que Krista y Tatiana compartían algo más profundo; quizá, una parte del cerebro que provocaba que estas sensaciones se canalizasen de la una a la otra, en algunos casos, incluso confundiéndolas sobre cuál de ellas está experimentando qué. Para Douglas Cochrane, el neurocirujano del hospital de niños de la Columbia Británica que las trata, no hay ninguna duda de que las niñas comparten, al menos, ciertas percepciones sensoriales.

Foto: Las hermanas Krivoshlyapova nacieron en Moscú en 1950. (Alamy)

La tesis que ha establecido el doctor es que el misterio de las siamesas se oculta en un “puente” que une los tálamos de ambas, y que descubrió en una resonancia magnética. Es decir, hay una unión entre la región del cerebro que administra todas las percepciones sensoriales (menos el olfato) de ambas. De esta manera, lo que ven, tocan y saborean en la boca pasaría de Krista a Tatiana y de Tatiana a Crista, lo que explicaría por qué –por ejemplo– la gemela que no podía alcanzar a ver el televisor se reía tanto como su hermana con lo que esta veía por la pequeña pantalla. Según Cochrane, es posible que el impulso visual se traslade en cuestión de milisegundos a la otra hermana. Una posibilidad que sugiere la existencia de una experiencia sensorial compartida y que sacude nuestras concepciones de lo que es el “yo”.

¿Dónde están los límites?

Son muchas las historias que han recogido los medios de comunicación y que muestran que esta posibilidad no es nada remota. Los primeros experimentos fueron realizados por el propio Cochrane cuando las hermanas Hagen tenían dos años: la prueba consistía en medir la actividad cerebral de ambas cuando se dirigía una luz a una de ellas, mientras ambas tenían los ojos tapados. La reacción en el lóbulo occipital era muy parecida, y ocurría lo mismo cuando se intercambiaban los papeles. Los resultados, como suele ocurrir con esta rama de la neurociencia, no son concluyentes, ya que tan solo pueden poner de manifiesto que hubo una reacción similar, pero no cuál era exactamente.

A veces confunden su “yo”: Krista, por ejemplo, dice “tengo dos trozos de papel” cuando uno está en su mano y el otro en el de su hermana


La evidencia, a lo largo de los años, comenzó a acumularse. La periodista de 'The New York Times' Susan Dominus también tenía sus dudas hasta que vio con sus propios ojos lo que Cochrane y los padres de las niños anunciaban. Por ejemplo, cuando Tatiana reaccionaba como si acabase de tragar agua mientras Krista bebía un vaso de agua. O cuando ambas se quedaban dormidas al mismo tiempo. O cuando una de ellas reaccionaba igual que su hermana cuando esta era pisada por accidente. Pero más llamativo aún eran los momentos en los que confundían su “yo” y, por ejemplo, Krista decía “tengo dos trozos de papel”… Aunque en realidad tuviese tan solo uno y el otro estuviese en la mano de su hermana.

La lista es muy larga. La propia periodista vio cómo una de las hermanas era capaz de decir con total certeza dónde estaban tocando a su hermana sin mirar, lo que demostraría que los límites de su percepción no se circunscriben a su propio cuerpo. Sus gestos y su forma de pronunciar las palabras al mismo tiempo son casi idénticos, como puede verse en el vídeo que se encuentra bajo este párrafo. En caso de que esta extraña conexión sea real, no siempre funciona. Sus padres sospechan que se puede deber a que es una experiencia extenuante, por lo que requiere cierta concentración (o tranquilidad) ser capaces de “sintonizar” con su siamesa. O, al revés, es en esos momentos cuando tienen problemas a la hora de filtrar los impulsos percibidos por su hermana que se confunden en un magma de impresiones sensoriales.

Esto no quiere decir que compartan personalidad. Al contrario, cada una tiene un temperamento diferente. Mientras que Tatiana es más amable, Krista es la “matona” de la pareja, y golpea a su hermana con cierta frecuencia. Esta relación recuerda poderosamente a la que mantenían las hermanas Masha y Dasha Krivoshlyapova, que sirvieron de cobayas en la Unión Soviética y que mantuvieron durante las más de cuatro décadas que vivieron una peculiar relación de amor y odio… A pesar de que compartían un único sistema circulatorio. Esta diferencia de personalidad entre una y otra plantea una gran pregunta: ¿hasta qué punto determina la experiencia nuestro “yo”?

¿Una o dos personas?

A simple vista, es fácil establecer límites en la experiencia subjetiva del “yo”. Conocemos qué percibimos, qué vemos, qué oímos y qué saboreamos; también, qué recordamos, cuáles son nuestras preferencias o lo que hemos vivido. Por supuesto, no es tan sencillo. Todos hemos descubierto en nuestra vida cotidiana que conservamos recuerdos de algo que jamás ocurrió –algo que ha ocurrido con frecuencia en los casos de falsos recuerdos de abusos sexuales–; Oliver Sacks nos mostró que las enfermedades neurológicas pueden distorsionar nuestra percepción del “yo”; y el deterioro cognitivo profundo de un ser querido es una experiencia que nos suele hacer preguntarnos si, de verdad, esa persona sigue siendo ella misma.

Sufren epilepsia, son alérgicas al gluten y padecen diabetes. Su desarrollo cognitivo es inferior al de otras niñas de su edad

Como se pregunta en 'The Walrus' Michael Harris, ¿hasta qué punto comparten estas dos hermanas una parte de su propio “yo”? En el documental, explica, ellas mismas afirman que pueden hablar la una con la otra en su cabeza. Sin embargo, a menudo no suelen ponerse de acuerdo sobre cuestiones nimias de su vida cotidiana –cuándo levantarse o dónde caminar, por ejemplo–. Algo que nos lleva a pensar que, en su caso, pesan más sus rasgos de nacimiento que sus percepciones, que son más o menos las mismas.

El caso de las gemelas Hogan plantea otra gran pregunta que trasciende lo meramente neurológico hasta afectar a lo social: ¿de qué manera responde la sociedad ante ellas, y de qué forma esto contribuye –o no– a crear una o dos personalidades distintas? El caso de las gemelas Gibbons, que pasaron su vida hablando ente ellas en una jerga ininteligible, muestra que en los casos más extremos, dos hermanos, incluso físicamente separados, pueden terminar confundiendo sus personalidades en un 'tropo' habitual en la literatura o el cine. La madre de las Hogan desvela que, para ella, tienen una personalidad menos diferenciada que sus otros tres hijos.

placeholder Otras de las imágenes de 'Inseparable'. (CBC)
Otras de las imágenes de 'Inseparable'. (CBC)

“Son tan delicadas como las hadas de las que han sacado su nombre”, recordaba un artículo publicado en el 'Vancouver Sun'. Sufren epilepsia y deben tomar medicina cada noche. Además, son alérgicas al gluten y padecen diabetes. Su desarrollo cognitivo es inferior al de otras niñas de su edad y, por su situación, su esperanza de vida no es muy alta; de ahí, probablemente, que no se las quiera someter a interminables exámenes y análisis. Tan solo ellas pueden saber exactamente qué ocurre dentro de su cabeza; o, mejor dicho, quizá ni siquiera ellas lo conozcan, puesto que aún no disponemos de los términos exactos para definirlo.

El 25 de octubre de 2006, Felicia Simms dio a luz en una clínica de la canadiense ciudad de Vancouver a a sus hijas Krista y Tatiana. Eran un milagro, un caso único entre cada 2,5 millones de gemelas siamesas unidas por la cabeza (cranéopagas). También lo fue que sobreviviesen al parto, puesto que solo tenían un 20% de posibilidades de lograrlo, y aún más que superasen los primeros días de vida. Pero más de una década después, las hermanas siguen vivas, y se han convertido en uno de los grandes enigmas médicos de nuestro tiempo al presentar una forma de conciencia compartida de la que no se tenía ningún testimonio con anterioridad.

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