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Evita el resfriado: los mejores trucos para no caer enfermo este invierno
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Evita el resfriado: los mejores trucos para no caer enfermo este invierno

Pensar que las dolencias estacionales son inevitables es un error muy común, más aún si consideramos que basta seguir unas pautas concretas para eludir los estornudos

Foto: La enfermedad nos hace miserables. (iStock)
La enfermedad nos hace miserables. (iStock)

El atípico otoño de clima casi veraniego ya ha dado paso al frío más propio de estas fechas. Por fin, pensarán algunos mientras sacan con gusto el plumas del armario. Sin embargo, estos cambios de temperatura suelen pillar desprevenidos a mucha gente y, por ende, desencadenar una nueva ola de gripes y resfriados. Todos los años la misma historia. Por lo general, lo asumimos con resignación: no es cuestión de si nos pondremos o no malos este invierno, sino de cuándo. Pero pensar que la enfermedad es inevitable es un error muy común, más aún si consideramos que basta seguir unas pautas concretas para eludir los estornudos, mocos y demás engorros invernales.

No te olvides del abrigo

placeholder Es importante tirar cuanto antes los pañuelos desechables. (iStock)
Es importante tirar cuanto antes los pañuelos desechables. (iStock)

Tu abuela tenía razón: una rebequita nunca está de más. Recuerda que no es el frío en sí el que produce el resfriado, sino el virus, pero este se propaga mucho mejor cuando tus defensas en las mucosas están ocupadas intentando mantener la temperatura corporal. En resumen, te hace más vulnerable. Por esa razón, es muy importante estar bien abrigado, acorde con la temperatura ambiente. Además, después de este comienzo de otoño excepcionalmente templado, los españoles nos hemos malacostumbrado a salir de casa sin abrigo, el mismo que luego echaremos de menos cuando caiga el mercurio.

Las manos, bien limpias

En esta época es especialmente aconsejable no tocar demasiadas cosas en espacios públicos, pero como sabemos que es difícil no parecer un neurótico de manual en, por ejemplo, un autobús, quizá sea más útil recomendar que intentes lavarte las manos siempre que puedas.

El frío del invierno motiva a las personas a estar más tiempo bajo techo, lo que, de forma indirecta, favorece el contagio entre ellas

Hacerlo de manera frecuente y con jabón te asegurará mantener los virus a raya. Aunque la mayoría de infecciones se transmite por el aire, los gérmenes también se propagan mediante el contacto físico y, sobre todo, a través de las manos. A su vez ayuda el evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca. De la misma forma, si ya has caído enfermo es muy importarte asegurarte de tenerlas limpias para que la enfermedad no se propague más, sobre todo después cubrirte la boca al estornudar o toser.

Foto: Vas por el buen camino, pero aún te falta mucho. (iStock)

No te pases con la calefacción

El frío del invierno motiva a las personas a estar más tiempo bajo techo, lo que, de forma indirecta, favorece el contagio entre ellas. Además, la calefacción reseca el aire y nuestras mucosas. Y una nariz reseca hace que sea mucho más fácil la propagación de virus y bacterias. Por eso es buena idea mantener el interior húmedo (entre el 50% y 70%) y ventilado (hay quien hasta duerme con la ventana abierta). Puedes ayudarte de un humidificador.

Mira la temperatura antes de salir de casa

placeholder Sé previsor. (iStock)
Sé previsor. (iStock)

Ahora que tenemos las predicciones meteorológicas a golpe de 'click' en nuestro móvil, ¿para qué arriesgarnos? Antes de salir de casa, mira qué temperatura va a hacer el resto del día. Por lo general, los días de invierno nublados suelen ser una condición más propicia para la exposición a los gérmenes. No obstante, es posible que no lo notes hasta que acabe el periodo de incubación, que suele ser de dos o tres días en el caso del resfriado común. Después llegan la tos o los estornudos, el picor de garganta, la congestión nasal y los arrepentimientos: ¿por qué no habré mirado el tiempo?

Asegúrate de dormir lo suficiente

Numerosos estudios han demostrado que dormir lo suficiente (de siete a nueve horas) ayuda a mantener el sistema inmunológico en buenas condiciones y, por lo tanto, vencer a cualquier virus. En caso de que ya estés contagiado, conciliar el sueño con tanta tos y congestión puede ser complicado. Procura elevar la cabeza a una altura mayor que la del cuerpo (te será más fácil toser), utilizar un humidificador o beber un té caliente y sin cafeína antes de irte a la cama. Si los problemas persisten, prueba con un medicamento descongestivo y acude a tu médico.

Sigue realizando actividad física

placeholder Hay que seguir activos, aunque haga frío. (iStock)
Hay que seguir activos, aunque haga frío. (iStock)

Puede que dé pereza salir de casa para hacer ejercicio, pero la actividad física no debería decaer en invierno. Correr por el parque, jugar al fútbol, montar en bici o ir al gimnasio mantendrá tu cuerpo activo, mejorará tu sistema inmune y las posibilidades de contagio serán menores. Asimismo, el ejercicio (moderado, se entiende) también ayuda a deshacerse de la enfermedad a través de la transpiración.

Conciliar el sueño con tos y congestión puede ser complicado. Procura elevar la cabeza a una altura mayor que la del cuerpo y utilizar un humidificador

De esta forma, se deduce que no es bueno quedarse todo el día en la cama con el resfriado y que vale la pena salir a dar una vuelta a la manzana para mover un poco el cuerpo. Eso sí, no vayas al gimnasio con el catarro, no vaya a ser que contagies a todos los allí presentes.

Vacúnate de la gripe

Aunque este año la epidemia estacional se prevé moderada, las autoridades recuerdan que la gripe es una de las causas de mortalidad más importantes para los mayores de 60 años. En 2016 se notificaron más de 3.000 casos graves hospitalizados y entre 200 y 300 muertes a causa de esta enfermedad y sus complicaciones. La mejor manera de prevenirlo, la vacunación.

El atípico otoño de clima casi veraniego ya ha dado paso al frío más propio de estas fechas. Por fin, pensarán algunos mientras sacan con gusto el plumas del armario. Sin embargo, estos cambios de temperatura suelen pillar desprevenidos a mucha gente y, por ende, desencadenar una nueva ola de gripes y resfriados. Todos los años la misma historia. Por lo general, lo asumimos con resignación: no es cuestión de si nos pondremos o no malos este invierno, sino de cuándo. Pero pensar que la enfermedad es inevitable es un error muy común, más aún si consideramos que basta seguir unas pautas concretas para eludir los estornudos, mocos y demás engorros invernales.

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