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El fin de la primera clase: por qué está condenada a desaparecer muy pronto
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El fin de la primera clase: por qué está condenada a desaparecer muy pronto

Al contrario de lo que pensamos, el mercado de las aerolíneas no se diversifica en sus mejores productos, sino en los más sencillos. Las consecuencias empiezan a notarse

Foto: Brindando por los viejos tiempos. (iStock)
Brindando por los viejos tiempos. (iStock)

Basta con darse una vuelta por la página web de Emirates España, una de las pocas compañías que operan vuelos de primera clase en nuestro país, para darse un baño figurado de lujo. “Relájese en su suite privada, rejuvenezca en la ducha spa del A380 y disfrute de una lujosa comida siempre que le apetezca”, oferta la popular aerolínea. ¿Necesita algo más? Puede, si quiere, socializar en la moderna sala VIP del A380, cuidarse su piel con un pijama de microcápsulas hidroactivas y perfumarse con colonia de Bulgari, “una exclusiva fragancia floral amaderada”.

Todo esto puede llegar a su fin más pronto que tarde, ya que cada vez son más las compañías aéreas que han reducido o directamente eliminado el servicio de primera clase. Emirates es una de ellas: como recuerda 'The Telegraph', esta misma semana ha anunciado que eliminaría algunos de los asientos de primera clase de la línea que une el aeropuerto londiense de Gatwick y Dubái como respuesta al aumento de demanda durante las Navidades. Anteriormente, ya había hecho lo propio en el A380 para expandir el tamaño de la clase 'business' y turista.

El CEO de Air-France-KLM lo definió como “un truco de marketing” que no resulta rentable y se conserva por mera cuestión de estatus


Esta evolución pone de manifiesto una realidad que han señalado a menudo las compañías aéreas y los expertos en el sector: que la primera clase es cada vez menos rentable, en la medida en que es preferible cobrar menos por cada billete turista que ofrecer este servicio y tener vacía una gran parte del aeroplano. Algo que ya había sugerido de forma nada equívoca Alexandre de Juniac, CEO de Air France-KLM, cuando había descrito la primera clase como “poco más que un caro truco de 'marketing'” del que nadie saca beneficio, y que tan solo se mantiene por una cuestión de estatus.

Foto: Todo lo que pueda ir mal, irá mal. (iStock) Opinión

Es razonable pensar que a medida que la demanda aumenta gracias a los turistas prestos a viajar pero no a adquirir un billete de primera clase, resultará más beneficioso para la compañía limitar el número de viajeros 'deluxe'. Es coherente con la evaluación del mercado desde los años cincuenta, cuando fue la clase turista la que apareció como una alternativa a la primera clase, no al revés. De ahí que otras compañías como la australiana Qantas, Lufthansa, Singapore Airlines, United Airlines, Etihad, Air New Zealand o Turkish Airlines se estén sumando a la tendencia.

Una cuestión de números

La principal aerolínea española, Iberia, tampoco ofrece una primera clase como tal, sino una 'business plus' que proporciona ventajas como butacas más amplias, conexión a internet o cocina gourmet. Como recuerdan diversos expertos, es más que probable que la experiencia de verdadero lujo se limite en un futuro no tan cercano a líneas muy determinadas; en concreto, las que conectan las capitales europeas con los centros económicos de Oriente Medio, como Doha o Dubái. Es decir, donde sí puede haber un público potencial dispuesto a pagar mucho más por un servicio de lujo.

Hasta hace no mucho, algunas compañías preferían despegar con asientos vacíos para no devaluar el producto. Desde hace poco, ya no es así


El nuevo paradigma de la aviación comercial se concentra, ante todo, en optimizar el beneficio por viajero; de ahí que desaparezcan las alternativas más caras y el billete básico ofrezca muchas menos ventajas, que habrán de adquirirse de manera separada. Es lo que muestran recientes anuncios que sugieren que pronto tendremos que pagar por nuestro equipaje de mano o que cobrarán una multa al viajero si no es capaz de introducir este en la cabina. Se trata de decisiones empresariales encaminadas a hacer frente a una demanda cada vez mayor y a la competencia de las aerolíneas 'low-cost', cuyos billetes básicos son sensiblemente más baratos.

Como explicaba a la página australiana 'News' el manager de ventas de 'Cheapflights' Nathan Graham, “si no hay primer clase, se pueden añadir más plazas para los productos de bajo coste y alta demanda, lo que permite que los aviones vuelen llenos más a menudo”. Este principio contraviene la lógica que había imperado desde hacía décadas, que es que, como recordaba la web de viajes 'Flightfox', “las compañías sacan un mayor beneficio de vender un 20% de asientos por 1.500 dólares que el 50% por 550 dólares”. Es decir, era preferible no devaluar el producto aunque no se vendiesen todos los billetes… hasta hace poco.

placeholder Problemas en el paraíso aéreo. (iStock)
Problemas en el paraíso aéreo. (iStock)

Es posible, sugieren los expertos, que aún se reserve una pequeña parte del avión a estos viajeros de primera clase, cuyos asientos son tan caros que compensan conservarlos. Como recuerdan los datos de IATA, la mayor parte de estos servicios se localizan en los vuelos transatlánticos sobre el Atlántico o en el Pacífico. Por el contrario, son los viajes continentales (como dentro de los países europeos o entre Estados norteamericanos) en los que menos se recurre a este sistema alternativo. Nathan Graham recuerda que está descartada la posibilidad de que los precios de las clases turista y 'business' aumenten para compensar la desaparición de la primera clase, puesto que las aerolíneas están cada vez más interesadas en retener a sus clientes habituales.

¿Cuál es la alternativa?

¿Qué ocurrirá con la mayoría de esos asientos de primera clase condenados a la extinción? Probablemente, que pasarán a ser parte de la sección 'business', que absorberá a aquellos pasajeros que deseen un servicio un poco mejor por un poco más de dinero. En muchas aerolíneas, los servicios de clase 'business' son tan buenos como la antigua primera clase, recuerda Nathan, por lo que muchos viajeros no tendrán problema a la hora de cambiar a este servicio.

Como matiza en 'The Independent' Arthur Wu, director creativo de Teague, en muchos casos la diferencia entre la primera clase y la 'business' no es sustancial, y ese ha sido uno de los problemas de las aerolíneas. Según su visión, la primera clase no desaparecerá, sino que será aún más cara, más exclusiva y ofrecerá mejores servicios que ahora, ya que es la única manera de competir en este nuevo panorama. Como recordaba un informe de IATA (la Asociación Internacional de Transporte Aéreo), el crecimiento de viajeros en el espacio aéreo global alcanzó este mes de junio su máximo en los últimos 12 años.

Basta con darse una vuelta por la página web de Emirates España, una de las pocas compañías que operan vuelos de primera clase en nuestro país, para darse un baño figurado de lujo. “Relájese en su suite privada, rejuvenezca en la ducha spa del A380 y disfrute de una lujosa comida siempre que le apetezca”, oferta la popular aerolínea. ¿Necesita algo más? Puede, si quiere, socializar en la moderna sala VIP del A380, cuidarse su piel con un pijama de microcápsulas hidroactivas y perfumarse con colonia de Bulgari, “una exclusiva fragancia floral amaderada”.

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