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El nombre de todos los países viene del mismo lugar: una de estas cuatro categorías
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¿lo has pensado alguna vez?

El nombre de todos los países viene del mismo lugar: una de estas cuatro categorías

Las denominaciones suelen ser heredadas, arbitrarias y, a menudo, absurdas. La elección nunca es democrática y pocas están arraigadas en cualidades como la libertad o la justicia

Foto: Banderas y países hay muchos, pero no somos muy originales poniendo nombres. (Reuters)
Banderas y países hay muchos, pero no somos muy originales poniendo nombres. (Reuters)

Puede que en algún momento de tu vida te hayas preguntado por qué tus padres escogieron el nombre que tienes. Quizá algún familiar lejano se llamaba así, puede que les gustase el significado del mismo o tal vez simplemente cómo suena. Sea como fuere, es tuyo, lo que no significa que te tengas que sentir identificado con él. Lo que tal vez no hayas considerado tanto es el origen del nombre del país en el que vives. Sí, ese que ahora en tiempos de nacionalismo inculca un sentido de pertenencia. Ese que, como nuestros nombres, se nos entrega ya constituido y suele ser heredado, arbitrario y, a menudo, absurdo.

Tan solo el nombre de un país tiene el poder de infundir sentimientos (véase patriotismo, orgullo, vergüenza o ira) como ninguna otra palabra. Los políticos lo saben y los utilizan: “Hagamos que América vuelva a ser grande”. No obstante, los orígenes reales de estas denominaciones probablemente no reflejen las ideologías con las que hoy asociamos a los países. La elección casi nunca es democrática y muy pocos están arraigados en cualidades modernas como la libertad o la justicia.

Colón le puso nombre a cinco países: San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda y Trinidad y Tobago

Es más, según una investigación publicada en 'Quartz', el nombre de casi todos los países encaja dentro de una de estas cuatro categorías: el nombre de una tribu, una característica del terreno, la localización en la que se encuentra o el nombre de una persona relevante, por lo general, un hombre. Para averiguar a qué nos estamos refiriendo cuando decimos “España” o “Papúa Nueva Guinea”, la publicación ha utilizado los datos del 'Oxford Concise Dictionary of World Place-Names', de John Everett-Heath, y 'solo' ha tenido en cuenta los 195 países reconocidos por EEUU.

1. Nombre de una tribu

La mayor parte de los países -alrededor de un tercio- debe su nombre al de una tribu en particular, y sucede especialmente con los europeos. Los francos en Francia, los vitali en Italia (se dice que la palabra derivó de un pueblo de Calabria cuya denominación terminaron usando los griegos para llamar así a todos los habitantes del lugar) o los schwyz en Suiza (además dan nombre a una ciudad del país). No obstante, estas designaciones no se limitan al viejo continente. Por ejemplo, Corea (cuyo nombre oficial en coreano es Daehan Minguk) debe su denominación a las tribus Han del siglo II a.C. y Vietnam significa literalmente el “país del los viet del sur”.

El nombre de Sierra Leona no hace referencia a ningún león de la montaña, sino al sonido de los truenos en las colinas de Freetown

En el último siglo muchas regiones han recuperado en sus nombres una identidad mucho más antigua de la creación del Estado moderno. Cuando la zona llamada Costa de Oro se independizó de los británicos pasó a llamarse Ghana, un imperio más antiguo que se disolvió en el siglo XIII. Otros países tienen nombres que describen los atributos de esos pueblos, como Burkina Faso, acuñado en 1984, que significa “tierra de hombres honestos”. También se piensa que el término Guinea (y sus homónimos Guinea-Bissau, Papúa Nueva Guinea y Guinea Ecuatorial) viene de la palabra tuareg “aginaw”, que significa “gente negra” y que era utilizado por los portugueses para referirse a la zona.

2. Una característica del territorio

Alrededor de un cuarto de los nombres provienen de algún aspecto concreto del territorio. Por ejemplo, Argelia lleva ese nombre por las islas que antes había en la bahía de su capital, ahora borradas del mapa por el desarrollo del puerto. El nombre de Costa Rica habla por sí solo. Honduras, por sus aguas profundas. Barbados, debido a la abundacia de higueras con raíces aéreas, colgando como si fueran barbas. Montenegro, en efecto, hace referencia a un monte, el Lovćen, en el suroeste del país. Y, como era de esperar, Islandia debe su nombre al hielo (“ice”), aunque, según explica Everett-Heath, la intención de sus primeros pobladores nórdicos no era describir lo que veían sino disuadir a los visitantes de que llegaran a la isla. Otro malentendido común es Sierra Leona, que no hace referencia a ningún león sino al sonido de los truenos en las colinas de Freetown. Por último, no podía faltar España, pues el significado que los romanos le daban a la palabra "Hispania" era el de "tierra de conejos".

3. Según su localización

placeholder Aficionados japoneses con la bandera del sol naciente. (Reuters)
Aficionados japoneses con la bandera del sol naciente. (Reuters)

La localización también influye en la denominación. En concreto, de 25. Zhongguo es el nombre con el que los chinos llaman a su país y literalmente significa “nación del centro”. Por su parte "nipón", el endónimo de Japón, es la “tierra del sol naciente” y hace referencia a que está al este de China. Noruega es “el camino hacia el norte” y en nuestras antípodas, Australia, hace referencia al "sur".

4. En honor a una persona importante

Otros 25 países hacen referencia a nombres de personas, generalmente hombres. Santa Lucía, una mártir cristiana de Siracusa, es la única excepción. Vamos con lo obvio: Filipinas por el rey Felipe II, Bolivia por Simón Bolivar, Israel por el nombre que se le dio a Jacob tras su retorno de Mesopotamia, Mauricio por el magistrado holandés Maurice de Nassau, las islas Salomón por el rey bíblico y sus riquezas, y América por el explorador italiano Américo Vespucio.

placeholder Estatua de Colón en Venezuela. (Reuters)
Estatua de Colón en Venezuela. (Reuters)

Sin duda, en esto de poner nombres Cristóbal Colón se lleva la palma, pues dejó su huella en muchas tierras del otro lado del charco: San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas (todas estas en honor a sus santos favoritos), Antigua y Barbuda (por la Iglesia de Santa María de la Antigua) y Trinidad y Tobago (por la Santísima Trinidad). Y, por supuesto, Colombia, que aunque hace referencia al explorador, no le puso él el nombre. Eso ya sería demasiado protagonismo.

Extra: origen misterioso

Hay alrededor de unos 20 nombres de países cuyos orígenes están discutidos o directamente no se conocen. Por ejemplo, Malta podría signicar "refugio" o "abejas" y Nepal, “el comienzo de una era”, “lugar sagrado” o “país en el centro”. Y tampoco se conoce nada acerca de la nomenclatura de Siria o Palau.

Puede que en algún momento de tu vida te hayas preguntado por qué tus padres escogieron el nombre que tienes. Quizá algún familiar lejano se llamaba así, puede que les gustase el significado del mismo o tal vez simplemente cómo suena. Sea como fuere, es tuyo, lo que no significa que te tengas que sentir identificado con él. Lo que tal vez no hayas considerado tanto es el origen del nombre del país en el que vives. Sí, ese que ahora en tiempos de nacionalismo inculca un sentido de pertenencia. Ese que, como nuestros nombres, se nos entrega ya constituido y suele ser heredado, arbitrario y, a menudo, absurdo.

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