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El curioso caso del abogado que se rio de la Justicia
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El curioso caso del abogado que se rio de la Justicia

Un letrado sentó jurisprudencia al advertírsele con una falta "leve" tras presentar unos escritos al juzgado llenos de frases incoherentes "más propias de una reunión de amigos"

Foto: "Carece del más mínimo sentido jurídico". (iStock)
"Carece del más mínimo sentido jurídico". (iStock)

El curioso caso del abogado poético comenzó cuando el Juzgado de lo Social nº11 de Madrid, extrañado por la naturaleza de sus escritos, los remitió al Colegio de Abogados de Madrid. Iniciada la información previa, se llegó a la conclusión de que esa prosa legal “era más propia de una persona lega en derecho, de un irresponsable, de un chiquilicuatro, de un zascandil, de un chisgarabís, de un mequetrefe con buena voluntad pero con escasos conocimientos, que de un profesional”.

El afectado recurrió la sanción que le impusieron y se defendió argumentando que no se especificaban las frases en las que se basaban para hacer tales juicios sobre su desempeño profesional. La réplica, que sirve para establecer jurisprudencia, fue demoledora. “Basta leer los diferentes escritos presentados por el letrado recurrente para que se observen las siguientes frases totalmente improcedentes” y a partir de ahí comienza una retahíla de extrañísimas observaciones que en su día escribió el citado letrado, ora poéticas, ora propias de un registro civil de pueblo decimonónico.

Con el sol en Sagitario y la Luna en Géminis. Hoy se celebra la Feira do capón en Villalba de donde es el excelentísimo arzobispo

“FOLIO 7: Es justicia que se pide en la Villa y Corte de Madrid el lunes día 19 de diciembre de 1994, Fiesta de San Urbano y de San Timoteo, con el sol en Sagitario y la Luna en Géminis. Hoy se celebra la Feira do capón en Villalba, Lugo, de donde es el excelentísimo arzobispo de Madrid. Y se celebra el aniversario del inicio, en 1872, de la Segunda Guerra Carlista, y de nacer en 1886 el Eminentísimo Sr. Cardenal don Jesús Carlos.”

Pero la sucesión de frases estrambóticas prosigue. “Folio 8: Tercer otrosí digo: Que la Fiesta de San Eugenio en el Monte del Pardo se debe celebrar comiendo las bellotas de encina y bebiendo agua del río Manzanares, como se hacía antiguamente, con motivo del permiso real para penetrar con dicho fin en el que era recinto de caza. Con el pasadoble El Relicario se hizo famosa la frase: ‘Un día de San Eugenio yendo hacia El Pardo la conocí”.

El sentido jocoso de las frases citadas es más propio de una reunión de amigos que de la seriedad de un escrito jurídico

Así que la sentencia que analiza el originalísimo estilo del abogado concluye que “con el mayor respeto a las ideas del recurrente, no son propias de un escrito forense, por no añadir nada al fondo del asunto y más parece un desprecio hacia la seriedad de la Justicia que un alegato jurídico". Y que las citadas frases y otras más son "cuando menos, una falta de respeto en cuanto a la forma de su intervención ante un órgano jurisdiccional". También subraya que "carece de sentido común y, por supuesto, del más elemental sentido jurídico".

Y prosigue en su indisimulada regañina al abogado (al que no saben muy bien si tratar como un díscolo rebelde o como un hombre con algún tipo de patología mental): “El sentido jocoso de algunas de las frases anteriormente citadas es más propio de una reunión de amigos que de la seriedad de un escrito jurídico”. El resultado final fue que recibió una amonestación leve en el año 2000. Sobre el resto de sus aventuras, poco más se sabe.

El curioso caso del abogado poético comenzó cuando el Juzgado de lo Social nº11 de Madrid, extrañado por la naturaleza de sus escritos, los remitió al Colegio de Abogados de Madrid. Iniciada la información previa, se llegó a la conclusión de que esa prosa legal “era más propia de una persona lega en derecho, de un irresponsable, de un chiquilicuatro, de un zascandil, de un chisgarabís, de un mequetrefe con buena voluntad pero con escasos conocimientos, que de un profesional”.

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