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Día Mundial del Alzhéimer: por qué no hay cura para la enfermedad del olvido
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Día Mundial del Alzhéimer: por qué no hay cura para la enfermedad del olvido

Los últimos ensayos fallidos para hallar una solución a la más frecuente de las dolencias neurodegenerativas sirven para acercarse a un cóctel de fármacos definitivo

Foto: Uno de cada tres mayores de 85 años padece alzhéimer. (iStock)
Uno de cada tres mayores de 85 años padece alzhéimer. (iStock)

De fracaso en fracaso hasta la victoria final. Esa parece ser la divisa de varios de los grupos científicos que tratan de buscar un tratamiento efectivo contra la enfermedad de alzhéimer. La famosa frase del gran maestro de ajedrez cubano José Capablanca de que se aprende más de los juegos que se pierden que de los que se ganan se puede aplicar a la lucha para frenar la más mortífera de las formas de demencia. Una dolencia que está entre las diez principales causas de muerte en España y que afecta a más de medio millón de personas (a los 85 años de edad la sufren una de cada tres personas). Las estadísticas, además, hablan de un incremento anual exponencial.

Descubierta por el psiquiatra Alois Alzheimer en 1906, esta enfermedad neurodegenerativa ha multiplicado en los últimos 20 años el conocimiento que se tiene sobre ella. Pero sigue sin tener cura ni forma de frenarla de manera significativa. El investigador Javier Sáez-Valero, del Instituto de Neurociencias de Alicante, ha publicado su último trabajo hace escasas semanas en la revista 'Molecular Neurobiology': sin embargo, los ensayos clínicos han sido, de nuevo, decepcionantes. Precisamente por eso, el equipo de Sáez-Valero se ha preguntado el porqué de esta falta de resultados y se ha topado con varios hallazgos muy interesantes.

La enfermedad real se desarrolla en cerebros envejecidos humanos y no en roedores, que no sirven para los ensayos

En lugar de encontrarse en el escenario esperado (reducir la proteína amiloide), se dio cuenta de que se producía un “efecto rebote que aumenta la formación de esta proteína anómala tóxica”. Un fracaso que puede abrir una etapa muy relevante en la investigación de la enfermedad. “Hay que aprender de los fallos de las terapias usadas hasta la fecha. Eso servirá para hacer nuevos y mejores ensayos”, explica el científico, que también ha observado que una de las dificultades con las que se topan es el uso de roedores para hacer las pruebas.

Foto: Benjamin Bradlee. (CC / Miguel Ariel Contreras Drake-McLaughlin)

“Los ratones no presentan una patología equivalente al alzhéimer en humanos, creamos esos modelos introduciéndoles genes mutados de humanos, que se presentan solo en los casos familiares, un porcentaje escasísimo”, explica Sáez-Valero. “La enfermedad real se desarrolla en cerebros envejecidos humanos y no en roedores. Además, en las personas se produce por multitud de razones, cosa que no se da en los ratones”. En definitiva, algunas de las experiencias con animales que parecía que podían funcionar han resultado siempre fallidas con humanos.

Cóctel de fármacos

Todos los estudios apuntan a la misma dirección. Si no se puede curar, al menos que se pueda hacer un diagnóstico lo más precoz posible. “Intervenir cuando el deterioro aún es pequeño es básico”, indican los doctores. Los fármacos, cerca de 200, han fallado, pero el grupo de investigadores es optimista. “probablemente no será un solo fármaco, sino varios que surgirán de todos estos fracasos previos”. Una conclusión muy semejante a la que se llegó en la Conferencia Mundial de Toronto, en 2015.

El próximo jueves el el Día Mundial del alzhéimer. Una dolencia que no solo afecta a quien la padece. Se trata de la enfermedad crónica que provoca mayor dependencia, por encima del ictus o el parkínson.

Según cálculos de Alzheimer Disease International, en 2018, se alcanzará más de mil millones de dólares de gasto relacionado con esta enfermedad

También tiene un impacto económico de enormes dimensiones y difícil de calcular por los costes sanitarios y no sanitarios que provoca. Según cálculos de Alzheimer Disease International´, en 2018 se alcanzarán más de mil millones de dólares de gastos relacionados con esta enfermedad. En comparación del doctor Alberto Villarejo, “si los costes de la demencia se compararan con una empresa, su valor en el mercado sería superior al de Apple”.

En España el coste se cifra entre 27.000 y 37.000 euros anuales por familia afectada. Más del 80% de las personas que sufren esta dolencia son cuidadas por su propia familia. Se calcula que se dedican a sus necesidades más de 70 horas a la semana. Además, la atención a estos enfermos genera más estrés que a otros tipos de dependientes, afectando tanto a la vida laboral como a la calidad de vida en general de los cuidadores.

De fracaso en fracaso hasta la victoria final. Esa parece ser la divisa de varios de los grupos científicos que tratan de buscar un tratamiento efectivo contra la enfermedad de alzhéimer. La famosa frase del gran maestro de ajedrez cubano José Capablanca de que se aprende más de los juegos que se pierden que de los que se ganan se puede aplicar a la lucha para frenar la más mortífera de las formas de demencia. Una dolencia que está entre las diez principales causas de muerte en España y que afecta a más de medio millón de personas (a los 85 años de edad la sufren una de cada tres personas). Las estadísticas, además, hablan de un incremento anual exponencial.

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