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Cómo los hijos de los ricos se quedan con los trabajos que exigen talento
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'Survival of the richest'

Cómo los hijos de los ricos se quedan con los trabajos que exigen talento

Un capítulo de un reciente libro sobre los millonarios revela cómo, incluso en los terrenos donde el talento es clave, los descendientes de las élites consiguen triunfar

Foto: Taylor Swift, una descendiente de padres con posibilidades. (Mario Anzuoni / Reuters)
Taylor Swift, una descendiente de padres con posibilidades. (Mario Anzuoni / Reuters)

En EEUU, el 10% de la población controla el 76% de la riqueza en EEUU, según los datos que recoge Don Jeffries en su último libro, 'Survival of the Richest'. Nuestra sociedad está en la situación que describió Pareto, esa en la que el 20% posee el 80%, y a la descripción de este escenario y sus consecuencias económicas, políticas y sociales dedica Jeffries su texto.

Pero el autor también se pregunta si esa parte favorecida de la sociedad posee las cualidades precisas para justificar su posición. Si lo que aportan merece recompensa, y en ese caso, si la retribución que consiguen cuenta con alguna base. La idea dominante es que vivimos en la época del talento y que, por tanto, quien logra subir a la cima social es precisamente por haber destacado por su ingenio o habilidad.

La teoría y la realidad

La respuesta que Jeffries da a la pregunta es negativa: este es un juego con las cartas marcadas. Los repetidos ejemplos de la gente que salió de la nada son excepciones en una carrera que siempre ganan los que tienen mejores coches.

Jennifer Aniston: “Mi padre era intérprete de un culebrón, y yo hacía de extra. Funcionaba el nepotismo todo el rato”

En ningún terreno quizá sea esto más apreciable que en el artístico, aparentemente liberado de influencias externas, y donde sólo quienes logran enganchar con el público por razones coyunturales o por su gran talento logran triunfar. Sin embargo, la realidad no se corresponde del todo con la teoría. En un capítulo descartado para el libro que ha publicado en su página web, señala cómo los hijos de las familias afortunadas alcanzan mejor suerte, también en este terreno, que las de menos recursos.

Una extensa lista

A veces, estas ventajas provienen de las conexiones que el dinero les ofrece; en otras ocasiones, ni siquiera es necesario poseer una fortuna. Como asegura Jennifer Aniston, basta con las relaciones: “Mi padre era intérprete de un culebrón, y yo hacía de extra. Funcionaba el nepotismo todo el rato”.

Según Jeffries, la madre de Judd Apatow dirigía un sello discográfico fundado por su abuelo y su padre era un inversor inmobiliario. Los padres de David Schwimmer, conocido por la serie 'Friends', eran abogados, y su madre tenía como clientas a Elizabeth Taylor y Roseanne Barr. Matthew Perry era hijo de un actor y modelo y de la Secretaria de prensa del ex primer ministro canadiense Pierre Trudeau (cuyo hijo, Justin, ocupa hoy ese cargo). La actriz Kyra Sedgwyck viene de una familia de sangre azul y su padre era un inversor financiero. Su marido, Kevin Bacon, proviene de un entorno favorecido, aunque en menor medida: su padre era un conocido arquitecto. Edward Norton cuenta con un progenitor que fue un exitoso abogado que trabajó para la administración Carter, y su abuelo fue el inventor del moderno centro comercial. Cuando terminó la carrera, y antes de hacerse actor, Edward trabajó como consultor en una de las compañías de la familia en Japón.

Taylor Swift desciende de tres generaciones de presidentes de banco y su madre fue directiva de marketing antes de convertirse en ama de casa

Robin Williams era hijo de un directivo de la Ford Motor Company y de una modelo, y su bisabuelo fue gobernador de Mississipi. Glenn Close creció en un gran finca de Connecticut, donde vivían su madre, una celebridad de la época, y su padre, un médico prestigioso; su abuelo fue director de la American Hospital Association y se casó con una rica heredera. El padre de Nicole Kidman fue un reconocido psicólogo, y su tatarabuelo era Sir. El padre de Paul Giamatti fue profesor en Yale, así como un importante directivo de la liga de béisbol estadounidense.

Del presente y del pasado

La actriz y directora Lena Dunham también cuenta con artistas famosos como padres, y durante su infancia, pasaba las vacaciones en la casa contigua a la de Meryl Streep. El cantante de Maroon 5, Adam Levine, es hijo del dueño de una cadena de ropa. El padre de Ariana Grande es el de CEO de una compañía de diseño entre cuyos clientes se encuentran celebridades como Eddie Murphy. La actriz Michelle Williams es la hija de un famoso trader que fue en dos ocasiones candidato republicano al senado estadounidense. Y no sólo queda aquí: el científico más popular en EEUU, Neil deGrasse Tyson, también viene de familia rica.

El padre de Lady Gaga, Joseph Germanotta, fue un emprendedor que ganó mucho dinero con Internet

Taylor Swift desciende de tres generaciones de presidentes de banco y su madre fue directiva de marketing antes de convertirse en ama de casa. Su padre no sólo la apoyó, sino que proveyó los fondos necesarios para que crear una discográfica, Big Machine, que lanzara las grabaciones de su hija. El padre de Lady Gaga, Joseph Germanotta, fue un emprendedor que ganó mucho dinero con Internet. La madre de Dakota Fanning fue una jugadora de tenis profesional y su abuelo un nombre reconocido en el fútbol americano. El padre de Robert Ritchie, también conocido como Kid Rock, era propietario de un buen número de concesionarios de automóviles.

En el capítulo eliminado del libro de Jeffries, aparecen citados muchos más nombres del presente y del pasado, y de múltiples ámbitos, como Tom Hanks, George Clooney, Ben Affleck, Hugh Hefner, Richard Gere, David Crosby, James Taylor, Carly Simon, Billy Cristal, Jon Stewart, Stewart Copeland, Sigourney Weaver, Joan y John Cusack, Cole Porter o Gary Cooper.

El caso del Reino Unido

También señala a algunos casos obvios al otro lado del Atlántico. Ya hablamos del informe que concluía que la cultura británica era para hijos de la élite, y Jeffries cita unos cuantos casos. Helena Bonham Carter es hija de un banquero y de una psicoterapeuta, y su bisabuelo fue primer ministro británico. Victoria Beckham suplicaba a su padre que no la llevara a la escuela en Rolls Royce. El progenitor de Christopher Hitchens fue un oficial de la Armada, y él estudió en Oxford. La bisabuela de Anna Wintour fue la Duquesa de Devonshire y su padre, editor de un diario. Entre los ejemplos que cita también aparecen Simon Cowell, Mick Jagger o Salman Rushdie.

Su origen les permite tener mejor formación, resistir más tiempo si no llegan los ingresos y contar con el físico preciso

Lo significativo de la cultura es que es un ámbito en el que, al menos en teoría, el talento es mucho más importante que el origen. Ser un cantante, intérprete, escritor o compositor que tenga éxito o cuyas obras perduren en la memoria en principio poco tiene que ver con el dinero. Sin embargo, lo que está ocurriendo es justo lo contrario: son los hijos de familias adineradas los que acaban triunfando.

La red

Ese origen les permite gozar de una formación más amplia, esperar más tiempo sin ingresar si en sus inicios no les sonríe el éxito, y contar con el físico y la disposición necesarias. Como afirma Jeffries, la belleza es algo que el dinero suele dar. Y después de todos estos factores, está esa red de relaciones que permite tener muchas más oportunidades que los demás.

Pero la cultura, como he señalado en diversas ocasiones, ha sido un ámbito que ha anticipado los cambios sociales, y muchas de las características que se citaron en él se extendieron años después al resto de los sectores económicos. En este caso es evidente: contar con el dinero para gozar de una mejor preparación, para aprender la actitud necesaria y para contar con la red de relaciones necesarias es lo que permite que los hijos de la élite acaben consiguiendo los mejores puestos. Y esto es ya una realidad.

Eso no significa que quienes no procedan de esos entornos no puedan triunfar en trabajos cualificados y bien remunerados, es sólo que lo tienen más difícil.

En EEUU, el 10% de la población controla el 76% de la riqueza en EEUU, según los datos que recoge Don Jeffries en su último libro, 'Survival of the Richest'. Nuestra sociedad está en la situación que describió Pareto, esa en la que el 20% posee el 80%, y a la descripción de este escenario y sus consecuencias económicas, políticas y sociales dedica Jeffries su texto.

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