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Cómo superar el miedo al ligar: 3 claves para resultar mucho más seductor
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Cómo superar el miedo al ligar: 3 claves para resultar mucho más seductor

'El pequeño libro de la seducción' de Luis Tejedor nos ayuda a entender mejor el proceso de la atracción y a mejorar nuestras habilidades sociales aplicadas al arte del cortejo

Foto: Poquito a poquito... (iStock)
Poquito a poquito... (iStock)

Es difícil ser tu mismo cuando la persona a la que tienes enfrente te atrae de manera especial. Si somos demasiado inseguros, quizá pasemos un mal rato y terminemos carcomiéndonos en el remordimiento. Para evitar que esto pase el psicólogo y sexólogo clínico Luis Tejedor ha escrito 'El pequeño libro de la seducción', una recopilación de útiles consejos que nos ayudan a entender mejor el proceso de la atracción y a mejorar nuestras habilidades sociales aplicadas al arte del cortejo de forma realista y fácil. Sus recomendaciones sirven para ambos sexos, pues, como señala Tejedor, hombres y mujeres son más parecidos que diferentes en los tiempos que corren.

Nadie necesita que seas un estereotipo

Necesita sentirse estimulado. Aunque, por supuesto, tendrá sus preferencias. En primer lugar, tenemos que saber que una de las barreras que nos impiden manifestar quiénes somos, con naturalidad, es la sensación de “examen” que sentimos ante una persona que nos atrae.

'El pequeño libro de la seducción'. (Alienta)Vamos al encuentro con nuestra propuesta, la mayoría de las ocasiones, con una actitud de estar a la defensiva o con aquello de que no nos pille las “faltas” o defectos, atribuyéndole al mismo tiempo a esa persona un conjunto de valores y atributos superiores a los reales por el hecho de que nos atrae.

Es decir, en todo este proceso, cuenta lo que nos pasa por dentro a nosotros sin que la persona haga nada. Solo existe y va por ahí. Somos así cuando en verdad el otro nos importa. Lo cierto es que la persona que nos atrae no nos ha pedido ese poder sobre nosotros. Le estamos otorgando un nivel de exigencia sobre nuestra perfección que en absoluto es real. A esa persona, si recordamos nuestra lista, le puede parecer más que suficiente que seamos generosos, algo tímidos y ambiciosos, atentos o solidarios.

Mis mensajes deben transmitir quién soy

Por ser guapa o guapo, ¿por qué iba a exigirnos que seamos perfectos?. Es más, cuando empezamos a conocer a esas personas, nos damos cuenta, por ejemplo, de que sus anteriores parejas habían sido tan imperfectas como nosotros a nivel de personalidad. Por tanto, vamos a hacer un esfuerzo por acercarnos con nuestra propuesta “conozcámonos”, recordando nuestra lista de elementos atractivos, con una certeza: lo que tenemos puede gustarle. Hay que saber comunicarlo, puesto que si no, le estamos negando la posibilidad de sentirse atraído por nosotros. Hay que dejarse conocer.

No nos exijamos lo que nadie nos ha pedido

Puede que recordemos muchas veces de una forma brillante, exitosa en otros momentos, cuando hemos seducido. Con una fluidez y un estado anímico divertido o con más seguridad. Pero resulta que la persona que ahora pretendemos seducir no estaba allí. No nos va a comparar con esa otra ocasión en la que estuvimos espléndidos. Esa persona puede que nos compare con otras experiencias vividas con otros. Y sí, seguramente se habrá topado con otros que lo habrán hecho mejor de lo que yo lo voy a hacer en cuanto me acerque. ¿Y qué? ¿Acaso cuando yo seduje en otra ocasión a una persona no se habría topado antes con personas que lo hicieran mejor que yo? Y aun así seduje. ¿Por qué no puede seducir esta vez?

Si sabemos de alguna vulnerabilidad visible, mi consejo es expresarla para quitarnos la sensación de que “no nos pillen”

Por tanto, vamos a pensar, a palpar nuestros elementos atractivos a pesar de nuestros nervios o inseguridades porque, insisto, si nos centramos en ellos, a veces serán más que suficientes si los sabemos combinar con nuestros mensajes sexuales y racionales.

Jugar con nuestras debilidades

Sin duda, una de las cosas que más me enorgullece haber aportado a lo que en su momento era la industria de la seducción. Frente a ese intento de aparentar mucha “valoración social” y una seguridad fingida para que se te perciba experimentado y perfecto, en mis talleres empecé a plantear la posibilidad de ser humilde, asertivo y exponer cuanto antes nuestras debilidades, como una forma de liberarnos de nuestras cadenas, como una forma de centrarnos en el otro y no en nuestras faltas, y como una forma de jugar con humor el “reírnos de nosotros mismos” para poder ser exigentes con los demás.

placeholder A algunos les sobra autoestima. (iStock)
A algunos les sobra autoestima. (iStock)

Intentar aparentar que no estás nervioso/a cuando sí lo estás, que tienes más experiencia sexual de la que tienes o que te da igual si tu pareja tontea con otros/as siempre me ha parecido temerario e innecesario. Por tanto, creo que es de vital importancia que en la vida, si sabemos de alguna vulnerabilidad presumiblemente visible y que además nos bloquea o nos perjudica notablemente para brillar, mi consejo es expresarlo para quitarnos la sensación de que “no nos pillen”. De esta forma, estamos siendo honestos, humildes y podemos pedir la colaboración del otro en nuestro empeño.

Además, como podrás suponer, te recomiendo que lo hagas con humor, para quitarle hierro al asunto, tanto para ti como para el otro, y para que al confesar una debilidad lo primero que recibas sea una respuesta positiva.

Es difícil ser tu mismo cuando la persona a la que tienes enfrente te atrae de manera especial. Si somos demasiado inseguros, quizá pasemos un mal rato y terminemos carcomiéndonos en el remordimiento. Para evitar que esto pase el psicólogo y sexólogo clínico Luis Tejedor ha escrito 'El pequeño libro de la seducción', una recopilación de útiles consejos que nos ayudan a entender mejor el proceso de la atracción y a mejorar nuestras habilidades sociales aplicadas al arte del cortejo de forma realista y fácil. Sus recomendaciones sirven para ambos sexos, pues, como señala Tejedor, hombres y mujeres son más parecidos que diferentes en los tiempos que corren.

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