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Las seis mentiras que se acaban contando todas las parejas
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todas... menos la mía

Las seis mentiras que se acaban contando todas las parejas

No puedes ir por la vida diciendo siempre la verdad, y en casa menos aún. Además, los enamorados que son más sinceros son más infelices. Recopilamos los engaños más comunes

Foto: Cariño, que no le estaba mirando las tetas a esa morenaza cañón, en serio. (iStock)
Cariño, que no le estaba mirando las tetas a esa morenaza cañón, en serio. (iStock)

Una de las lecciones vitales más importantes que aprendemos con los años es que la sinceridad en la pareja está sobrevalorada. No hay que decir siempre la verdad o te verás inmerso en una discusión de más de una hora o, peor, al frente de una ruptura indeseada. No lo tomes como un engaño, sino como un acto de pura supervivencia, sobre todo en casa.

Además, según Marianne Dainton, profesora de la Universidad de La Salle en Filadelfia, las parejas más sinceras son, normalmente, las menos felices. Tras realizar docenas de estudios sobre la comunicación en las relaciones de pareja, Daiton ha llegado a la conclusión de que la sinceridad llevada al extremo es una gran fuente de insatisfacción. En su reportaje, argumenta que no todas las mentiras son satisfactorias, pero sí son convenientes aquellas que nos hacen evitar una pelea.

1) "Te sienta genial"

En muchas ocasiones, nuestra pareja, ya sea hombre o mujer, nos pide consejo sobre su 'look'. Y siempre decimos lo mismo: "Estás genial" o "eso te sienta muy bien, cariño". A veces puede que sea verdad, pero otras no. Pero lo decimos para evitar posibles consecuencias negativas. Si es tu caso, y quieres que te sea sincera, has de insistir. "¿Seguro?" o "¿no crees que me quedaría mejor con el otro vaquero?". Si lo repites mucho, el susodicho sentirá que de verdad tienes dudas, entonces quizá se anime a decirte lo que realmente piensa.

Todos engañamos, es una realidad. De hecho, solemos decir una media de dos mentiras al día, especialmente en el caso de los hombres

"Las mentiras de ese tipo son una manera de amortiguar la posible discusión entre dos individuos interactuando entre sí", asegura el psicólogo Arthur L. Kovacs, a 'RedBook'. Ojo, no es que a tu cariñín no le importe lo que lleves puesto, simplemente siente que no es su problema, por eso piensa que expresar su opinión real no merece la pena: se arriesga a quedarse en casa otra media hora mientras te cambias.

2) "No estaba mirándole el culo, amor"

A todos se nos van los ojos, pero la culpa es de la biología. Las mujeres lo hacemos más disimuladamente, ya que tenemos un ángulo de visión un 45% superior a ellos, por lo que podemos estar mirando a los ojos a un hombre y en realidad estar fijándonos en el color de sus pantalones. Los hombres, en cambio, tienen 'visión túnel', por eso se les suele cazar observando pechos ajenos, detalla el libro 'El lenguaje del cuerpo: cómo interpretar a los demás a través de sus gestos' (Ed. Amat).

Aunque sea una respuesta (casi siempre) inconsciente del cuerpo, es molesto ver que tu pareja se fija en el escote de otra o el trasero de otro. Pero nunca aceptaremos haberlo hecho. "Esto es lo que yo llamo una 'mentira santa", dice Kovacs, que añade: "A los hombres se les da más permiso para echar un ojo a otras pero, al mismo tiempo, deben tratar a su mujer como si fuera la única fémina en su campo de visión".

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Has de reconocer que es bastante incómodo cuando estás con tu pareja y se queda embobado mirando a otra mujer, pero se le perdona: son hombres; nosotras lo hacemos también pero sin que él se entere, por aquello del tacto.

3) "No me pasa nada"

Como hemos dicho, la sinceridad está sobrevalorada. Puede que estés enfadado por algo que ha hecho o ha dejado de hacer, pero lo mejor es que no lo reveles. Duerme, y mañana será otro día. Obvio esto es solo aplicable a problemas superficiales. Cuando la pareja pregunta "¿te ocurre algo?", la mayoría responde "no, no me pasa nada" y algunos añaden "solo estoy cansado, ha sido un día largo".

Los hombres son más dados a decir esta mentirijilla. Para ellos. la sola pregunta de su pareja confirma que su debilidad personal es ahora evidentemente visible. Y son 'muy hombres' para estar de bajón. Por eso, cuando son presionados por un ser querido para que se desahoguen y suelten lo que les preocupa, la mayoría se mete rápidamente en su caparazón... y miente.

4) "Quise llamarte"

Se llama autodefensa. Si tenemos una pareja que demanda mucha atención por nuestra parte, y un día (o dos o tres) se nos olvida (no nos apetece) hacer la conocida como "llamada de por la noche" (en caso de vivir separados), nos excusamos. Lo suelen hacer más ellos, 'again'. "Lo siento, cariño, intenté llamarte, pero me lié con el proyecto y me dieron las tantas" o "me quedé dormido viendo una peli" son algunas frecuentes.

La sinceridad está sobrevalorada. Puede que estés enfadado por algo que ha hecho o ha dejado de hacer tu pareja, pero lo mejor es que no lo reveles

¿Quién se atrevería a decir la verdad? "Oye, mira, churri, en realidad estaba muy a gusto con mi serie y mi cerveza, y no me apetecía nada escuchar cómo te ha ido el día. Pero te quiero, eh, que quede claro". Y claro que la (o le) quieres, pero una mentira piadosa en este caso es más que necesaria.

5) "Nunca he sido infiel"

El que engaña una vez, engaña siempre. Esta creencia popular impulsa constantemente a muchos hombres y mujeres a mentir a sus parejas ante la pregunta "¿has sido alguna vez infiel a tus exparejas?". Si dices que sí, está claro que te va el riesgo. Aunque cada persona es diferente, y todos pasamos por diferentes momentos en nuestra vida, la mayoría tiende a pensar que si has puesto los cuernos una vez, lo volverás a hacer... ¿y por qué no a él o ella?

"Mi esposa me preguntó si alguna vez había engañado a una novia", dice Bob, de 32 años. "Lo hice, una vez, pero fue una cosa aislada. Nunca lo haría de nuevo. Pero las mujeres piensan que si lo haces una vez, lo haces siempre, así que le dije que no. Odiaba mentir, pero sentía que era lo que debía hacer", añade. Todos sabemos que la honestidad es importante en la pareja, pero lo cierto es que es innecesario plantar una semilla de duda o daño a nuestro amor.

6) "Nunca te he mentido, ni lo haré"

Todos engañamos. De hecho, solemos decir una media de dos mentiras al día, especialmente en el caso de los hombres, tal y como ha puesto de manifiesto la psicóloga María Jesús Álava Reyes con motivo de la publicación de su libro 'La verdad de la mentira'. "La falacia es una de las causas de mayor sufrimiento emocional y objeto de muchas consultas psicológicas. Por ello, tan importante es como saber por qué se miente que conocer cómo se puede descubrir a los mentirosos y por qué a menudo las personas se dejan engañar".

En ese caso está claro: engañamos y nos dejamos engañar por amor. ¿Hay algo más bonito? (ironic mode).

Una de las lecciones vitales más importantes que aprendemos con los años es que la sinceridad en la pareja está sobrevalorada. No hay que decir siempre la verdad o te verás inmerso en una discusión de más de una hora o, peor, al frente de una ruptura indeseada. No lo tomes como un engaño, sino como un acto de pura supervivencia, sobre todo en casa.

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