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Algo no cuadra: el documento que muestra las dudas de la CIA sobre el asesinato de JFK
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¿POR QUÉ NO SE INVESTIGÓ?

Algo no cuadra: el documento que muestra las dudas de la CIA sobre el asesinato de JFK

Entre los últimos documentos desclasificados sobre el magnicidio se encuentra uno de mediados de los 70 que pone de manifiesto las pistas que no se siguieron... ¿Por qué?

Foto: Kennedy con el director de la CIA, Allen Dules. (Cordon Press)
Kennedy con el director de la CIA, Allen Dules. (Cordon Press)

Periodistas, detectives profesionales o 'amateur' y curiosos tienen marcado en rojo el 27 de octubre de este año en sus calendarios. Será el día en el que por fin se desclasifiquen todos los documentos sobre el asesinato de John Fitgerald Kennedy siguiendo la JFK Records Act propugnada a raíz de la película de Oliver Stone. Al menos, si Donald Trump no lo paraliza, algo más probable de lo que parece, ya que, como asegura un reportaje publicado en 'Politico', dos agencias (probablemente el FBI y la CIA) solicitarán al presidente que bloquee la publicación de algunos de estos documentos.

Un signo de que muy probablemente en ellos hay información altamente sensible. Mientras tanto, poco a poco, los archivos se abren y nuevos documentos salen a la luz. Hace dos semanas, fueron publicados 441 nuevos y otros 3.369 que eran parcialmente conocidos. Si no ha leído nada en los medios sobre ello, es tanto porque en apariencia no hay ninguna revelación impactante en ellos como que el proceso de revisión es arduo. Al menos hasta ahora, cuando el artículo anteriormente citado de 'Politico' ha identificado una interesante tesis: la CIA tenía serias dudas de que se hubiesen investigado a conciencia ciertos aspectos del caso.

Se decidió pasar por alto el viaje de seis días de Oswald a México en 1963, que puede resolver el misterio de por qué decidió acabar con Kennedy

¿Cuáles? Todos aquellos que tenían que ver con las conexiones entre Lee Harvey Oswald y representantes de otros países; Cuba y la URSS, básicamente. Quizá la revelación más llamativa de todos esos documentos sea un memorando de 1975 que sugería que la Comisión Warren había hecho más bien poco por seguir dicha pista. Algo coherente con la impresión compartida por muchos de los protagonistas de la historia, entre los que se contaba Robert Kennedy, quien llegó a calificar de “pieza de artesanía chapucera” la primera investigación sobre el asesinato de su hermano, que concluyó con la teoría del lobo solitario que odiaba a los americanos.

Foto: ¿Aparece JFK en esta foto retratado junto al hombre que decidió su suerte? (Corbis/Bettmann)

Lo que muestran los documentos hallados por Philip Shenon y Larry Sabato, dos de los grandes especialistas en JFK –el primero es el autor de 'JFK: Caso abierto' (Debate) y el segundo, de 'The Kennedy Half-Century' (Bloomsbury)– es que a mediados de los 70, la CIA tenía la sensación de que se había pasado por alto un capítulo clave en el caso Kennedy: el viaje de seis días de Oswald a México en septiembre de 1963, que puede resolver el misterio de por qué decidió acabar con la vida del presidente de EEUU.

Allá abajo en México

¿Qué pasó durante esas 144 horas, en las que el futuro magnicida más importante del siglo XX se encontraba ya bajo vigilancia del FBI? Según la oficina de la agencia en México, se encontró con diplomáticos soviéticos y cubanos; Oswald le había explicado a su esposa, Marina, que su objetivo era conseguir un visado para escapar a Cuba. También parece ser que llegó a coincidir con un experto en asesinatos de la KGB y, probablemente mantuvo un breve encuentro romántico con una mujer llamada Silvia Durán (algo que ella siempre negó), que trabajaba en el consulado cubano.

¿Era posible que el asesinato de JFK fuese, directa o indirectamente, una respuesta a la trama de la agencia para acabar con Castro?

Que el hombre que ha acabado con la vida de tu presidente se encontrase apenas dos meses antes con representantes de tus dos grandes enemigos quizá habría merecido un mayor esfuerzo. Sin embargo, los documentos de la CIA y, en concreto, un memorando de 1975 de 27 páginas, muestran que tanto la agencia como el FBI o la Comisión Warren actuaron con muy poca diligencia a la hora de investigar el episodio mexicano. Por ejemplo, dejando el interrogatorio de Silvia Durán en manos de los agentes de aquel país. U obviando los contactos que Oswald había mantenido con diplomáticos cubanos y que podían remontarse hasta 1959.

Esta información, señala dicho memorando, provenía de un marine compañero del magnicida, que reveló que a este le gustaba presumir de sus contactos con la oficina cubana en Los Ángeles. El memo reconoce que nunca se llegó a profundizar en el testimonio del marine, y que la incógnita de los primeros contactos de Oswald con los cubanos nunca se resolvió. Aunque no hay ninguna información que haga pensar que la orden viniese desde el extranjero, es posible que sí estuviesen al tanto de las intenciones de Oswald, ya que testimonios afirman haberle oído asegurar que pensaba matar a Kennedy en su visita a México.

placeholder ¿Y si todo fue un acto de venganza? (Cordon Press)
¿Y si todo fue un acto de venganza? (Cordon Press)

¿Qué interés tenía la agencia de inteligencia en ocultar esta conexión? Probablemente, sugieren los investigadores, porque señalaba hacia las propias conspiraciones de la CIA para acabar con la vida de otros mandatarios, como Fidel Castro en Cuba, una trama de la que nunca se habló en la Comisión. Es más, dicha conexión sugería “algo terrible para la CIA”, como lo definen Shenon y Sabato: “¿Era posible que el asesinato de JFK fuese, directa o indirectamente, una respuesta a la trama de la agencia para acabar con Castro?”

El móvil desconocido

Ese es el otro punto importante que toca dicho memorando: que el abstracto odio de Oswald hacia la sociedad americana fuese algo más específico. En concreto, una vendetta en contra del presidente que intentó acabar con Castro, ídolo del magnicida. En concreto, sugiere el texto, pudo ser la lectura de un artículo publicado en 'Times-Picayune' y escrito por un periodista de 'Associated Press', en el que el propio Castro desvelaba la conspiración para acabar su vida y la de otros mandatarios cubanos.

No hay ninguna evidencia en los documentos sobre el asesinato de Kennedy de que la entrevista de Castro fuese tenida en cuenta

Al parecer, el propio Oswald era lector habitual del diario, y se pudo sentir aludido por la frase del cubano que aseguraba que “los líderes americanos estarán en grave peligro si intentan acabar con los nuestros”. El memorando señalaba que ese texto podría haber sido “de gran importancia a la vista de la evolución patológica de los inventos pasivo agresivos de Oswald” y su visible simpatía hacia la revolución cubana. La oficina mexicana de la CIA ya advirtió de la relevancia que este artículo podía haber tenido a la hora de dar el empujón final al asesino, pero una vez más, la agencia decidió no seguir la pista.

“No hay ninguna evidencia en los documentos sobre el asesinato de Kennedy de que la entrevista de Castro fuese tenida en cuenta en investigaciones sucesivas o en la Comisión Warren, aunque la oficina de México llamó la atención sobre la historia de 'AP' poco después del asesinato”, se puede leer en dicho documento. Ahí muy probablemente se encuentre la verdadera motivación de Oswald a la hora de adquirir una escopeta y disparar al presidente número 35 de los EEUU desde un depósito de libros escolares de Dallas. Pero la CIA, consciente de que todo lo que los relacionase con Cuba los podía poner en un serio aprieto, decidió pasarlo por alto.

Periodistas, detectives profesionales o 'amateur' y curiosos tienen marcado en rojo el 27 de octubre de este año en sus calendarios. Será el día en el que por fin se desclasifiquen todos los documentos sobre el asesinato de John Fitgerald Kennedy siguiendo la JFK Records Act propugnada a raíz de la película de Oliver Stone. Al menos, si Donald Trump no lo paraliza, algo más probable de lo que parece, ya que, como asegura un reportaje publicado en 'Politico', dos agencias (probablemente el FBI y la CIA) solicitarán al presidente que bloquee la publicación de algunos de estos documentos.

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