Por qué un gato es el mejor compañero de piso que puedes tener
Compartir piso siempre es algo arriesgado, sobre todo si no conoces a tu nuevo compañero. Vivir con un gato tiene más ventajas que vivir con un humano y además son más monos.
Compartir piso es una experiencia única, para bien o para mal. Tu compañero puede ser de los que no se olvidan de limpiar las baldas de la nevera o de los que consiguen crear vida en ellas, es decir, puede ser como el hijo que nunca tuviste o la encarnación del mal en la Tierra. Vivir con alguien al que no conoces del todo puede ser algo arriesgado. Siempre que sea de tu misma especie, claro.
Vivir con un gato tiene muchas más ventajas que vivir con un humano. Sí, hay que limpiar sus necesidades y estar pendiente de que coman, pero algo parecido pasa cuando tu compañero humano se pone enfermo o vuelve de fiesta. Para eso, mejor un felino.
Son limpios
Ya es muy sabido que los gatos son los animales más limpios, pero hay que recalcarlo, porque seguramente lo son más que cualquier compañero de piso humano. Un gato no se va a dejar la ropa por ahí tirada porque no usa, ni se va a olvidar el cartón de la pizza encima del sofá cuando haya visitas.
De hecho, algunos son más limpios de lo que pensabas:
En caso de que estéis teniendo un día regu, os dejo este vídeo de mi gato limpiando la casa: pic.twitter.com/XMG3UxWtWX
— Meru (@MeruKeepAlive) 5 de febrero de 2017
No se nota si le caes mal
Si tienes un compañero de piso humano, quizá llegue un momento en el que ya no te soporte. Si no te lo dice, te darás cuenta cuando te termines el último rollo de papel higiénico y él tenga que limpiarse con el rugoso y áspero papel de cocina. Un gato no. Si le caes mal porque no le has puesto su latita de atún favorita, solo te mirará con desprecio. Y seguramente se le pasará cuando le des de comer.
Predicen el tiempo
Quienes tienen un gato en casa suelen tener controlado este gráfico. Para saber si en la calle hace frío o calor nada más despertarse, solo tienen que echar un vistazo a cómo está durmiendo el gato a su lado. “Voy a salir a dar un paseo… Uy, el gato está tumbado panza arriba como una croqueta, tiene que hacer un calor insoportable. Mejor me quedo en casa”
No se queja si cambias de canal
El gato no se va a enfadar porque quites 'Saber y Ganar' o a Arguiñano cuando está cocinando un delicioso atún. Con un compañero de piso humano, sin embargo, seguramente haya disputas por ver 'Cuarto Milenio' o el último programa de Bertín Osborne.
my cat loves watching animals especially other cats on tv it's so adorable 😍💕 pic.twitter.com/RAcFYVoi6D
— morgan (@kissinstarss) 14 de julio de 2017
Puedes convertirte en estrella de internet
A través de tu gato, claro. Si lo grabas cayéndose del sofá o después de asustarse con tus zapatos nuevos y se hace viral, no le importará. Si grabas a tu compañero humano en un momento humillante, en cambio, quizá no vuelva a dirigirte la palabra.
El baño nunca estará ocupado
Bueno, sí, su cajita de arena estará allí, pero a él le dará igual que entres mientras hace sus necesidades y las tapa elegantemente al terminar. Pero usar el baño a la vez que tu compañero humano puede generar situaciones incómodas.
my cat follows me into the bathroom simply for the purpose of attacking my feet while i try to use it pic.twitter.com/U6ofjfaVAo
— Taylor Burwell (@CutsieMootsie) 13 de julio de 2017
No se quejarán si pasas el día sin hacer nada
A los gatos les encanta dormir, sobre todo si es en tu cama, preferiblemente encima de alguna de tus camisetas negras. Pero por lo menos no te van a pedir que los acompañes a comprar el regalo de cumpleaños de su madre. Si tu plan perfecto es quedarte tumbado en el sofá, van a estar más que encantados.
Sirven de estufa en invierno
Abrazar a un gato siempre es agradable. Están blanditos y suaves y en invierno pueden ser unos perfectos sustitutos de las mantas. Un gato subido encima de tus rodillas cuando estás sentado en el sofá es la mejor bendición posible. Si lo haces con tu compañero de piso y no habéis llegado a ese punto de confianza, puede quedar raro. Muy raro.
Compartir piso es una experiencia única, para bien o para mal. Tu compañero puede ser de los que no se olvidan de limpiar las baldas de la nevera o de los que consiguen crear vida en ellas, es decir, puede ser como el hijo que nunca tuviste o la encarnación del mal en la Tierra. Vivir con alguien al que no conoces del todo puede ser algo arriesgado. Siempre que sea de tu misma especie, claro.