Todos los malos de las pelis Disney mueren de la misma manera. Y hay una buena razón

Como los adultos, los niños buscan en los relatos una explicación sobre el mundo que les permita, además, ordenar de forma simbólica en sus pequeñas mentes los acontecimientos de su vida. Con las historias sometemos nuestro entorno a unas normas de causa y efecto que dan un significado a sucesos que, de otro modo, podrían parecer accidentales y caóticos. Por dicho motivo, los mitos han sido siempre una base esencial sobre los que se han cimentado los valores fundamentales, e incluso las leyes, de muchas civilizaciones de hoy y de siempre.

El teórico de las religiones por excelencia, el escritor rumano Mircea Eliade, decía en una de sus obras más importantes: “Gracias al mito, el Mundo se deja aprehender en cuanto Cosmos perfectamente articulado, inteligible y significativo. Al contar cómo fueron hechas las cosas, los mitos revelan por quién y por qué lo fueron y en qué circunstancias”.

El patrón es evidente y se puede encontrar en películas tan fundamentales como 'La Bella y la Bestia', 'Blancanieves' o 'El jorobado de Notre Dame'

Es probablemente en el relato infantil, ya sea en forma de cuento o película, donde el mito pervive aún de manera muy pura. Para que las historias adquieran una especial fuerza en el cerebro de los niños es necesario que se presenten estructuras simples, fácilmente identificables y repetitivas, tal y como demostró en su día Vladímir Propp cuando redujo los componentes básicos de los cuentos populares rusos a apenas 31 puntos.

En nuestra era, no es posible hablar sobre este asunto sin mencionar a Disney, el estudio cinematográfico que desde su fundación en 1923 ha marcado con sus películas de dibujos animados la infancia de varias generaciones.

En las historias para niños, el orden se crea por el triunfo final del bien sobre el mal. Paradójicamente, esto plantea un dilema moral para los guionistas que no tiene una fácil solución. Considerando que en estos cuentos sendos valores, el bien y el mal, están directamente personificados en las figuras del protagonista y del antagonista, ¿cómo se debería matar a este último teniendo en cuenta que la historia está destinada a los más pequeños?

'TV Tropes' es una ‘Wiki’ sobre medios que ha dedicado un breve, pero curioso artículo, acerca de cómo fallecen los villanos en las películas de Disney. Analizando los últimos momentos de estos personajes, la página web destaca cómo una gran parte de ellos acaban sus días cayendo al vacío. Ya sea desde un acantilado (Gastón en 'La Bella y la Bestia' o la Reina Grimhilde de 'Blancanieves'), una catedral (Frollo en "El jorobado de Notre Dame'), el Big Ben (Ratigan en 'Basil, el ratón superdetective'), una torre (Gothel en 'Enredados'), un barco (el señor Arrow en 'El planeta del tesoro'), un árbol (Clayton en 'Tarzán') y así hasta un largo etcétera, el patrón en estas películas es más que evidente.

Existen, por supuesto, numerosas excepciones, como la terrible muerte de Scar en ‘El Rey León’ devorado por las hienas. El hecho de que se repita con tanta asiduidad esta forma de acabar con el villano tiene principalmente dos motivos. El primero es el de ocultar un final violento a los ojos de los niños, sin que aparezcan imágenes impactantes con sangre, cortes o disparos. El segundo es el de presentar el fallecimiento del malo como una muerte causada por el propio karma del antagonista, y no por la acción del protagonista en sí. De este modo, queda latente la idea de que es el mal el que, por sus actos, se acaba devorando a sí mismo: un mensaje sin duda potente de cara a la formación moral de los más pequeños.