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Por qué varias vacaciones cortas son mejores que unas largas
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Sácale partido a tu periodo de descanso

Por qué varias vacaciones cortas son mejores que unas largas

Existe un dilema que se repite todos los veranos: coger de seguido todos los días libres que nos corresponden o dividirlos en periodos más breves. ¿Qué es más inteligente?

Foto: ¿Es mejor pasar una o dos semanas en la playa? (iStock)
¿Es mejor pasar una o dos semanas en la playa? (iStock)

Detengámonos por un momento en dos ejemplos extremos: pongamos que alguien te ofrece unas vacaciones de dos semanas con todos los gastos pagados. Puedes llevarte a quien quieras y hacer lo que desees: visitar la ciudad que siempre habías soñado, escalar montañas, nadar con delfines…

Como no podía ser de otro modo, existe una importante condición: al finalizar tu viaje tendrás que borrar tus fotos y vídeos y lo olvidarás absolutamente todo. Nadie te recordará tampoco qué sucedió en esas semanas. ¿Aceptarías una oferta así?

El "yo" de los recuerdos es un tirano al que no le importa si estamos disfrutando del momento. Solo le importa cómo será recordada la experiencia

El segundo ejemplo es el cuento de ciencia ficción de Philip K. DickPodemos recordarlo todo por usted’, en el que se basa la película ‘Desafío total’. En esta historia, el protagonista, Douglas Quail, desea visitar Marte, pero incapaz de permitírselo, acude a una empresa que le implantará en su cerebro su ansiado viaje. No pasará ni un día fuera de su ciudad, pero Quail podrá evocar cuando quiera sus artificiales aunque bien formadas memorias.

Foto: Vacaciones en una playa de Salou, Tarragona (EFE)

El psicólogo y Premio Nobel de Economía Daniel Kahneman defiende en su libro ‘Pensar rápido, pensar despacio’ que los seres humanos tenemos dos maneras de percibir nuestro yo: el de la experiencia de lo vivido momento a momento, y el de nuestros recuerdos. ¿Qué tiene que ver esta teoría con los dos ejemplos que contamos o con tener que decidir si nos convienen unas vacaciones largas o dividirlas en varios periodos más breves?

Tener más tiempo no mejora los recuerdos

En una charla Ted, el experto cuenta cómo sentimos nuestra existencia desde estos dos egos. El yo de la experiencia vive la vida como un ‘continuum’, con momentos que se desarrollan uno detrás de otro. ¿Qué sucede con esos instantes? Se pierden para siempre. La gran mayoría no quedarán grabados en nuestra mente.

El yo de los recuerdos es, sin embargo, un auténtico cuentacuentos. También es un tirano al que no le importa si estamos disfrutando o no del momento. Solo le importa cómo la experiencia quedará almacenada. De este modo, unas vacaciones perfectas pueden ser rememoradas como horribles si en el último instante surge un evento desagradable que pueda trastocarlas por entero.

Quince días de buenas vacaciones son algo solo un poco mejor que una semana perfecta. No se añaden nuevos recuerdos

“¿Qué define una historia? Cambios, momentos significativos y finales. Los finales son muy importantes”, cuenta Kahneman en la citada charla. Como al personaje de Philip K. Dick, lo único que permanecerá al final de nuestras vacaciones será una narración, construida por una máquina en el cuento de ciencia ficción y por nuestro cerebro en la realidad.

Lo importante, por tanto, no es si tenemos más o menos días de vacaciones, sino qué relato se ha generado en ese tiempo: “Desde el punto de vista del yo de la experiencia, si tienes dos semanas para divertirte y la segunda es tan buena como la primera, entonces unas vacaciones de quince días deberían ser el doble de buenas que las de una semana. El yo de los recuerdos no lo vive, sin embargo, así. Para él las magníficas vacaciones de dos semanas son solo un poco mejores en comparación a una semana excelente. No se añaden nuevos recuerdos, la historia no cambia en ese periodo”, asegura Kahneman.

La memoria es el único medio que tenemos para obtener una perspectiva de lo felices que somos en el tiempo vivido. Lo que todos deseamos es mirar lo sucedido hace un año, hace una semana, en unas vacaciones pasadas o durante una vida entera, y sentir que aquello ha valido de verdad la pena. Por eso, no es extraño que mucha gente ponga tanto esfuerzo en captar una imagen de una escena maravillosa en vez de disfrutar de la escena en sí. Rara vez haremos fotos de un acontecimiento miserable o de un día de lluvia. Lo que queremos es construir un pasado feliz para nosotros mismos.

Para Kahneman los dos egos nos ofrecen dos nociones muy diferentes sobre la felicidad: la de ser feliz "en tu vida" y la de ser feliz "con tu vida". El yo de la experiencia crea la felicidad con emociones que son casi cuantificables. El de los recuerdos evalúa cuán feliz es el individuo cuando reflexiona acerca de su pasado. Según este experto, cualquier estudio sobre el tema tendría que considerar tal diferencia que es, a fin de cuentas, la distinción que hay entre el bienestar y la felicidad plena.

Detengámonos por un momento en dos ejemplos extremos: pongamos que alguien te ofrece unas vacaciones de dos semanas con todos los gastos pagados. Puedes llevarte a quien quieras y hacer lo que desees: visitar la ciudad que siempre habías soñado, escalar montañas, nadar con delfines…

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