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Cinco verdades de toda la vida sobre la infidelidad, desmentidas
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cualquiera puede ser un adúltero

Cinco verdades de toda la vida sobre la infidelidad, desmentidas

Todo el mundo crea sus teorías sobre cómo y por qué la gente tiene aventuras fuera de la pareja. Detrás de ellas, se ocultan a veces importantes prejuicios

Foto: Todo comenzó mucho antes de esta escena. (iStock)
Todo comenzó mucho antes de esta escena. (iStock)

Es inevitable que cada uno, a su manera, se enfrente al amor con unas expectativas, unas esperanzas y unos ideales íntimamente conectados con su modo de percibir el mundo. Resulta lógico también que por lo que se refiere a la otra cara de la moneda, la de la infidelidad en el seno de la pareja, todos especulemos sobre ella desde unos valores muy asentados.

La primera imagen que cada uno se labra sobre este tema es qué significa para él una deslealtad, qué signos externos marcan ese hecho o qué está permitido y qué no dentro de una relación. Tal concepción de la pareja entiende la unión como un contrato tácito en el que cuando se rompen las normas acordadas no suele haber mucho lugar para la comprensión y los matices.

Las parejas pueden reconstruir sus relaciones: los pacientes que atajaron el problema dicen que sus vínculos son más fuertes

Dentro de esas leyes implícitas del compromiso existen unos determinados principios que mucha gente comparte. Scott Haltzman es un profesor de psiquiatría de la Brown University de Providence que opina que buena parte de esas suposiciones son un lugar común. “¿Me creerías si te dijera que la mayor parte de las infidelidades las cometen las personas que no las andaban buscando?”, cuenta en un artículo recientemente publicado en ‘Askmen’. Siguiendo el parecer de este experto, intentamos hilar un poco más fino en este peliagudo tema y analizamos algunas de las ideas más preconcebidas que existen sobre el adulterio.

1. Si sucede, la pareja no volverá a ser feliz

Podemos cerrar los ojos, censurarlas, reprobarlas, condenarlas, pero las infidelidades ocurren. Otra verdad menos conocida es que hay relaciones que logran recuperarse de ellas. El problema es que mientras una ruptura es un hecho evidente que no se puede esconder ni a amigos ni a familiares, estas historias de éxito permanecen en la intimidad de la pareja, y por eso tales casos permanecen velados.

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Foto: iStock.

“Las parejas pueden aprender a reconstruir con éxito sus relaciones. Muchos de mis pacientes dicen que sus vínculos son ahora más fuertes desde que decidieron atajar el problema”, cuenta Haltzman, quien asegura también que en el caso de los matrimonios más de la mitad consigue sobrevivir a estas situaciones. Una infidelidad puede ser un auténtico mazazo que destruye los cimientos más básicos sobre los que una relación se asentaba. Por ese motivo, el éxito para la restauración de un vínculo se basa en construir con la misma persona una nueva pareja fundamentada en principios diferentes a los anteriormente establecidos.

2. Revela siempre problemas graves

Una deslealtad puede ser, efectivamente, una vía de escape ante problemas emocionales a veces insoportables, como la falta de atención mutua o una carencia fundamental de comunicación. Sin embargo, una relación sexual fuera de la pareja puede ser también única y exclusivamente eso: sexo.

Cuando ofreces una parte emocional de ti mismo a alguien con quien podrías traicionar a tu pareja, eso es infidelidad

Muchos individuos consiguen separar perfectamente ambos aspectos de su vida: la sexualidad y amor. Que la vida de pareja pueda ser completa, no significa que una persona no pueda sentirse atraída con fuerza hacia otro, sin implicaciones emocionales de por medio. De hecho, lo común en relaciones muy largas es que tales pensamientos y tentaciones aparezcan en algún momento, aunque la acción de acostarse con otra persona no se llegue nunca a consumar. La caprichosa fortuna provoca a veces determinadas circunstancias para que un encuentro “ilícito” e inesperado acabe ocurriendo, sobrepasando el control del individuo.

3. Si no hay sexo, no es infidelidad

Una relación sexual es un hecho evidente, tangible y que presenta una certidumbre. Resulta, por ello fácil equiparar la infidelidad con un suceso que se puede a veces demostrar, como un ‘affaire’ consumado.

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No obstante, para bien o para mal, el mundo afectivo del ser humano es un aspecto de nuestra psicología cargado de complejidad: “Buena parte de los adulterios solo consisten en sexo, pero, con frecuencia, las infidelidades suceden por una conexión emocional. La cosa no pasará, a veces, de salir a tomar algo y compartir sentimientos profundos”, afirma Haltzman. “Muchas aventuras ocurrirán sin que haya sexo de por medio. ¿Permanecer en mitad de la noche escribiendo a un antiguo compañero de clase tus pensamientos más íntimos es desleal? Quien lo hace, quizás no lo perciba de este modo, pero apuesto a que tu pareja sí lo entiende así. Cuando ofreces una parte emocional de ti mismo a alguien con quien podrías traicionar a tu compañero, eso es infidelidad”.

4. Las dificultades tienen la culpa

Este es, probablemente, el error más común en el que incurren la mayoría de parejas. Todas, absolutamente todas las relaciones tienen dificultades en cualquier punto de la relación en que se encuentren. Todas las uniones tienen vínculos mucho más frágiles de lo que la mayoría cree. El éxito no está en que no aparezcan problemas, sino en saber superar aquellos que surgen.

La mayoría de las veces quienes incurren en el adulterio son precisamente quienes no lo estaban buscando

“Los ‘affaires’ no suceden porque haya algo malo entre los enamorados, sino porque estos no saben cómo trabajar juntos para resolver sus frustraciones. Tener problemas en una relación no justifica una infidelidad”.

5. Un infiel lo es para toda la vida

Existen personas para quienes la monogamia puede no ser su modelo y hay también otros que son incapaces de comprometerse firmemente con la persona con las que comparten una vida. No obstante, no es menos cierto que cualquier individuo corriente puede ser infiel, y una enorme cantidad de sujetos que caen en la tentación del adulterio lo perpetran una única vez.

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Aclara Haltzman: “La mayoría de las veces quienes incurren en el adulterio son precisamente quienes no lo estaban buscando. Esto es particularmente cierto en aquellos casos en los que uno de los miembros ha sido desleal con una única persona. Suele comenzar como una sensación reconfortante con alguien que, por ejemplo, se sienta cerca de ti en el trabajo. Ese confort puede transformarse en la necesidad de compartir sentimientos más íntimos, acabando todo ello en una conexión emocional que se completa con una cita".

Es inevitable que cada uno, a su manera, se enfrente al amor con unas expectativas, unas esperanzas y unos ideales íntimamente conectados con su modo de percibir el mundo. Resulta lógico también que por lo que se refiere a la otra cara de la moneda, la de la infidelidad en el seno de la pareja, todos especulemos sobre ella desde unos valores muy asentados.

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