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¿Los puedes ver? Los acertijos ópticos que explican cómo funciona nuestra mente
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¿Los puedes ver? Los acertijos ópticos que explican cómo funciona nuestra mente

Hay imágenes que tienen la capacidad de engañarnos para que veamos cosas que en realidad no existen, debido al procesamiento que ocurre en nuestro cerebro. Te ponemos a prueba

Foto: No todo lo que ves es real. (iStock)
No todo lo que ves es real. (iStock)

Que lo veas no significa que exista, y viceversa. La percepción a veces nos la juega. Esto es justo lo que ocurre con las ilusiones ópticas, que tienen la capacidad de engañarnos para que veamos cosas que en realidad no existen. Y la base de muchas de estas ilusiones radica en el procesamiento que ocurre en nuestro cerebro.

Se trata de una realidad que se conoce desde hace milenios: los griegos ya sabían que la manera en que captamos los objetos es tan importante como la tan ensalzada proporción. Por ello, los arquitectos helenos corregían los defectos de nuestra percepción construyendo, por ejemplo, las columnas de los templos dóricos, jónicos y corintios más gruesas en el centro, para que al contemplarlas desde ciertas distancias parecieran más rectas, dando lugar a la así llamada éntasis.

En las ilusiones ópticas intervienen diferentes mecanismos de nuestro cerebro que condicionan cómo vemos el mundo exterior, y su estudio es crítico para entender tanto la percepción humana como muchos problemas oftalmológicos y neuronales. A continuación, te mostramos diversas ilusiones para poner tu cerebro a prueba:

1) La ilusión del sexo

¿Hombre o mujer? ¿Hombre y mujer? ¿Son dos mujeres o dos hombres? En esta ilusión de Richard Russell la mayoría observa una cara femenina y otra masculina, pero en realidad son la misma. Se trata de un procedimiento que realizamos mediante procesos inconscientes. Para crear tal efecto, lo único que se ha hecho es subir el contraste a la de la izquierda y se ha bajado el brillo a la de la derecha.

Pocos considerarían el contraste facial como característica definitoria de cualquier sexo, pero de hecho, este contraste es bastante más alto en féminas que en caballeros.

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2) Los molinos que giran al revés

¿Cómo es posible que dos molinos giren en sentidos opuestos si el viento sopla en la misma dirección? Sylvia Wenmackers, de la Universidad de Leuven, nos propone un efecto consecuencia de dos fenómenos: la posición del molino que aparece más alejado en la imagen y si estos dos objetos aparecen como sombras en la noche o con su verdadera forma durante el día.

3) Los círculos escondidos

¿Cuántos círculos eres capaz de ver en esta imagen? ¿Ninguno? Pues hay, nada más y nada menos, que 16. Si fijas tu mirada en el centro te será más sencillo encontrarlos. El motivo por el que no los vemos es porque las líneas segmentadas, los ángulos rectos y las sombras son más evidentes en las líneas rectas que en las circulares.

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4) Los puntos que se mueven sin moverse

Es un efecto creado por un grupo de investigadores de la Universidad de Reno que se basa en el filtro de Gabor. Diferentes configuraciones de puntos dan lugar a espectaculares percepciones falsas de movimiento sin que estos cambien nunca de posición: cuadrados que giran, líneas oscilantes u ondas.

5) La reinterpretación del zoótropo

Christine Veras, de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur, homenajea al zoótropo con una ilusión en la que se trastoca su estructura fundamental (con las figuras en el exterior en vez de en el interior), añadiéndose al mecanismo el encanto del teatro de sombras chinas.

6) La bailarina que gira

¿Gira hacia la derecha o hacia la izquierda? El especialista Arthur Shapiro, coautor del libro 'The Oxford Compendium of Visual Illusions', determina que en nuestro cerebro no existe un único sistema de percepción, sino dos. La razón por la que la mayoría de la gente suele ver a la mujer girando en sentido horario tiene que ver con las estructuras subcorticales, imprescindibles para la supervivencia. Las cosas, incluyendo aquellas que podrían atacarnos, suelen ser contempladas desde arriba, y es una ventaja poder reconocer a una serpiente que se mueve entre nuestros pies en un ambiente con poca luz.

Por eso, cuando se presenta una información visual ambigua, la mayoría de las personas tienden a interpretar los objetos como si los estuvieran observando desde un punto de vista elevado.

7) Los rectángulos intermitentes

Dos rectángulos idénticos parpadean simultáneamente, o fuera de fase, dependiendo del tamaño y la separación de los objetos que los rodean. Creado por el antes mencionado Arthur G. Shapiro, esta ilusión demuestra que el espacio puede afectar también a la percepción temporal.

Que lo veas no significa que exista, y viceversa. La percepción a veces nos la juega. Esto es justo lo que ocurre con las ilusiones ópticas, que tienen la capacidad de engañarnos para que veamos cosas que en realidad no existen. Y la base de muchas de estas ilusiones radica en el procesamiento que ocurre en nuestro cerebro.

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