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Maxwell Knight: el maestro de espías del MI5 que venció al fascismo y al comunismo
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inspiró al personaje de M de James bond

Maxwell Knight: el maestro de espías del MI5 que venció al fascismo y al comunismo

Una nueva biografía sobre este agente, fundamental en la historia de los servicios secretos británicos, ha vuelto a despertar el interés sobre su figura

Foto: El agente del MI5 en su faceta como naturalista.
El agente del MI5 en su faceta como naturalista.

A principios de los años 20 Maxwell Knight era un buscavidas que sobrevivía gracias a los trabajos que iba encontrando. Fue un hijo poco ejemplar, un marido seguramente impotente, un antiguo militar de la marina, un vendedor de pinturas, un novelista y hasta un líder de una banda de jazz. Su mayor pasión, sin embargo, se centraba en los animales exóticos, desde arañas hasta sapos, pasando por serpientes y loros, con los que convivía en su habitación, a pesar del insoportable hedor que desprendían. Dejando a un lado todas esas peculiaridades, Knight era sobre todo una cosa: un fascista, la característica principal que le catapultó hasta el puesto de maestro de espías en el MI5, el servicio de inteligencia que se ocupa de la seguridad dentro de las fronteras del Reino Unido.

La figura de este peculiar sujeto se ha puesto de actualidad en las últimas semanas gracias al éxito que ha cosechado un libro que narra su biografia: ‘M: Maxwell Knight, MI5's Greatest Spymaster’. Calificado como soberbio, bien documentado e impecablemente escrito por el diario británico ‘The Guardian’, su autor, Henry Hemming, cuenta la historia de quien ha sido la principal fuente de inspiración de M en las novelas y películas de James Bond. Dicho personaje se suele considerar, sin embargo, una mezcla de varias figuras, además de la Knight, entre las que se incluyen la de su superior, Henry Godfrey y la de Christopher William Clayton Hutton, a quien le dedicamos en su día un artículo en El Confidencial.

Foto: Minúsculo mapa con instrucciones de la frontera entre Suiza y Alemania. (British Library. Dominio público)

Para Hemming, Knight ha sido el mayor maestro de espías que el MI5 ha tenido en toda su historia. Ante la importancia que está adquiriendo el fenómeno literario, se plantea ya, incluso, la adaptación del libro en forma de ficción televisiva. Antes de que su leyenda sobrepase las fronteras británicas echemos un vistazo a la vida de este innovador agente secreto.

Desmontando el comunismo

El MI5 fue muy criticado durante el periodo de entreguerras por su marcado carácter elitista, con acentuados virajes hacia las ideologías de derechas. Se estima que, por ese motivo, el servicio secreto se puso a sí mismo una venda por su obsesión con el comunismo que le condujo a desdeñar todo lo que estaba ocurriendo en la Alemania de Hitler.

Knight creía que las mujeres eran mucho más eficientes y fiables que los hombres a la hora de desempeñar el papel de espías

Knight ingresó en los “British Fascisti” en 1924, un partido político que manejaba una ideología independiente a la que Hitler y Musolini. Basta recordar que su fundador era una mujer, Rotha Lintorn-Orman, conductora de ambulancias con claras tendencias lésbicas. En una biografía inédita, Knight recordaba que se unió a dicha organización política por orden de la dirección del MI5, para reclutar a posibles agentes. El espía consiguió de este modo captar a seis topos que acabarían infiltrados en las filas del Partido Comunista Británico frenando la actividad de determinados grupos subversivos.

Además de anticomunista, Knight era un antisemita declarado así como un homófobo que presumía de su condición, si bien se cree que esta última característica no era más que la fachada que utilizaba para encubrir su propia homosexualidad.

Hemming afirma en su libro que Knight ha sido el personaje que más ha hecho para provocar la muerte del fascismo organizado en Gran Bretaña

Hemming le atribuye a Knight dos particulares innovaciones en el campo del espionaje: la primera el uso de mujeres a las que consideraba mucho más fiables que los hombres. La estrategia de Knight consistía en colocarlas poco a poco como secretarias de los principales líderes comunistas. La segunda fue el hecho de trabajar la paciencia en la actitud de los agentes. Los espías estaban obligados a no ser demasiado ambiciosos ni inquisitivos para no despertar sospechas. Los resultados se materializaron en la desactivación de importantes operaciones como el episodio del arsenal de Woolwich, que fue frenado por su subordinada Olga Gray en 1938.

La guerra y la posguerra

El MI5 seguía, sin embargo, obsesionado con los movimientos de extrema izquierda. Knight empezó por el contrario a darse cuenta de que el peligro podría venir por el otro extremo del espectro político. A diferencia de sus compañeros de ideología, él no abogaba ni por la neutralidad ni por la alianza con el nazismo y el fascismo. Se achaca su actitud a que no comulgaba con los aspectos más sombríos de la ideología, como, por ejemplo, lo referido al racismo. La anterior alianza con sus camaradas de la extrema derecha fue lo que le permitió penetrar en los movimientos de ultraderecha más activos en el Reino Unido.

Henry HemmingSus principales éxitos por este lado fueron sus informes sobre el ‘Right Club’, un grupo antisemita que podría haberse convertido en toda una “quinta columna”. Esto reforzó la decisión de Winston Churchill de detener de manera masiva a todos los enemigos fascistas con los arrestos de Tyler Jent y Anna Wolkoff antes de que pudieran llevar a buen término su complot para mantener a los Estados Unidos fuera de la contienda. Hemming afirma en su libro que Knight ha sido probablemente el personaje que más ha hecho para provocar la muerte del fascismo organizado en Gran Bretaña.

Con todo, el espía nunca dejó dejó de lado su cruzada particular contra “los rojos”. Una vez acabada la guerra, y a pesar de que la Unión Soviética era ahora un país aliado, Knight siempre sospechó que los comunistas estaban llevando a cabo un importante plan de penetración entre las élites inglesas y presagió el papel de topo que estaba jugando el historiador del arte Anthony Blunt, uno de los componentes de “Los cinco de Cambridge”.

A partir de 1946, Knight pudo dar también rienda suelta a su vocación como naturalista gracias al programa que presentó para la radio de la 'BBC', a los 34 libros que escribió sobre la materia y a los numerosos artículos que publicó en diferentes revistas, llegando a trabajar incluso con el célebre divulgador científico David Attenborough. Su final llegaría en 1968 a causa de un infarto. La pregunta ahora es si el recuerdo de Knight acabará reactivando la moda por los relatos de espías propia de novelistas como John le Carré.

A principios de los años 20 Maxwell Knight era un buscavidas que sobrevivía gracias a los trabajos que iba encontrando. Fue un hijo poco ejemplar, un marido seguramente impotente, un antiguo militar de la marina, un vendedor de pinturas, un novelista y hasta un líder de una banda de jazz. Su mayor pasión, sin embargo, se centraba en los animales exóticos, desde arañas hasta sapos, pasando por serpientes y loros, con los que convivía en su habitación, a pesar del insoportable hedor que desprendían. Dejando a un lado todas esas peculiaridades, Knight era sobre todo una cosa: un fascista, la característica principal que le catapultó hasta el puesto de maestro de espías en el MI5, el servicio de inteligencia que se ocupa de la seguridad dentro de las fronteras del Reino Unido.

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