Los cuatro mejores consejos para evitar el estrés prevacacional
La respuesta se activa debido a que la persona calcula las cosas que quiere o tiene que hacer y también calcula los recursos que tiene para abordar esas cosas
Saber que las vacaciones, sobre todo de verano, están a punto de llegar, no siempre se convierte en una experiencia positiva. Al menos no para todo el mundo. Pensar en lo poco que queda para estar en la playa, la montaña o en el destino soñado, es un factor de protección para afrontar los últimos desafíos en el trabajo.
Algunos estudios plantean que alrededor de un 30 % de los trabajadores llegan a padecer estrés antes del comienzo de sus vacaciones. A la mayoría nos resulta mucho más familiar escuchar hablar del estrés postvacacional, es decir, del que genera volver de vacaciones. Este se produce al tener que asumir que la jornada de descanso finaliza y vuelve el ritmo acelerado de la jornada laboral. Parece ser que si se logra reducir el prevacacional se disminuye las probabilidades de recaer después de las vacaciones.
¿Y qué es exactamente el estrés pre vacacional?
Es la sensación de verse desbordado de tareas que cerrar antes de los días que preceden al comienzo estival. A esto habría que sumarle la percepción de incapacidad para hacer frente a toda la carga laboral que queda pendiente. Y no solo eso, habría que añadir la organización de las vacaciones (vuelo, hoteles, actividades….).
Viene de querer terminar o querer cerrar cosas antes de una fecha límite, o bien por necesidad en la fecha de entrega, o por autoexigencia
La respuesta de estrés es activada debido a que la persona calcula las cosas que quiere o tiene que hacer y también calcula los recursos que dispone para abordar esas cosas. Cuando la persona piensa que tiene muchas más tareas que hacer de las que puede, se activa la respuesta de estrés. Estrés pre vacacional viene de querer terminar o querer cerrar cosas antes de una fecha límite, que son las vacaciones, o bien por necesidad en la fecha de entrega (el cliente lo demanda, hay un plazo de entrega que lo impone un tercero, etc) o bien por auto exigencia de la persona de querer irse de vacaciones con eso cerrado.
Habría que tener en cuenta una serie de factores que influyen en que este tipo de estrés se produzca con el fin de poder evitarlos. Son los siguientes:
- La autoexigencia que hace que el trabajador no discrimine qué dejar finalizado y qué no, e intente cargarse con demasiadas cosas sin delegar en sus compañeros.
- La percepción de riesgo. La persona anticipa su miedo a no cerrar determinados asuntos adelantándose a consecuencias catastróficas que podrían pasar cuando todavía no hay datos relevantes de que pueda suceder. Esto le genera una sensación de alerta y tensión constante que pude influir incluso en su salud física.
- La falta de pronóstico y organización del tiempo. Que las vacaciones no hayan sido confirmadas con antelación y que se eche encima para el cierre del trabajo e incluso la organización de las vacaciones. Aquí la empresa debería cerrarlas previamente para contar con tiempo suficiente que permita reducir sus niveles de estrés y poder dar margen de maniobra para que se organicen.
- Esquemas mentales poco flexibles. Influyen en que la persona no sepa adaptarse bien a los cambios que supone el periodo estival, lo cual le genere estrés en vez de una oportunidad para descansar. La persona es incapaz de desconectar del trabajo incluso en sus vacaciones.
- Hábitos saludables. Es fundamental para todo tipo de estrés estar bien cuidado, la mala alimentación y la falta de sueño contribuyen a gestionar peor el periodo pre vacacional. La mente al igual que el cuerpo necesita estar reparado y nutrido. Si no es así la persona se verá más superada y agotada antes de las vacaciones.
¿Qué se recomienda para prevenirlo?
- Dejar por escrito las tareas a realizar antes del verano. Si no se escribe lo pendiente, la mente no descansa porque sabe que lo tenemos que recordar. Esto consume mucha energía influyendo en el nivel de estrés. Al escribirlo la mente ahorra energía porque deja de retenerlo en su memoria.
Que las vacaciones no hayan sido confirmadas con suficiente tiempo genera un gran estrés
- Delegar. Es importante confiar en el equipo y no cargarse con todo. Pensar bien en las cosas que pueden encargarse otros con el fin de liberarnos. Añadir además que delegar es un síntoma de confianza en los compañeros.
- Priorizar. Saber discriminar bien qué es realmente importante y qué puede quedarse pendiente. Este es un error muy común que no vemos hasta después de las vacaciones. Es importante, ver si estamos calculando de forma realista lo q tenemos que hacer, y ver si no tenemos los recursos que necesitamos o si realmente si los tenemos. También es importante valorar si realmente necesitamos terminar eso antes de vacaciones o si bien lo podemos parcelar y dejarnos una parte para después.
- Hábitos saludables. Alimentarse, dormir bien y ejercicio contribuyen a reducir niveles de estrés.
En resumen, si los trabajadores quieren disfrutar de unas vacaciones merecidas y aprovecharlas al máximo es muy positivo llegar liberados de cargas innecesarias para que el descanso y el bienestar sea realmente óptimo.
Y ahora ya se puede decir: ¡felices vacaciones!
*Sara Rodríguez Laínz es psicóloga en el Centro de Logopedia y Psicología Arganzuela y experta en vínculo y relaciones de pareja.
Saber que las vacaciones, sobre todo de verano, están a punto de llegar, no siempre se convierte en una experiencia positiva. Al menos no para todo el mundo. Pensar en lo poco que queda para estar en la playa, la montaña o en el destino soñado, es un factor de protección para afrontar los últimos desafíos en el trabajo.