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"Si me vuelves a tocar te mato de una hostia": las agresiones sexuales aumentan día a día
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"Si me vuelves a tocar te mato de una hostia": las agresiones sexuales aumentan día a día

Los ataques de tipo sexual crecen año a año y alcanzan sus mayores cotas desde que Interior hace públicos sus datos. Las policías crean protocolos y unidades nuevas para combatirlo

Foto: Concentración en repulsa por agresión sexual en la primera noche de los sanfermines de 2016. (Efe / Villar López)
Concentración en repulsa por agresión sexual en la primera noche de los sanfermines de 2016. (Efe / Villar López)

Cuando se giró allí estaba el tipo, con el pene sujeto entre las manos, muy cerca de su pierna y sus glúteos, casi eyaculando. Este podría ser el comienzo, o mejor, el final, de muchísimas experiencias femeninas en España en lugares donde hay grandes aglomeraciones. Fue el caso de Susana, de 45 años, en un vagón de metro, hace menos de un año. O el de Rosie, en un concierto de un grupo de rock, hace pocos meses. O muy semejante al de las más de 7.000 mujeres que sufrieron algún tipo de agresión sexual el pasado año, el que alcanzó los registros más altos, según el Ministerio de Interior, desde que se recopilan estas estadísticas. La cifra no ha hecho más que subir desde 2011.

Hoy arranca la fiesta de San Fermín con su célebre chupinazo y las imágenes de mujeres manoseadas por decenas de hombres en la memoria. Las escenas de magreo colectivo en esta celebración han dado la vuelta al mundo. Pero no es solo un problema español. Ni siquiera es de los lugares en los que es más significativo. Hace pocos días el festival de música más importante de Suecia fue suspendido tras denunciarse cuatro violaciones. En Egipto se consideran una plaga los ataques en plena vía pública. En Sudamérica la indefensión femenina se cuenta por miles de casos cotidianos. En Londres casi una de cada tres mujeres ha reportado algún tipo de experiencia desagradable de esta clase en el transporte público. Y en Japón resolvieron segregar a hombres y mujeres de sus trenes subterráneos. Mientras, la ONU advierte que “es un grave problema en muchas partes del mundo”. Cada vez que hay un evento multitudinario las denuncias por estos hechos están garantizadas.

"Antes se veía lógico que un tipo se apoyase en el trasero de una señora, ahora se entiende que no es admisible", dice un policía

Las situaciones en las que se dan estos hechos no son en absoluto privativas de San Fermín. Por ejemplo, en las pasadas fiestas de la Mercé, en Barcelona, cinco mujeres denunciaron agresiones sexuales. La novedad es que todas estas ferias tienen ya activado un protocolo con psicólogos y educadores para atender a las víctimas, algo que no sucedía hasta muy recientes fechas. Los Sanfermines de este año, además de activar la alerta antiterrorista, han planteado un protocolo muy desarrollado para evitar estas situaciones en las fiestas.

Un veterano patrullero de las calles de Madrid cree que el aumento “muy significativo” de esta clase de delitos se debe a que “se denuncia más por la campaña de concienciación que hay, pero también hay más casos, porque se nota en el día a día por las calles, te topas con más”. Para este policía lo que antes “era normal y se veía como algo lógico, que un tipo se apoyase en el trasero de una señora en el transporte, ahora se entiende que no es admisible”. En Madrid se ha creado una unidad específica “dedicada en exclusiva al tema” y para el agente local se está dando “un círculo positivo, que es que al haber más visibilidad y más denuncias la gente va teniendo también cada vez más conciencia de que eso no se debe hacer”.

Cada día más

Sin embargo, como él mismo reconoce, cada vez se da más “en el día a día”. Un hecho que algunos expertos y asociaciones feministas achacan a la vuelta “del cuerpo de la mujer como un objeto”, como señaló en su momento el psicoterapeuta y divulgador Luis Muiño. Por ejemplo, en los frecuentes episodios en los que algunas mujeres jóvenes mostraban sus pechos por alcohol o incluso se dejaban tocar o practicaban felaciones por una copa, desde Nueva Orleans a Palma de Mallorca.

El hecho de que muchos de estos actos se den en grandes eventos no solo tiene su explicación en “el anonimato de la masa”, como apunta la psicóloga Blanca Vázquez, sino también en el consumo masivo de alcohol y el ambiente “desinhibido” que ello genera. Además, hay otro fenómeno que apuntan los expertos: “Se da mucho más cuando el sujeto sale de su entorno natural y entiende que las normas que rigen la convivencia cotidiana ya no son válidas en ese momento y en ese lugar”. La propia Vázquez entiende que casi todas las agresiones reunen casi siempre los mismos factores: "Anonimato, impunidad, drogas o alcohol y masa".

“Me parece increíble que una se tenga que acostumbrar a este tipo de acoso y que sea algo tan común”, se lamenta una víctima

Esta actitud psicológica es muy palmaria en el caso del llamado “turismo de borrachera”, pero también se aprecia en festividades como la de San Fermín, en el que muchísimos jóvenes salen de su entorno cotidiano y entienden que las reglas quedan en suspenso. Estos días se juzga a los cinco jóvenes sevillanos que, presuntamente, violaron a una joven de 18 años en las pasadas fiestas pamplonesas.

Los tocamientos no consentidos, acordes a los tiempos, también ocupan su espacio en internet. Hay muchas grabaciones en las que hombres se masturban cerca de mujeres en lugares públicos. Pero no siempre las hacen los propios agresores. En ocasiones es la víctima la que filma el ataque para poder denunciar. Ese fue el caso hace dos meses de una mujer costarricense que grabó con su teléfono cómo un pasajero del autobús en el que viajaba intentaba meterle la mano dentro de la blusa mientras ella dormía: “Me parece increíble que una se tenga que acostumbrar a este tipo de acoso y que sea algo tan común que no sorprende ni nadie haga nada”, se lamentaba la víctima en su cuenta de una red social.

"Me giré y vi que el tipo tenía un montón de espacio y que estaba frotándose aposta contra mis piernas y mi culo", relata una agredida

"Sentí algo en la pierna y en el culo, pero al principio no le di importancia. A fin de cuentas era un concierto y la gente estaba bailando y saltando. Pero después me giré y vi que el tipo tenía un montón de espacio y que estaba frotándose aposta contra mí", relata Rosie, una periodista musical que cubría un concierto en la ciudad inglesa de Birmingham cuando sufrió la agresión. "Me quedé helada y no supe como reaccionar", prosigue su relato la mujer, coincidiendo con la actitud de casi todas las que sufren este tipo de acto. Con la excepción de la madrileña Susana, que apartó al individuo al grito de "¡como te vuelvas a acercar te doy una hostia que te mato!", consiguiendo así que "se girase a mirarle todo el vagón y que saliera corriendo rojo como un tomate".

Multicultural

Los psicólogos dividen al tipo de agresor en varios tipos. En ocasiones se trata de personas con algún trastorno en su sexualidad. Pero lo más frecuente es que, simplemente, encuentren que su acto va a quedar impune y se “amparen en la influencia grupal”, como señala Vázquez. Es lo que la psicóloga denomina el 'efecto manada', que entiende que es "un fenómeno creciente y multicultural, se da en todas partes, incluidas aquellas que creemos que son más civilizadas".

Cuando se giró allí estaba el tipo, con el pene sujeto entre las manos, muy cerca de su pierna y sus glúteos, casi eyaculando. Este podría ser el comienzo, o mejor, el final, de muchísimas experiencias femeninas en España en lugares donde hay grandes aglomeraciones. Fue el caso de Susana, de 45 años, en un vagón de metro, hace menos de un año. O el de Rosie, en un concierto de un grupo de rock, hace pocos meses. O muy semejante al de las más de 7.000 mujeres que sufrieron algún tipo de agresión sexual el pasado año, el que alcanzó los registros más altos, según el Ministerio de Interior, desde que se recopilan estas estadísticas. La cifra no ha hecho más que subir desde 2011.

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