Cómo dar un empujón al metabolismo para adelgazar más rápido
Más proteínas, más actividad física, más horas de sueño o más picante en las comidas facilitan que nuestro organismo funcione a todo tren
Si la alimentación es la gasolina que le regalamos al cuerpo y la actividad física los kilómetros que recorre nuestra particular máquina biológica, el metabolismo sería algo así como el mecanismo y los engranajes que permiten que la locomotora funcione de manera óptima.
El metabolismo es, en sí mismo, pura química. Se activa tras la digestión y se basa en la reabsorción y transformación final de las sustancias alimenticias para cumplir las funciones básicas de nuestro organismo. Este es el motivo fundamental por el que además de la dieta y el ejercicio, el metabolismo se presenta como el tercer factor que condiciona una buena figura.
Las proteínas facilitan que los excesos calóricos no se almacenen como grasas. Generan saciedad y el cuerpo también trabaja más para procesarlas
La altura, el peso, la edad, el sexo o la genética determinan la velocidad con la que tales procesos se llevan a cabo. Con todo, existen algunos trucos que podemos realizar para darle el impulso al metabolismo y que trabaje como una máquina bien engrasada. Si quieres conseguirlo, te invitamos a incorporar estos hábitos alimenticios y de actividad física en tu rutina diaria.
Come proteínas en el desayuno y en la cena
En países como el nuestro es normal recurrir a la tostada con aceite de oliva por la mañana, o las ensaladas y los sandwiches como última comida del día. No obstante, dedicar un poco de tiempo a preparar huevos, pescados o legumbres para estas comidas puede tener sus beneficios.
Según un estudio presentado en la Obesity Society Annual Meeting de 2014, las proteínas cambian la manera en la que las calorías son almacenadas por el cuerpo. Una dieta rica en estos nutrientes provoca que buena parte del exceso de energía que nuestro organismo obtiene de los alimentos se quede almacenado como músculo y no como grasa.
El tiempo extra que permanecemos despiertos provoca que el organismo nos acabe pidiendo más consumo de calorías
Por otro lado, el cuerpo trabaja más a la hora de procesar las proteínas si las comparamos con las grasas y los carbohidratos. Si, por ejemplo, decides tomar 300 calorías de carne blanca, cerca del 30% de las mismas podrían ser consumidas durante el propio proceso de digestión. Por útlimo, pero no menos importante, las proteínas tienen además la propiedad de generar una rápida sensación de saciedad.
No pares de moverte
Muchas personas se gastan un dineral todos los meses para pagarse una suscripción al gimnasio, sin embargo, son incapaces de utilizar las escaleras para subir hasta la primera planta de su puesto en la oficina: craso error.
Si queremos que el metabolismo esté continuamente trabajando, el cuerpo tiene que estar también en perpetuo movimiento. Desplázate al trabajo en bicicleta o sal a dar un pequeño paseo durante la hora de descanso en tu jornada laboral. Hacer ejercicio durante unos minutos y pasar el resto del día sentado, no es la mejor opción.
Cuida tu periodo de sueño
Seguro que tienes muchas inquietudes y entre ellas no está, precisamente, irte a la cama temprano. No obstante, hay muchas razones por las que merece la pena dedicarle al reposo nocturno el tiempo que se merece y entre ellas se encuentran los beneficios para nuestro metabolismo.
La capsaicina, la piperina, el gingerol o el isoticianato de alilo de los alimentos picantes llevan al organismo a consumir más energía
No descansar lo suficiente provoca que el cuerpo no interprete bien las señales de apetito. Según un estudio de la Universidad de Colorado el tiempo extra que permaneces despierto, por no dormir entre las 7 y 9 horas que se suelen aconsejar, hace que el organismo acabe reclamando más consumo de calorías a nuestro cerebro.
Deja de contar calorías
Algunos nutricionistas están empezando a elaborar sus regímenes utilizando el metabolismo como punto fundamental de sus propuestas, sustituyendo así la tradicional perspectiva de la reducción de calorías. Es el caso, por ejemplo, de la ‘Dieta del Metabolismo Acelerado’ propuesta por Hailey Pomroy.
Según la especialista en alimentación Cassie Bjork, “la gente cree que la restricción de calorías acelera el metabolismo, pero provoca justamente lo contrario”. El motivo esgrimido es que comer poco conduce al cansancio y a la sensación de hambre, lo que puede repercutir en el efecto contrario al deseado. Lo que se propone desde estos nuevos programas es que en vez de fustigarnos con un regimen especialmente duro, se elija correctamente el combustible que permite los cambios fisiológicos que hacen que el metabolismo trabaje más rápido.
Añade picante
La capsaicina, el compuesto que confiere su particular sabor picante a las guindillas y los jalapeños estimula los receptores cerebrales que controlan la temperatura del cuerpo.
El incremento en la temperatura corporal que causan estos alimentos lleva al organismo a consumir más energía, obligándole a utilizar, si fuera necesario, las reservas almacenadas que se acumulan en los tejidos adiposos. Además de inhibir la proliferación de células grasas inmaduras, o pre-adipocitos, la capsaicina estimula su muerte celular programada (apoptosis).
Otras sustancias picantes como la piperina de la pimienta negra, el gingerol del gengibre o el isoticianato de alilo del wasabi tienen efectos similares a los de la capsaicina.
Si la alimentación es la gasolina que le regalamos al cuerpo y la actividad física los kilómetros que recorre nuestra particular máquina biológica, el metabolismo sería algo así como el mecanismo y los engranajes que permiten que la locomotora funcione de manera óptima.
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