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Envió un CV y le contestaron: "Una boba perroflauta, que venga y nos reímos"
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La verdad sobre los procesos de selección

Envió un CV y le contestaron: "Una boba perroflauta, que venga y nos reímos"

Una empresa envía por error un correo electrónico en la que denigra a una candidata calificándola de "bicho raro" o "buscadora de setas"

Foto: El correo electrónico en cuestión. (BBC South West)
El correo electrónico en cuestión. (BBC South West)

La búsqueda de empleo es una tarea onerosa a la se dedica mucho esfuerzo sin un resultado que sea, a veces, manifiesto. El proceso tiene además una parte oscura para el candidato que es una frecuente causa de ansiedad: ¿qué sucede en el despacho de recursos humanos cuando el currículum llega al seleccionador o qué se comenta entre los responsables cuando finaliza una entrevista de trabajo?

A veces, por fortuna, esas partes veladas del proceso salen a la luz por descuido o por accidente mostrándonos la falta de sensibilidad, e incluso la crueldad, con la que en ciertas ocasiones, y en ciertas empresas, se llega a tratar a los candidatos.

No consigue trabajo desde que dejó la universidad. Merece la entrevista, aunque solo sea para echarnos unas risas

Hace algunos años la cadena de supermercados Sánchez Romero se vio inmersa en un escándalo ante los comentarios discriminatorios e insultos de toda clase que se habían hallado en una serie de currículums encontrados en la basura. En las notas manuscritas aparecían apuntes como: “Extranjero: gordo, morenete, parece Pancho Villa, pero hambriento”, “No, por gitana y fea”, “No, mal pintada, cara de cochinillo” o “Gordita, con granos, tiene barbita (pelusa) en bigote, perilla y mentón. Mirar fotografía”.

Anna Jacobs es una joven licenciada británica que se ha topado con esta desalmada realidad nada más haber aterrizado en el mercado laboral. Su historia circula ahora por todos los medios del Reino Unido como otro ejemplo más de la falta de sensibilidad en algunos procesos de selección.

"Corta de mollera"

Una mañana, Jacobs encontró en la bandeja de su e-mail un correo de la empresa de servicios de ventilación Tecomak para la que había presentado su candidatura de cara a un puesto en el departamento de administración.

Al principio, el mensaje parecía contener una invitación para una entrevista. Lo que no esperaba Anna era lo que había final del texto.

“Cuando baje con el ratón, me encontré con estos horribles comentarios adjuntos. Pensé: ¡cómo era posible que alguien pudiera decir esas cosas sobre mí y sobre mi currículum! ¡Me sentía tan cabreada!” confiesa la joven a la televisión pública 'BBC'. Por algún motivo la persona que había redactado el correo había incluido las siguientes anotaciones:

Bicho raro educado en casa. No consigue trabajo desde que dejó la universidad. Buscadora de setas.

Difícil de evaluar por su currículum – Puede ser muy buena, pero también corta de mollera o una boba perroflauta abrazárboles.

Merece la entrevista, aunque solo sea para echarnos unas risas”.

Estaba en shock. Lo que deberían haber hecho, como mínimo, era darme un 'feedback' adecuado

El portavoz de la empresa, Ross Black, reconoce a la BBC que “claramente los comentarios eran informales e indignos de una empresa con unos estándares profesionales elevados como la nuestra. Entiendo que ha tenido que ser tremendamente molesto leer estas notas y pido disculpas en nombre de la compañía y de los trabajadores implicados”.

Faltas de respeto que se repiten

Gracias a los medios de comunicación, más casos como el de Jacobs han salido a la luz. 'The Mirror' publicaba hace unos meses cómo tras salir de una entrevista para cubir el puesto de camarera en un restaurante de primera categoría, la candidata Megan Dixon recibió el anuncio de su exclusión del proceso por 'iMessage': “Es un no”. Soprprendida por la respuesta tan directa Dixon contestó: “Vale. ¿Pero cómo?”, “No es cautivadora y las respuestas eran como basicas” Este último comentario iba acompañado del clásico ‘smiley’ con la cara sonriente con los ojos llorosos. Los reclutadores se habían equivocado, lógicamente, a la hora de enviarlo, pues iba destinado a su jefe y no a la candidata. Dixon manifiesta su frustración: “Estaba en shock. Lo que deberían haber hecho, como mínimo, era darme un 'feedback' adecuado”.

Se lamentaba el director de que le trataran de ‘usted’: “Somos una productora donde, si sumamos las edades de los tres socios fundadores, tendríamos edad para que nos trataras de usted. Pero por separado tenemos sólo un cuarto de siglo cada uno y nos ofende ligeramente que nos consideres tan mayores”.

Con todo, lo más grave se hallaba en los comentarios posteriores: “Te agradecemos que nos manifiestes tu interés en participar en los procesos de selección que requieren de un profesional de tus características. Vamos a asumir que 'tus características' significa que para ti está bien mandar un mail genérico, sin siquiera un destinatario o hacer referencia al nombre de la empresa o al puesto específico en que crees que eres mejor. Todo eso nos ha hecho sentir un poco unas cualquiera, unas pelandruscas”. Sentencia, por último: “Si ni tan siquiera eres capaz de personalizar 300 mails con currículum que habrás enviado, ¿crees que podremos confiar en ti para tareas más complejas? No hemos leído tu cv, pero como tú tampoco nuestra web ni lo que hacemos; lo mismo surgen cosas divertidas como que te hayas confundido y en realidad seas pescadero” e ironiza: “Si eres pescadero dínoslo, tenemos un puesto para ti”.

La búsqueda de empleo es una tarea onerosa a la se dedica mucho esfuerzo sin un resultado que sea, a veces, manifiesto. El proceso tiene además una parte oscura para el candidato que es una frecuente causa de ansiedad: ¿qué sucede en el despacho de recursos humanos cuando el currículum llega al seleccionador o qué se comenta entre los responsables cuando finaliza una entrevista de trabajo?

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