Es noticia
12 alimentos que puedes comer hasta reventar, y sin engordar
  1. Alma, Corazón, Vida

12 alimentos que puedes comer hasta reventar, y sin engordar

Llegas a casa después de un largo día de trabajo y, de inmediato, el hambre cae como una pesada losa sobre tus intenciones de adelgazar y

Llegas a casa después de un largo día de trabajo y, de inmediato, el hambre cae como una pesada losa sobre tus intenciones de adelgazar y ponerte en forma. En lugar de prepararte la cena, abres una bolsa de patatas fritas. Craso error. Te prometes a ti mismo que serán solo “unas pocas”, pero inevitablemente sucumbes a su crujido salado y seductor. Una, dos, tres… y cuando te das cuenta la bolsa está ya casi vacía. En un santiamén, te has metido unas 300 calorías entre pecho y espalda y, aún así sigues teniendo hambre.

Para perder peso es necesario evitar situaciones como esta. Son alimentos adictivos y, sin duda, deliciosos, pero su alto contenido en azúcares y carbohidratos, sus calorías excesivas y la evidente falta de fibra y nutrientes los hace perfectos para engordar.

Si lo que quieres es poder calmar el hambre sin luego sentir remordimiento tras el atracón, colma tu nevera de los siguientes alimentos. Sabemos que no existe un bocado de cero calorías, pero hay ciertos piscolabis de los que puedes disfrutar libremente.

La nutricionista Lisa Young señala en 'The Independent' que este tipo de comidas suelen caer dentro de la denominación de 'frutas y verduras'. Casi en su totalidad están hechas de agua, son bajas en calorías, contienen fibra (lo que ayuda a que te sientas lleno) y, aunque no son ricas en proteínas, son una fuente excepcional de vitaminas y antioxidantes.  

Llegas a casa después de un largo día de trabajo y, de inmediato, el hambre cae como una pesada losa sobre tus intenciones de adelgazar y ponerte en forma. En lugar de prepararte la cena, abres una bolsa de patatas fritas. Craso error. Te prometes a ti mismo que serán solo “unas pocas”, pero inevitablemente sucumbes a su crujido salado y seductor. Una, dos, tres… y cuando te das cuenta la bolsa está ya casi vacía. En un santiamén, te has metido unas 300 calorías entre pecho y espalda y, aún así sigues teniendo hambre.