Cómo calentar las patatas fritas y que queden mejor que recién hechas
Te sobran 'papas', las calientas al rato y han perdido parte de su sabor. Te contamos cómo hacer que este tubérculo no se quede blando e incomestible
La patata es uno de los alimentos básicos de la dieta mediterránea. Cuántas veces hemos dejado unas patatas fritas para después y cuando hemos querido comerlas, las hemos recalentado y no había quien se las comiera. A todo el mundo le gustan, pero seamos sinceros, su sabor delicioso no dura mucho tiempo y dejarlas para después las hace tener esa textura tan blanda que ya no recuerda a las crujientes que tanto nos gustan.
Ya sabemos que tirar la comida a la basura está mal y que debemos aprovecharla a toda costa. La primera medida que podemos tomar empieza por calcular la cantidad justa que creamos que vamos a ingerir, pero como eso es una ciencia bastante difícil, podemos ir pensando en alguna manera de que esos alimentos que nos sobran estén igual de buenos que cuando estaban recién hechos.
Comer más de tres raciones de patatas a la semana conlleva un incremento del riesgo de hipertensión arterial en los adultos
En el caso de las patatas fritas, la primera medida es no utilizar el microondas. Como muchos sabrán, es un electrodoméstico perfecto para calentar la comida, pero existen algunos alimentos que quedan mal.
Primer truco: sartén
Coge una sartén y colócala a fuego medio hasta que esté muy caliente. Añade una pequeña cantidad de aceite de oliva, más o menos una cucharada y media, o un par de toques de aceite en spray si lo que quieres es reducir la grasa. Esparce bien la porción de patatas asegurándote de que no se queden apelmazadas y amontonadas. Refríe durante un par de minutos, girándolas constantemente para asegurarte de que se calientan y quedan todas crujientes. Después escurre el exceso de grasa en papel de cocina y echa una pequeña cantidad de sal. Descubrirás que su textura ha vuelto a ser como la original y puedes disfrutarlas como si las hubieras hecho en ese momento.
Segundo truco: horno
Quizá algunos piensen que ponerlas en la sartén no es ninguna novedad y es como volverlas a freír. Por eso te presentamos una segunda manera de hacerlas y que queden estupendamente de nuevo. Precaliéntalo a unos 230º, cubre la bandeja o la fuente con papel de plata (papel de aluminio), así te asegurarás de que no se peguen a la superficie cuanto se estén recalentando, y además facilita mucho la limpieza. Coloca las patatas sobre la fuente y espárcelas para que no se apelmacen. Si dejas una al lado de otra, se pegarán. Si quieres puedes añadir alguna especia o sal para mejorar aún más su sabor. Cuando el horno ya esté caliente, mete la bandeja durante dos o tres minutos y ve removiéndolas un poco cada 30 segundos. Cuando las saques ya habrán vuelto a estar doradas y crujientes.
Cómo hacerlas sin aceite
Un nuevo estudio dirigido por investigadores del Bridham and Women's Hospital de Boston demostró que comer más de tres raciones de patatas a la semana conlleva un incremento del riesgo de hipertensión arterial en los adultos. Un efecto que, en el caso de las fritas, resulta incluso mayor.
Como explica Lea Borgi, directora de esta investigación publicada en la revista 'The British Medical Journal', "en nuestro estudio, los participantes que no tenían unas cifras elevadas de presión arterial en el momento de su reclutamiento y consumieron cuatro o más raciones semanales de patatas, ya fueran cocidas, horneadas o en puré, tenían un mayor riesgo de desarrollar hipertensión que aquellos que comían una o menos raciones mensuales".
Pero ya se sabe que cualquier comida en exceso nunca es buena. Aun así nos encantan y es un perfecto acompañamiento para casi todas las comidas.
A muchos les preocupa utilizar aceite para cocinar. Así que como podéis ver en este vídeo, se pueden hacer sin él y que queden tremendamente ricas. Pela las patatas y cortalas en finas tiras, o en forma de 'chips', ponlas en un plato con papel de hornear, cocínalas durante 7 minutos a 700W y cuando las saques tendrás una ración casera, crujiente y muy rica, como si fueran patatas de bolsa.
La patata es uno de los alimentos básicos de la dieta mediterránea. Cuántas veces hemos dejado unas patatas fritas para después y cuando hemos querido comerlas, las hemos recalentado y no había quien se las comiera. A todo el mundo le gustan, pero seamos sinceros, su sabor delicioso no dura mucho tiempo y dejarlas para después las hace tener esa textura tan blanda que ya no recuerda a las crujientes que tanto nos gustan.
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