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¿Estamos solos en el universo? Churchill tiene la respuesta
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¿Estamos solos en el universo? Churchill tiene la respuesta

El líder de la resistencia británica reflexionó en un artículo redescubierto ahora sobre los exoplanetas y las condiciones para la vida extraterrestre

Foto: Winston Churchill, además de ser uno de los políticos más influyentes del siglo XX, sabía de ciencia. (Cordon Press)
Winston Churchill, además de ser uno de los políticos más influyentes del siglo XX, sabía de ciencia. (Cordon Press)

Incluso cuando Winston Churchill se estaba preparando para el mayor desafío de su vida, la Segunda Guerra Mundial, el líder de la resistencia británica tenía otra cosa en mente: los extraterrestres.

En un artículo científico enviado a su editor el 16 de octubre de 1939, tan solo semanas después de que Reino Unido entrase en la contienda contra la Alemania nazi, el por aquel entonces miembro del Gabinete de Guerra encontraba tiempo para reflexionar sobre la probabilidad de vida en otros planetas. Y es que Churchill, además de ser uno de los políticos más influyentes del siglo XX, sabía de ciencia.

Las 11 páginas del ensayo estudian las condiciones que hacen que un planeta sea habitable. En esencia, parte de la base del principio de Copérnico: al considerar el vasto número de estrellas que podrían estar rodeadas por otros planetas, llega a la conclusión de que la respuesta a la pregunta del título del ensayo -'¿Estamos solos en el universo?'- es un rotundo 'no'.

El artículo nunca llegó a los quioscos

De no ser por una causalidad, el ensayo nunca hubiese visto la luz del día. Probablemente destinado a publicarse en el ahora extinto 'News of the World', el artículo permaneció en manos de su editor hasta que lo legó al Museo Nacional Churchill del Westminster College de Misuri en 1980. Desde entonces, ha estado olvidado en un cajón, hasta que el año pasado el director del museo lo encontró por azar y se lo mostró al astrofísico Mario Livio, que ha relatado el descubrimiento en la revista 'Nature'.

“La primera vez que lo vi, pensé que la combinación de Churchill con una pregunta tan inmensa tenía que ser una lectura fascinante, y resultó ser verdad”, dice Timothy Riley, el director del museo, a 'The Guardian'. “Él estaba muy interesado en la ciencia y el avance tecnológico, y lo apoyó a lo largo de su larga carrera”, añade Riley, quien asegura que el museo publicará el ensayo tan pronto como sea posible.

Incluso durante su Gobierno, Churchill leía publicaciones científicas con gran interés y solía publicar artículos en revistas y periódicos sobre temas desde la fusión nuclear hasta la evolución y las células. Además, fue el primer mandatario británico en emplear a un consejero científico, Frederick Lindemann, y destinó fondos específicos para el desarrollo tecnológico, que impulsaron las invenciones de posguerra.

Solía publicar artículos periódicos sobre temas de ciencia: desde la fusión nuclear hasta la evolución

La estructura del ensayo es la siguiente: primero define a qué se refiere con vida (sobre todo habla de la capacidad para reproducirse), después detalla los requisitos para que esta exista y, para terminar, amplía su razonamiento con la posibilidad de vida en otros sistemas solares.

“Aunque no tenga todo el conocimiento a mano, Churchill piensa con la lógica de un científico”, asegura Livio. El razonamiento del británico refleja muchos de los argumentos modernos de la astrobiología: “En un momento en el que la mayoría de los políticos actuales ignoran la ciencia, me emociona recordar a un líder que se comprometió con ella tan profundamente”.

Churchill, el Nostradamus moderno

Pese a que su conocimiento del tema no es perfecto, el ensayo anticipa varios descubrimientos. El líder de la resistencia británica definió lo que los científicos actuales han llamado “la zona de habitabilidad”: la región alrededor de una estrella en la que la luminosidad y el flujo de radiación permitirían la presencia de agua y, por tanto, vida. Correctamente, más de 50 años antes del descubrimiento de los exoplanetas, consideró la posibilidad de que otras estrellas pudieran albergar planetas, y concluyó que muchos “tendrían el tamaño adecuado para retener su atmósfera y conservar agua en su superficie”. También supuso que “algunos estarían a la distancia apropiada de su sol para mantener una temperatura adecuada”, en resumen, la receta para la vida.

En su sabiduría profética, Churchill era un Nostradamus moderno. Y es que nos tiene acostumbrados a que sus predicciones terminen por hacerse realidad. Sin ir más lejos, estaba seguro de que moriría el mismo día que su padre, un 24 de enero, y así fue. Lo relata su nieta en el libro 'Chasing Churchill'.

La naturaleza vital del hasta ahora único primer ministro británico en ganar un Premio Nobel de Literatura también se dejó ver en sus escritos -y 'predicciones'- históricas. Entre otras cosas, anticipó las dos guerras mundiales, la creación del Estado de Israel y la amenaza yihadista que hoy vive Europa. Tal y como le dijo el presidente Richard Nixon a James C. Hunes, experto en el primer ministro británico, Churchill era el único líder que pareciera que tuviese una bola de cristal. Quizá, solo por eso, deberíamos tener en cuenta sus reflexiones sobre la vida extraterrestre.

Incluso cuando Winston Churchill se estaba preparando para el mayor desafío de su vida, la Segunda Guerra Mundial, el líder de la resistencia británica tenía otra cosa en mente: los extraterrestres.

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