Es noticia
El sorprendente caso de la gente que nunca olvida nada: la historia de Jill Price
  1. Alma, Corazón, Vida
don o maldición

El sorprendente caso de la gente que nunca olvida nada: la historia de Jill Price

La hipertimesia es una condición que lleva a los sujetos que la padecen a evocar una cantidad ingente de recuerdos autobiográficos

Foto: ¿Quién quiere recordar durante toda la vida? (iStock)
¿Quién quiere recordar durante toda la vida? (iStock)

El 1 de julio de 1974, la vida y la memoria de Jill Price cambiaron para no volver a ser nunca más las mismas. Actualmente, Price es una supervisora de guiones para cine y televisión de 51 años con un poder muy especial: desde aquella jornada si alguien le pregunta sobre algún evento de su vida, por muy insignificante que sea, ella puede darle una respuesta con una precisión excepcional.

Price acababa de mudarse con su familia a Nueva Jersey. El pánico a perder los recuerdos de su infancia en California provocó que una chispa saltara en su cerebro. Veintiséis años tuvieron que pasar hasta que pudiera hacer frente a su don. Fue en junio de 2000 cuando Price decidió a llamar a la consulta del Dr. James McGaugh, médico especializado en la investigación de la memoria. A partir del trabajo de McGaugh, esta mujer acabó siendo la primera persona diagnosticada con hipertimesia.

Enfrente del investigador había un portento que podría explicar muchas cosas sobre el funcionamiento de los mecanismos de la memoria

En la actualidad se conocen poco más de 60 sujetos afectados. Un reportaje publicado recientemente en 'The Guardian' viene a recordar este extraño fenómeno, conocido también como síndrome hipermnésico, y que no da la posibilidad de olvidar a quien lo padece.

Memorias de la memoria

Las investigaciones de McGaugh se sustentaban en la teoría de que cuánto más emotiva resultara una experiencia, más posibilidades tenía esta de quedarse grabada. En su trayectoria, McGaugh había visto de todo, pero reconoce que nada parecido a lo que halló cuando Jill Price se presentó en su despacho.

[Test de memoria fotográfica: solo el 10% logra el máximo]

Para comprobar la veracidad del problema que Price relataba, McGaugh recurrió a un libro recopilatorio sobre eventos del siglo XX. Empezando desde 1974, el doctor comenzó a hacerle una serie de preguntas:

- ¿Cuándo comenzó la 'Crisis de los rehénes en Irán'?

- El 4 de noviembre de 1979.

- Eso no es correcto, fue el 5 de Noviembre.

- No es verdad, fue el 4.

Tras consultar otras fuentes, McGaugh se quedó boquiabierto: Price había acertado, el dato que figuraba en el libro era erróneo. Enfrente del doctor había un portento que podría explicar a la ciencia muchas cosas sobre el funcionamiento real de los mecanismos que forman el recuerdo. La posibilidad no podía ser desaprovechada.

Price veía fechas en su cabeza. Cada año era un círculo, con el mes de enero en las 11 en punto y los meses girando en sentido antihorario

Junto a un grupo de investigadores, McGaugh empezó a trabajar con más profundidad en el extraño privilegio de Price. Para ello fueron fundamentales los diarios en los que la mujer recogía numerosos detalles sobre su vida. Para Price, escribir sus recuerdos suponía hacerlos reales, crear un registro histórico independiente de ella misma, así como una manera de organizar la ingente información que pululaba por su mente. Price, sin embargo, no volvía a leer nunca sus diarios, si bien tiene claro que el día que fallezca desearía que los cuadernos fueran enterrados con ella.

Esta particularidad de Price sirvió para sacar la primera conclusión sobre el síndrome. En realidad el afectado no mostraba ninguna capacidad especial para recordar cosas que estuvieran fuera de su propia autobiografía. Si Price había recordado con tanta precisión la fecha de la "Crisis de los rehénes en Irán" era porque en aquella época la escuela le resultaba una tortura y el evento aparecía como contexto de fondo de su drama personal.

El fenómeno era sorprendente. Si Price cerraba los ojos no era capaz de recordar la ropa que llevaba puesta su entrevistador. Sus habilidades no aparecían tampoco si la tarea era recordar una serie de números o palabras. Existían estudios sobre grandes virtudes mnemotécnicas, pero no sobre la capacidad de recordar sucesos autobiográficos como lo hacía Jill.

Todos los individuos padecían comportamientos obsesivos. Tener conductas repetitivas está relacionado con recordar de manera insistente

En una conferencia desarrollada en agosto de 2003, Price describe cómo representa ella su mecanismo. Veía fechas y recuerdos en su cabeza. cada año aparecía como un círculo, con el mes de enero en la posición de las 11 en punto y los meses desplegándose en sentido contrario a las agujas del reloj.

En el estudio 'A Case of Unusual remembering', publicado en febrero de 2006, McGaugh y su equipo describían a Price como guardian y prisionera de sus recuerdos. Tras leer las conclusiones sobre el trabajo, Price declaró: "Lloré. Me caían las lágrimas mientras lo revisaba. Finalmente alguien me escuchaba. Me había pasado toda la vida gritando hasta quedarme sin aliento y nadie oía nada".

Nuevos sujetos

La publicación del trabajo sirvió para que otros casos fueran apareciendo. Por desgracia, hasta el año 2012, tras múltiples entrevistas, solo cinco individuos además de Price, fueron diagnosticados: Brad Williams (locutor de radio), Rick Baron, Bob Petrella (cómico y guionista de televisión), Louise Owen y la actriz Marilu Henner.

Considerando la poca gente que manifestaba esta condición, ¿seguir investigando la hipertimesia era una pérdida de tiempo? Por fortuna, tras la emisión de un programa del show '60 minutes' sobre el caso, se pudo comenzar a reunir a más sujetos para profundizar sobre su verdadera naturaleza.

Los individuos sufren los mismos fallos de memoria que todos cometemos, como distorsiones y desvíos en la rememoración de los eventos

Los estudios posteriores se centraron en diferenciar qué era de verdad el síndrome y qué no formaba parte del mismo. Tras diferentes pruebas y test, se han podido distinguir algunos rasgos comunes en los sujetos afectados:

1. Su habilidad se limita a recordar datos autobiográficos que pueden haber sucedido hace muchos años con una precisión excelente.

2. Demuestran una gran destreza para situar un evento en una fecha concreta.

3. Les gusta rememorar sus recuerdos en su mente.

4. En muchos pacientes existe un evento personal relevante que desata el síndrome. La ansiedad por perder los recuerdos es un posible detonante.

5. Todos los individuos padecen comportamientos obsesivos como limpiar la verdura todos los días con productos antibacterianos, ordenar los billetes de dólar en orden alfabético (según el nombre de la ciudad donde han sido acuñados), o la obsesión por los diarios que había demostrado Price. Esta última cualidad tiene mucho sentido, pues tener comportamientos obsesivos está íntimamente relacionado con recordar también de manera insistente. La repetición es una de las mejores formas para almacenar recuerdos.

Lo interesante aquí no es la hipertimesia, sino cómo funciona la propia memoria

Aún así, estos atributos no consiguen explicar el porqué de fondo del síndrome hipermnésico. Mucha gente rememora vivamente sus experiencias y no lo padece, y personas con trastorno obsesivo complulsivo no tienen la capacidad extraordinaria de estos individuos para revivir recuerdos autobiográficos.

Ante los pocos sujetos localizados, el estudio de la fisionomía cerebral de los afectados no es posible aún. No se sabe tampoco qué conclusiones se podrían extraer de un análisis como este, pues es difícil determinar si es el cerebro hipertimésico es el que causa el prodigio o si el síndrome es más bien una consecuencia de sucesos anteriores que lo acaban creando.

Por otro lado, los sujetos sufren los mismos fallos de memoria que todos cometemos, como distorsiones y desvíos en la rememoración de los eventos. Cuando se recuerda una experiencia, nuestra mente desencadena mecanismos de reconstrucción: el recuerdo no está formado solo por lo que se cree que pasó y por cómo se vivió, sino también por lo que se conoce y por lo que se siente en el momento presente.

La manera en que se codifican los recuerdos, es decir, cómo pasan de la experiencia a la memoria a largo plazo, tampoco es distinta en los afectados por hipertimesia. La particularidad, según los investigadores, tiene que estar en un lugar intermedio, entre cómo se genera el recuerdo y el mecanismo de recuperación del mismo.

Perspectivas para el futuro

En 1953 Henry Molaison Hartford se sometió a una operación para curar la epilepsia que padecía. La intervención le llevo a desarrollar amnesia anterógrada, una incapacidad para recordar eventos a corto plazo que los espectadores de la película 'Memento' recordarán con toda seguridad. Según McGaugh, gracias a este accidente comenzamos a descubrir que: "tenemos diferentes sistemas de memoria que manejan diferentes tipos de información en diferentes momentos temporales".

Profundizar en el síndrome hipermnésico será un paso más para la comprensión de esta cualidad de nuestra mente: "Lo interesante aquí no es la hipertimesia, sino cómo funciona la propia memoria".

Si recordamos todo, acabaremos al final tan enfermos como si no recordáramos nada

Como destaca el Dr. Dorthe Bernsten de la Aarhus University's Center on Autobiographical Memory Research, el problema despierta muchas perspectivas para el futuro: "¿podría yo, sin tener el don, almacenar todos mis recuerdos aunque no sepa aún cómo hacerlo?".

No todo son ventajas. ¿Querríamos realmente tener una memoria así si la pudiéramos desarrollar? ¿Tiene alguna utilidad almacenar datos por el mero hecho de acumularlos?

Hay que recordar que el olvido tiene también una función. Algunos de los afectados de hipertimesia no entienden el síndrome como una carga, pero otros, como Price, no lo ven tampoco como una virtud. Para esta mujer, su memoria es un mapa de arrepentimientos ante los posibles caminos que podría haber tomado su existencia: "Me pregunto con frecuencia, ¿cómo sería?, ¿cómo podría haber sido?, ¿cómo habría sido hoy?". Por otro lado, están los recuerdos terribles que el cerebro va dejando en segundo plano para protegerse. Price recuerda vivamente el ataque al corazón que sufrió su marido, su caída en coma y el triste último día de su vida el viernes 25 de marzo de 2005.

El estudio en profundidad del síndrome hipermnésico no solo nos desvelará más datos sobre cómo trabaja nuestra memoria, sino también sobre el porqué del olvido. William James, uno de los fundadores modernos de la psicología recuerda que "si recordáramos todo, acabaríamos al final tan enfermos como si no recordáramos nada". Según McGaug: "El resumen final de esta historia es que estos sujetos olvidan mal".

El 1 de julio de 1974, la vida y la memoria de Jill Price cambiaron para no volver a ser nunca más las mismas. Actualmente, Price es una supervisora de guiones para cine y televisión de 51 años con un poder muy especial: desde aquella jornada si alguien le pregunta sobre algún evento de su vida, por muy insignificante que sea, ella puede darle una respuesta con una precisión excepcional.

Memoria
El redactor recomienda