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Las 10 señales de que eres un 'viejoven' (de las que los demás se dan cuenta y tú no)
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Las 10 señales de que eres un 'viejoven' (de las que los demás se dan cuenta y tú no)

Sígnos de que eres un 'viejoven'¿Qué significa cuando describimos a alguien como un alma vieja? Como descriptores van, es más intuitivo que preciso: Ningún psicólogo puede

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Señales de que eres un 'viejoven'

"Qué fuerte, parece mucho mayor de lo que es" o "yo le echaba diez años menos" son las frases que solemos escuchar tras descubrir la edad de las personas que nos rodean. En muchas ocasiones, la edad que refleja el DNI no corresponde con la actitud vital de la persona en cuestión. En la última década se ha puesto de moda el término 'viejoven', empleado para referirse a aquellas personas que son jóvenes en edad pero cuya alma tiene al menos una década más.

Son ese tipo de personas que con 30 años parece que tienen 45. Y son las mismas que a los 10 años parecía que tenían 16. ¿La razón? Su comportamiento ante la vida, aficiones, formas de aprovechar el tiempo libre... y un largo etcétera.

Puede que sospeches que tu interior no casa con el número de tu carnet de identidad. Puede que estés pensando justo en esa persona a la que le ocurre. A continuación resumimos las diez características que tienen todas las personas 'viejóvenes'.

1) Siempre te dijeron que parecías mayor

Desde pequeño llevas escuchando la misma cantinela: que pareces mucho mayor de lo que eres. A veces te lo decían como elogio, y en otras ocasiones te parecía más una crítica. Consideraciones al margen, lo que es cierto es que cuando eras pequeño hacías y decías cosas que eran impropias de tu edad. Te fijabas en detalles que a la mayoría le pasaban desapercibidos y cuestionabas todas las órdenes que recibías. También hacías preguntas bastante impropias de un chiquillo y comentabas las noticias que veías en la televisión con un aire demasiado maduro.

2) Nunca te gustó ser un niño

Relacionado con lo anterior, nunca te gustó ser un niño. Recuerdas la infancia como una etapa agridulce de tu vida. Y la adolescencia tampoco fue mucho mejor. Sentías que estabas en el momento y en el lugar equivocados, y que no tenías a nadie con quien compartir tus inquietudes. Pensabas que eras un bicho raro y te divertías más leyendo solo en tu cuarto que relacionándote con niños de tu edad. Los juegos te parecían aburridos y tampoco les veías mucho sentido. Te gustaba aprender y descubrir cosas. Tus inquietudes se quedaban muy lejos de los juegos de pelota o de los deportes.

3) Comes, en vez de hacer el amor

Si tienes que elegir entre una buena comida o practicar sexo, te quedas sin duda con lo primero. De hecho, sueles pensar que las relaciones sexuales están sobrevaloradas, y que no hay nada como una jornada tranquila con buena comida y bebida. Y lo del coito, pues sí, ya llegará para el postre, o no, pero qué más da.

4) Te quejas demasiado

Te molesta casi todo, y lo expresas, aunque sea contigo mismo. Que si vaya mierda de cafetera, que si el agua sale muy fría al principio en la ducha, que si qué frío hace, que si qué cansado estoy hoy... Tu día es un vaivén de quejas. Algunas tienen sentido y otras ya salen por puro vicio. La vida en general no te despierta demasiado entusiasmo, y hay pocos días en los que sueles decir que estás supercontento por algo, ya que siempre surge otra razón para volver a ese hastío vital que tanto te pertenece.

5) Eres empático

Es fácil empatizar contigo, la verdad. No te cuesta nada ponerte en la piel del otro y entender su situación. Das consejos de persona mayor (muy mayor, a veces), pero suelen ser acertados. Ojo, eso no quiere decir que estés de acuerdo con lo que te está contando el de delante. A veces la gente te acusa de ser cambiante, de no tener una opinión sólida, pero en el fondo sabes ver la perspectiva de cada asunto mucho más en profundidad que el resto.

6) Eres ahorrador

No eres tacaño, pero sí miras con lupa el dinero que entra y sale de tu cuenta corriente. Te gusta tener todo atado y no despilfarrar demasiado en ocio y caprichos. Además, a veces haces el cambio a pesetas, todavía...

7) Te sientes bien en tu soledad

Las almas viejas pueden tener todo tipo de personalidades, desde extrovertidas a introvertidas pasando por tímidas. Pero una cosa que todos tienen en común es que son una excelente compañía para ellos mismos. En la mayoría de ocasiones, prefieren quedarse en casa tranquilos, a su rollo, que estar en un evento social, y más si este está repleto de gente que no conocen bien. Les suele encantar dar paseos, observar a la gente, ir a conciertos, comer solos.... Vamos, que no necesitan de nadie para estar bien y entretenidos.

8) No sales mucho por la noche

Tus salidas nocturnas son bastante reducidas. Y, de producirse, como mucho, sería en sábado. ¿Las excusas? Que si hace mucho frío, que qué necesidad tienes tú de estar en la calle a esas horas pudiendo estar cómodo en el sofá... Lo que te mola es salir de cañas o vinos, como mucho cenar fuera. Pero rápido te vas para casa, que dormir te encanta. De hecho, es en lo único que piensas cuando estás fuera con tus coleguis.

9) Aprovechas los domingos

Una vez que has pronunciado el "me gusta madrugar los domingos para aprovechar el día", ya no hay vuelta atrás. Relacionado con el punto anterior, cuanto menos trasnoches los sábados, mucho mejor. Te gusta hacer planes, que van desde dar un paseo a ir a tomar el vermut. También te encanta la típica siesta de después de comer.

10) Tienes amigos de verdad

Las almas viejas son raras, pero cuando se encuentran se forma una conexión que dura por años. Tus amigos son raritos, lo sabes. No sois la típica panda que ligue cuando va de bares, más bien al contrario. ¿Lo mejor? Que aunque estéis dos meses sin veros, luego sentís que no ha pasado el tiempo. Os entendéis y habláis de las mismas 'fricadas'. Os reís con las mismas cosas, que solo entendéis vosotros.