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El arte de disculparse: así puedes pedir perdón y quedar como un caballero
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El arte de disculparse: así puedes pedir perdón y quedar como un caballero

Una vez que hemos asumido nuestra responsabilidad, llega el paso dos, más complicado aun si cabe: excusarse. Esta guía básica te convertirá en un experto del tema

Foto: Llevar un obsequio siempre ayuda. (iStock)
Llevar un obsequio siempre ayuda. (iStock)

El arte de saber perdonar solo lo domina una pequeña parte de la población. No es sencillo pedir disculpas, y mucho menos lo es que las acepte la persona ofendida. A veces puede más el ego personal que admitir que hemos hecho algo mal que puede haber afectado a otro. Una vez que hemos asumido nuestra responsabilidad, llega el paso dos, más complicado aun si cabe: pedir perdón.

Llegado este momento, nos asaltan las dudas. ¿Cómo se lo digo? ¿Le doy una explicación larga o me limito a disculparme y ya? ¿Le llevo algún regalo? Un sinfín de cuestiones que nos hacen sentir inseguros y que no aseguran que el perdón sirva para algo bueno.

A todo ello se suma la educación que ha tenido la mayoría de hombres, criados en un ambiente donde disculparse era un signo de debilidad del que había que huir. Las mujeres, en cambio, dominan más el arte del perdón. De hecho, forma parte de su día a día, y no porque deban hacerlo, es que no les cuesta. Si te fijas en tu bandeja de entrada del correo del trabajo verás que ellas casi siempre se disculpan por haber tardado en contestar o por no poder ayudarte con lo que pretendes. Algo que es muy difícil encontrar en un email escrito por un hombre.

No es sencillo pedir disculpas, y mucho menos que las acepte la persona ofendida. No obstante, existen reglas básicas para salir siempre airoso

Ahora el hecho de pedir perdón será muy fácil para ambos sexos, gracias a consejos de reputados psicólogos, como Harriet Lerner. Si sigues al pie de la letra estos diez consejos, no habrá quien te niegue una excusa.

1) Corto y dulce

Lo mejor es que no te extiendas en disculpas muy largas. Es pedante y nada necesario. Además, corres el riesgo de que la otra persona acabe enfadándose más. Un perdón directo y breve es dos veces bueno. Recuerda que la clave es limar asperezas y que la otra persona sabe de tu arrepentimiento, además de allanar el terreno para una conversación futura más profunda.

2) No hables de ti

No te conviertas en el protagonista de tu pretexto. No intentes justicarte ni expresar tus sentimientos. Aquí el único protagonista es la persona ofendida, clávatelo a fuego. Frases como "estoy tan avergonzado" o "soy una persona horrible, me siento fatal" no harán más que agravar el problema. Si la parte dañada comienza a sentir la necesidad de consolarte, mal asunto. Solo discúlpate de forma sincera, y guarda tus emociones para una charla posterior.

3) No pidas que te perdonen

Relacionado con lo anterior, está la necesidad de ser perdonado. Olvídate de decir "¿me perdonas?" o "por favor, acepta mis disculpas". No estás en condición de exigir nada, recuerda que quien ha fallado aquí eres tú. La parte dañada verá si le sirven tus excusas o no, y debes darle el tiempo que estime necesario. Si solicitas su exculpación, parecerá que solo te has disculpado para sentirte tú mejor.

4) Di que te digan cómo arreglarlo

Recuerda que la protagonista es la persona ofendida, y debes hacer que se sienta como tal. Si el perdón no va a buen puerto siempre tienes la opción de pedir que te digan cómo restaurar el daño causado. "¿Qué puedo hacer para corregirlo/remediarlo/compensarlo?" es la frase mágica. Si te dice que no puedes hacer nada, no insistas, retírate. Muchas veces, la persona ofendida solo necesita tiempo para digerir todo y pensar si te quiere seguir teniendo en su vida como antes de aquello.

5) Que sea de verdad

Para pedir perdón de forma eficaz es necesario ser consciente de que se ha hecho un daño importante al otro. Hay que ponerse en su lugar e intentar sentir el dolor que está sintiendo la persona dañada. Si tus disculpas no son sinceras, no servirá de nada. Un perdón de verdad y con sentimiento vale más que diez falsos. Recuerda: solo se trata de ser empático y de que el otro vea que de verdad lo estás sintiendo y te sientes mal por lo realizado.

Lo mejor es que no te extiendas en disculpas muy largas. Es pedante y no es necesario. Un perdón directo y breve es dos veces bueno

6) Promete que no volverá a ocurrir

Al sentido "perdón" ha de sumarse un "no volverá a ocurrir". La confianza y amor que tenía el otro en ti está dañado por lo que has hecho, y darle un mínimo de seguridad en el futuro le hará más fácil perdonarte. No lo repitas, con una sola vez es suficiente. Y, como hemos dicho, dilo solo si lo sientes de verdad.

7) Nunca añadas un "pero"

La parte afectada solo quiere escuchar una disculpa sincera, así que no intentes buscar explicación o excusas que minicen el daño que has causado. Lo hecho, hecho está, y ahora no es el momento de dar justificaciones. "Lo siento pero no tenía opción" o "perdona pero no pensé que..." es un error garrafal que no hará más que agrandar el entuerto y teñir de falsedad tu excusa. Las explicaciones déjalas para la conversación posterior.

8) Tampoco un "si"

Ni pero, ni "si". "Lo siento si te ha molestado" o "perdona si sientes que fui desconsiderado..." son un error total. Es como si estuvieras diciendo que para ti no es ofensivo lo que has hecho, pero como a la otra persona le ha molestado pues te disculpas. Tu perdón acabará pareciendo superfalso.

9) Muestra las palmas de las manos

Adopta esta regla de oro del lenguaje no verbal: mostrar la palma de la mano mientras te explicas. Cuando queremos que el otro sepa que estamos siendo sinceros, debemos enseñarle las palmas, un gesto que será interpretado como sinceridad y franqueza. Si estás siendo realmente sincero, este gesto te saldrá solo. Si no, siempre puedes provocarlo para que la otra persona te perdone, aunque, como te hemos dicho, si la disculpa no es sincera, no la hagas.

10) Puedes llevar una ofrenda

Si has ofendido a un compañero de trabajo no está de más disculparte con un desayuno. Si la lastimada ha sido tu pareja, siempre puedes comprarle unas flores. Llevar una ofrenda aumenta tus posibilidades de ser perdonado por el otro. Es un detalle que refleja interés y arrepentimiento, que la otra persona te importa y que lo lamentas de verdad. No te tomes como algo personal y no acepta el obsequio, pues si te perdona lo acabará haciendo.

El arte de saber perdonar solo lo domina una pequeña parte de la población. No es sencillo pedir disculpas, y mucho menos lo es que las acepte la persona ofendida. A veces puede más el ego personal que admitir que hemos hecho algo mal que puede haber afectado a otro. Una vez que hemos asumido nuestra responsabilidad, llega el paso dos, más complicado aun si cabe: pedir perdón.

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