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Cahokia, la gigantesca metrópoli de EEUU que desapareció sin dejar rastro
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LLEGÓ A TENER 30.000 HABITANTES

Cahokia, la gigantesca metrópoli de EEUU que desapareció sin dejar rastro

A simple vista, puede parecer una simple acumulación de pequeñas montañas, pero debajo de ellas se encuentra uno de los grandes misterios de la historia precolombina

Foto: Ilustración que intenta recrear la ciudad en su esplendor. (CC)
Ilustración que intenta recrear la ciudad en su esplendor. (CC)

Cuando en el siglo XVII los exploradores franceses llegaron a la zona donde actualmente se encuentra la ciudad de San Louis (Misuri), se encontraron con algo que nunca antes habían visto. Se trataba de un conjunto de montículos que ocultaban los restos de una sociedad que desapareció siglos antes. Los galos, despreocupadamente, dieron el nombre de Cahokia a la ciudad perdida a partir del nombre de la tribu india que ocupaba la zona, sin que les importase demasiado que no tuviesen nada que ver con sus habitantes originales.

Hoy en día se engloba a estos vecinos primigenios de los túmulos de Cahokia en la cultura misisipiana, que se extendió alrededor del río Misisipi en el período que correspondería a la Edad Media europea. A lo largo de los últimos siglos se ha investigado mucho acerca de esta ciudad que fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1982 y que se considera pudo llegar a albergar 40.000 personas (alrededor de la quinta parte de una ciudad como Móstoles). El complejo estaba formado por 120 montículos de distintas formas y tamaños que se extienden alrededor de 16 kilómetros cuadrados.

En el año 1050 era la gran urbe de la región, centro de todas las peregrinaciones religiosas, pero para 1400 ya casi había desaparecido

La última de las excavaciones acaba de ser retratada por Annalee Newitz en 'Ars Technica', en un extenso reportaje que recoge las principales claves para entender este mundo perdido y del que muy poco se sabe. Sobre todo, qué fue lo que provocó que pasase de ser en el año 1050 la gran urbe de la región, centro de todas las peregrinaciones religiosas, a haber desaparecido casi por completo para el año 1400.

Una historia de creencias

Las ciudades formadas por túmulos han sido una constante en la cultura norteamericana. La más antigua se encuentra en Watson Brake (Luisiana) y tiene 5.500 años de antigüedad. En la misma categoría se encuentra Poverty Point (también en Luisiana), dos milenios más joven. Cahokia probablemente sea una hija aventajada de estas construcciones, al haber sido configurada a imagen y semejanza de aquellas, eso sí, cientos de años después.

Su gran período de esplendor tuvo lugar a partir del siglo X. Fue entonces cuando la mal llamada Cahokia se convirtió en la capital de la cultura misisipiana, quizá gracias a su posición privilegiada, cercana a la confluencia de los ríos Misisipi, Misuri e Illinois. La población se disparó desde los 1.000 habitantes hasta, quizá, los 40.000 (cada nueva investigación multiplica la demografía de la zona). Ninguna otra localidad norteamericana superó ese número hasta finales del siglo XVIII, con el 'boom' demográfico de Filadelfia.

La explicación que proporciona el profesor de la Universidad de Illinois Timothy Pauketat es que este crecimiento repentino coincidió con un 'revival' religioso probablemente ocasionado por la supernova de 1054, que iluminó los cielos durante un mes entero. Las excavaciones realizadas durante los últimos años han mostrado que la mayor parte de la población estaba formado por grupos de inmigrantes que acudían a la ciudad en peregrinaje religioso y terminaban por instalarse en ella y sus aledaños. En ocasiones, muy lejos del centro de la ciudad que marca el conocido como Monks Mound o Túmulo de los Monjes.

Las excavaciones muestran que el túmulo fue construido rápidamente, quizá en respuesta a la rápida migración a la ciudad

Se trata de un monte de 100 metros de altura y 5,6 hectáreas que se alza en el centro de la ciudad, el más grande conocido al norte de México. ¿Por qué Túmulo de los Monjes? Simplemente, por la comunidad trapense que allí vivió durante un tiempo siglos después de sus moradores originales. Sin embargo, en la época de esplendor de Cahokia, se trataba del marcador del centro urbano, al erigirse sobre la Gran Plaza donde se llevaban a cabo los juegos y rituales públicos, como el juego del 'chunkey'. Las excavaciones muestran que el túmulo fue construido rápidamente, quizá en respuesta a la rápida migración a la ciudad.

No es que esta mantuviese su forma definitiva a lo largo de los siglos. Durante la fase Lohmann (1050-1100), las viviendas se organizaban en forma de patios cuadrados. Más adelante, en la fase Stirling (1100-1200), se comenzó a adoptar una orientación norte-sur en forma de cuadrícula. Al final del esplendor de Cahokia, durante la fase Moorehead (1200-1350), se retomó la construcción en patios. Sin embargo, este análisis a través de la orientación de los edificios permitió, durante los años 60, descubrir uno de los grandes misterios de la ciudad.

El enigma del Túmulo 72

No hay ciudad perdida sin sus rituales misteriosos. En este caso, se encuentran en el conocido como Túmulo 72, el único construido durante la época clásica de la ciudad que no estaba orientado en la dirección norte-sur, sino 30º fuera del eje este-oeste, alineado con los solsticios de verano e invierno. Aquí hay chicha, pensó el excavador Melvin Fowler (conocido como el “decano” de los arqueólogos de Cahokia). Y tenía razón.

Encontraron oro arqueológico en forma de dos cadáveres humanos yacientes sobre un lecho de abalorios que formaban la imagen de un halcón, lo que condujo a que el superior pasase a ser llamado el hombre pájaro. Que a su alrededor hubiese infinidad de conchas, artilugios de caza y restos de otros cadáveres (muchos de ellos sin cabeza) indicaba, sin ninguna duda, que se trataba de un entierro ritual. En el resto del túmulo había otros 250 esqueletos, e incluía dos cámaras: una de ellas contenía los cuerpos de 50 mujeres de una edad cercana a los 21 años y la otra alrededor de 40 cuerpos que habían sido asesinados violentamente.

Un estudio publicado este mismo año ha señalado que los dos cuerpos pertenecían a un hombre y una mujer y que probablemente se trataba de un ritual de fertilidad. Nada de grandes guerreros o héroes: con casi total seguridad era el resultado de un ritual sacrificial organizado por las élites de la ciudad para mostrar su poder político y espiritual. Los autores no creen que se trate de un ajusticiamiento, sino de la recreación de un relato mítico que concluía con un sacrificio humano.

¿Por qué se van?

Los vestigios tan solo dejan atisbar de qué manera podía organizarse la sociedad de Cahokia. En el artículo de 'Ars Technica' se discute sobre la hipotética jerarquía política, y una de las excavadoras defiende que se trataba de una heterarquía, es decir, un poder dividido en varios centros y que se gobernaban a sí mismos, donde muy probablemente no hubiese un único líder. Sin embargo, hay motivos para pensar que no era exactamente así, o que al menos estos poderes se establecían alrededor del centro; hacia finales del siglo XI, se construyó una empalizada de madera que aislaba al Túmulo de los Monjes del resto de la ciudad. Probablemente, en apenas de un siglo, este centro de la ciudad terminó desapareciendo.

Su gigantesco tamaño provocó el derrumbe del sistema central y, con él, del pegamento que mantenía unida esta vasta sociedad

Fue el principio del fin de Cahokia. En su fase de decadencia, más de la mitad de la población empezó a abandonar la ciudad y a instalarse en otras regiones de la cuenca del Mississippi, o se quedaron en sus propios “barrios” llevando a cabo sus rituales privados. Los factores que explican esta rápida huida probablemente sean medioambientales, aunque también señalan a una posible invasión por parte de pueblos vecinos, a pesar de que apenas haya ningún vestigio de que se hubiesen producido guerras en la zona. Otras teorías apuntan a un posible declive político ocasionado por las conquistas extranjeras.

En sus estertores, los últimos habitantes de la urbe se volvieron a entregar a las prácticas religiosas descentralizadas, y a extender estas a lo largo y ancho de la zona, donde empezaron a brotar túmulos como setas. Es posible que la gente huyese por una gigantesca y destructiva inundación ocasionada por el río Misisipi, o por todo lo contrario, una larga serie de sequías que provocaron que la ciudad no pudiese abastecer a todos sus habitantes. Probablemente, lo mismo que la convirtió en una urbe legendaria fue también lo que contribuyó a su fin: su gigantesco tamaño provocó el derrumbe del sistema central y, con él, del pegamento que mantenía unida esta vasta sociedad.

Cuando en el siglo XVII los exploradores franceses llegaron a la zona donde actualmente se encuentra la ciudad de San Louis (Misuri), se encontraron con algo que nunca antes habían visto. Se trataba de un conjunto de montículos que ocultaban los restos de una sociedad que desapareció siglos antes. Los galos, despreocupadamente, dieron el nombre de Cahokia a la ciudad perdida a partir del nombre de la tribu india que ocupaba la zona, sin que les importase demasiado que no tuviesen nada que ver con sus habitantes originales.

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