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Las mejores ilusiones ópticas de 2016
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Las mejores ilusiones ópticas de 2016

Sabemos que tienen truco, pero nos encanta dejarnos engañar. El mágico mundo de las paradojas visuales sigue en constante evolución

Foto: Déjate llevar por los efectos que aparecen en los siguientes vídeos.
Déjate llevar por los efectos que aparecen en los siguientes vídeos.

El mundo no es como es, sino como nuestro cerebro quiere que sea.

Esta verdad se conoce desde hace milenios. Para muestra, los griegos ya sabían que la manera en que captamos los objetos es tan importante como la tan ensalzada proporción. Por ello, los arquitectos helenos corregían los defectos de nuestra percepción construyendo, por ejemplo, las columnas de los templos dóricos, jónicos y corintios más gruesas en el centro, para que al contemplarlas desde ciertas distancias parecieran más rectas, dando lugar a la así llamada éntasis.

El concurso Best Illusion of the Year es un certamen organizado desde 2005 por la Neural Correlate Society. Dicho encuentro fue creado por la neurocientífica española Susana Martínez Conde y por Stephen Macknic, ambos profesores de oftalmología, neurología, fisiología y farmacología en la State University of New York.

Te mostramos a continuación las ocho mejores ilusiones que se han presentado este año al concurso. Detrás de los simpáticos efectos no hay solo un fin lúdico. Diferentes mecanismos de nuestro cerebro condicionan cómo vemos el mundo exterior, y el estudio de las ilusiones ópticas es crítico para entender tanto la percepción humana como muchos problemas oftalmológicos y neuronales.

1. Los puntos que se mueven sin moverse

Se trata de un efecto creado por un grupo de investigadores de la Universidad de Nevada Reno que se basa en el así llamado filtro de Gabor. Diferentes configuraciones de puntos dan lugar a espectaculares percepciones falsas de movimiento sin que estos cambien nunca de posición: cuadrados que giran, líneas oscilantes, ondas...

2. Los prismas que se transforman en cilindros

La siguiente comparación entre un grupo de prismas y su imagen reflejada en un espejo no te dejará indiferente.

Cuando se les da la vuelta, los objetos cambian de forma y se convierten en prismas o cilindros a los ojos del espectador. Si ves los objetos como prismas, estos aparecerán en el espejo como cilindros, y viceversa.

La ilusión ha sido creada por Koichi Sugihara, de la Universidad Meiji de Japón. Tras realizar un trabajo de ingeniería inversa, el diseñador Devin Montes explica en el siguiente vídeo cuál es la forma real del objeto y cómo funciona el efecto.

3. La reinterpretación del zoótropo

Junto con otras máquinas, como el praxinoscopio, el zoótropo forma parte de ese conjunto de inventos que buscaban la ilusión del movimiento antes de que vieran la luz el quinetoscopio de Edison o el cinematógrafo de los Lumière. Este artilugio fue creado por el matemático William Georg Horner en 1834, convirtiéndose en una especie de Cinexin de la época victoriana.

La propuesta de Christine Veras, de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur, es un homenaje a este mágico juguete en el que se trastoca su estructura fundamental (con las figuras en el exterior en vez de en el interior), añadiéndose al mecanismo el encanto del teatro de sombras chinas.

4. Los rectángulos intermitentes

Dos rectángulos idénticos parpadean simultáneamente, o fuera de fase, dependiendo del tamaño y la separación de los objetos que los rodean. Creado por Arthur G. Shapiro, de la Universidad Americana de Washington, esta ilusión demuestra que el espacio puede afectar también a la percepción temporal.

5. ¿Qué hace que un punto parezca más brillante o más oscuro?

Este vídeo demuestra que valorar un punto como más brillante o más oscuro depende de con qué lo comparemos y no del tono en sí.

José Manuel Alonso, de la Universidad del Estado de Nueva York, se sirve de una misma imagen. Primero transforma los píxeles luminosos de dicha imagen en grises neutros, dejando los píxeles oscuros sin tocar. Después hace lo opuesto, es decir, transforma los puntos oscuros en grises neutros y deja los píxeles más claros como están. Tras esto, demuestra que a pesar de que la ilusión dice lo contrario, los tonos intermedios permanecen siempre iguales.

6. Colores atrapados en una burbuja

Con este efecto, verás tonos que no existen realmente en la pantalla. Diferentes dianas de colores se alternan con burbujas en escala de grises de distintos tamaños. El espectador debe mantener, mientras tanto, la mirada en la cruz que aparece en el centro de la imagen. Cada burbuja captura un tono de la diana. Cuando se muestra la burbuja neutra del tamaño correspondiente, parece que esta posee el color atrapado.

7. Los molinos de viento que giran al revés

¿Cómo es posible que dos molinos giren en sentidos opuestos si el viento sopla en la misma dirección? Sylvia Wenmackers, de la Universidad de Leuven, nos propone un efecto consecuencia de dos fenómenos: la posición del molino que aparece más alejado en la imagen y si estos dos objetos aparecen como sombras en la noche o con su verdadera forma durante el día.

8. Una ilusión táctil

Acabamos estas líneas con la única ilusión táctil que ha sido finalista en el concurso. Se trata de una especie de juego para niños. Si quieres probarla, necesitarás alguien que te ayude a comprobar el efecto.

La ilusión consiste en mover un dedo lentamente a lo largo del antebrazo de tu compañero, empezando desde la muñeca y acabando en la parte opuesta al codo. El sujeto que recibe esta especie de caricia deberá tener, mientras tanto, los ojos cerrados y decir cuándo siente que le tocan la parte opuesta al codo. Sin darse cuenta, el sujeto adelantará siempre esta percepción respecto a cuando ocurra realmente, debido a la capacidad de anticipación que tiene nuestro cerebro.

La impresión es menos intensa en el brazo no dominante (es decir, en el izquierdo si eres diestro o en el derecho si eres zurdo). También las mujeres muestran una menor respuesta a la ilusión, debido la superior sensibilidad cutánea que tiene el género femenino.

El mundo no es como es, sino como nuestro cerebro quiere que sea.

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