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El secreto mejor guardado del placer femenino: así ocurre
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no es una leyenda urbana

El secreto mejor guardado del placer femenino: así ocurre

Hay quien pone en duda la eyaculación femenina y quien afirma que sucede casi siempre, aunque no lo veamos. Tenemos testimonios directos de cómo es en realidad

Foto: Tú sigue que yo te aviso. (iStock)
Tú sigue que yo te aviso. (iStock)

Hay temas en el sexo cuyo interés es difícilmente monetizable, aunque las audiencias acudan a ellos como moscas a la miel. Quizá por eso, por no estar clara la rentabilidad, es complicado leer estudios científicos sobre cuestiones tan básicas como las formas de producirse el embarazo (a estas alturas aún hay dudas razonables de si puede suceder antes de la eyaculación masculina, por ejemplo), los tipos de orgasmo (¿de verdad existen dos en ellas, el clitoriano y el vaginal?) o la eyaculación femenina, el famoso 'squirting' que algunas mujeres experimentan mientras otros teorizan en el aire.

De unos años a esta parte, muchas se han erigido en 'coachers' del sexo a raíz de su propia experiencia y rompen tabúes, liberando a las que no se atrevían a preguntar pero también, en ocasiones, dando lecciones demasiado generales. ¿Se imaginan a un hombre explicando a los demás que si no consiguen eyacular varias veces en un mismo acto sexual es porque no se están relajando lo suficiente? ¿O que todos están preparados para tener erecciones de una hora, pero que la mayoría no lo consigue porque la sociedad les ha reprimido sistemáticamente? Sí son afirmaciones habituales sobre el 'squirting', y ahora, a la preocupación de las que se sorprendieron la primera vez que vieron el líquido, similar a una orina incolora, y se quedaron sin ganas de repetir, se suma la de las que creen que, si no les sucede, no están viviendo su sexualidad al cien por cien. ¿Estará justificado?

El 'squirting' lo segregan las glándulas de Skene (o "próstata femenina") y puede darse también sin orgasmo, o antes de él

No para Debby Herbenick, algo así como una profesora residente de sexo en 'Men's Health', que pide que se tenga en cuenta que la vida real no es como el porno y da unos consejos de sentido común que pueden contribuir a airear el ambiente. Según ella, las espectaculares cascadas que se ven en las películas suelen ser trucos. Muchos hombres quieren lograr que sus parejas experimenten la eyaculación, pero si le dan demasiada importancia pueden contribuir a generar una tensión contraproducente.

¿Punto G o clítoris?

Dice Herbenick, y lo confirman la mayoría de los que hablan del tema, que esa secreción que a veces aparece es más común tras estimular el punto G, pero algunas como la periodista Raine Leigh o Rocío, generosa anónima entrevistada más abajo, aseguran que para que les suceda tiene que haber juegos con el clítoris. Herbenick y Leigh están de acuerdo en que eyaculación y placer no son siempre equivalentes, como entenderán muchos lectores masculinos. Además, incluso las visiblemente eyaculadoras no lo experimentan siempre. No hay, por tanto, dice Herbenick, que vivirlo necesariamente para tener sexo cien por cien satisfactorio.

El 'squirting', a diferencia del flujo vaginal, se libera a través de la uretra. Lo segregan las glándulas de Skene (o "próstata femenina") y puede darse también sin orgasmo, o antes de él. Estamos de acuerdo con Herbenick en no obsesionarnos, pero tras entrevistar a varias mujeres y algunos hombres que lo han vivido, tampoco parece que haya que olvidarse de él, y desde luego no nos quedan dudas de que existe.

La primera con la que hablamos es Lucía, escritora, que cuenta con total naturalidad que le sucedió una sola vez. "Estaba con el señor que era mi novio por aquella época. Me había puesto encima, orgasmamos guapamente y me incorporé un poquito para hacer algo (tipo darle un beso). Cayó con lentitud pero sin pausa un fino chorrito de algo que hizo charco en su ombligo, de un color como agua en la que has puesto una pastilla efervescente. Pensé que se nos había roto el condón, pero bien mirado, aquello no era ni parecía semen. Era más líquido, nada viscoso. Si no llega a ser por el color, habría parecido agua, o a lo mejor orina".

Él no entendía nada, pero ella, aunque joven, tenía una sólida cultura popular y ató cabos. Nunca más volvió a pasar, y tampoco le preocupa ("fue más o menos como todos los orgasmos"), pero ha descartado para siempre que el dichoso 'squirting' sea una leyenda urbana. Tampoco es "eso de okupar casas", como tenía entendido un inocente compañero de trabajo suyo con el que surgió el palabro en inglés años más tarde.

Muchísimo

Otra que se atreve a dar el paso y soltarlo es Rocío, treintañera, también del mundo de las letras: "no soy muy dada a contar esto fuera de la intimidad, pero estoy harta de los artículos que desmienten el 'squirting'. Porque existe. Y mola. Mi chico me habló hace un tiempo de eso que yo no había oído hablar en la vida pero que ahora está en boca de todos. Ese don que muchos creen que es falso es real y yo... ¡¡lo tengo!!".

Otra cosa que nos confirma Rocío es que se pueden sentir dos tipos de orgasmos claramente diferenciados: "cuando llego a un orgasmo clitoriano, me corro muchísimo. Muchísimo. No ocurre igual con el otro, el uterino, que también es un placer bestial, pero no es tan vistoso". El primero para ella es una auténtica cascada: "manchas las sábanas siempre, así que supone una logística importante: toallas, funda de colchón... Y claro, cuando estás de viaje, cuidado...".

Yo decidí contenerme y no responder 'te quiero', aunque estaba muerta de amor por él. Me reprimí, pero entonces lo hicimos y eyaculé

¿Quién fue el afortunado héroe que descubrió ese superpoder del cuerpo de Rocío? "Un día, hará dos o tres años, sola en mi hogar, con mi pequeño amigo el consolador, que me regalaron unas amigas, descubrí que el clítoris podía ser una fuente (y cuando digo fuente, digo fuente) de placeres excelentes que desconocía. Ya había tenido eso que llaman orgasmos clitorianos, pero no así. Guárdame el secreto, ¿eh? Solo lo saben mi chico y mi consolador. Mi compi de piso lo debe sospechar, por la frecuencia con la que pongo la lavadora".

Josefa, que ya apareció en esta sección de ustedes bajo otro nombre en clave, nos cuenta que ha eyaculado tres veces, todas bastante especiales. "Nunca al correrme, creo. Antes. La primera vez fue de empapar el colchón hasta tal punto de tener que irnos a dormir al sofá. Tengo una historia muy bonita relacionada con esto. Al principio de una de mis relaciones, estábamos en un momento de amor loco y él me dijo que me quería. Por primera vez. Se ve que se le escapó, porque se quedó medio colapsado y dijo algo raro: 'te quiero como a mi mejor amigo' o algo así. Yo decidí contenerme y no responderle nada, aunque estaba muerta de amor por él. Tuve que reprimirme, pero entonces lo hicimos y 'squirteé'. Quedó una forma de corazón en la colcha. Mi 'squirt' me delató".

Le preguntamos por los otros dos y nos explica que "fueron más locos, porque era mucha cantidad y no había manera de arreglarlo. Mis eyaculaciones siempre son de amor extremo, tengo que estar enamoradísima de esa persona". En cuanto a lo puramente material, no hay mucha diferencia con los detalles de Lucía: "transparente y líquido, sin olor".

A Josefa le ha sucedido durante la penetración, con el chico debajo. Otro amigo, al que llamaremos Jaime, nos cuenta que cuando lo ha provocado (le pasa sobre todo cuando la chica le gusta especialmente) ha sido siempre masturbándolas: "acabo con el brazo totalmente muerto. La cuestión es no parar, aunque parezca que ya ha llegado". Las parejas de Jaime no eyaculan justo al final, sino un poco antes. "Los hombres se enfadan cuando lo digo porque es algo que afecta a su hombría. Creen que no existe porque a ellos no les ha pasado y piensan que eso significa que son poca cosa en la cama. Lo que pasa es que no saben masturbar y por penetración es muy difícil". No es la experiencia de Josefa: una prueba más de que cada uno tiende a creer en lo que ha vivido, y a desconfiar de lo que no han visto sus ojos en el campo sexual, por inseguridad y suponemos que también por lo poco abiertamente que se habla del tema.

Los que lo han visto

Jaime cree que seguramente todas son capaces de vivirlo. "Unas más que otras, como los hombres". Y no entiende del todo la pregunta de si punto G o clítoris. Muchas lectoras alabarán su respuesta. "¿Por qué no los dos a la vez?". Pero nos deja claro que los espectaculares, en su experiencia, necesitan de lo segundo.

Otro al que no suelen dar crédito sus amigos es a un cómico monologuista que decide dar estos datos reales: "1,90 de estatura y 45 de zapato". No le busques, querida lectora, por esos bares de Dios con una cinta métrica como si fuera Cenicienta, porque tiene pareja, pero él también cree que casi todas las mujeres pueden. Dice que su técnica se basa, aparte de en la excitación, claro (ella tiene que estar muy excitada), en ejercer presión en la pelvis (hacia dentro y también un poco hacia arriba, para que el clítoris salga más hacia afuera y sea más fácil de estimular) y con la otra mano hacer gancho por dentro, como guiando el líquido que aún no vemos hacia la salida. "Para algunas es molesto, otras prefieren que pares porque la sensación es similar a la que se siente antes de orinar, a unas les cuesta más que otras..."

Pero opina como Jaime, que el consejo más valioso, además de la química entre los dos, es "sobre todo ritmo y no parar". Si aún no te ha sucedido y tienes curiosidad, ya sabes: no hay que rendirse fácilmente. Por otro lado, no te des demasiados aires si eres hombre y puedes provocarlo en ellas. 'Squirt' espectacular no es sinónimo de placer intenso, ni sirve para medirlo. Si de verdad te importa su experiencia, fíate más de su actitud que de todo lo demás, y céntrate en la comunicación, no en el trofeo.

Hay temas en el sexo cuyo interés es difícilmente monetizable, aunque las audiencias acudan a ellos como moscas a la miel. Quizá por eso, por no estar clara la rentabilidad, es complicado leer estudios científicos sobre cuestiones tan básicas como las formas de producirse el embarazo (a estas alturas aún hay dudas razonables de si puede suceder antes de la eyaculación masculina, por ejemplo), los tipos de orgasmo (¿de verdad existen dos en ellas, el clitoriano y el vaginal?) o la eyaculación femenina, el famoso 'squirting' que algunas mujeres experimentan mientras otros teorizan en el aire.

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