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Preparaos para lo que viene: así será la economía en 2030
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Preparaos para lo que viene: así será la economía en 2030

La cuarta revolución industrial ya es una realidad y está desencadenando importantes cambios en el mercado laboral y en la sociedad

Foto: Abrazar la competitividad sin crear problemas sociales. (iStock)
Abrazar la competitividad sin crear problemas sociales. (iStock)

La cuarta revolución industrial ya es una realidad. Se están produciendo un conjunto de transformaciones que empiezan a afectar, de una forma u otra, a los procesos profesionales y de consumo. Un cambio de paradigma que no solo está desencadenando cambios en el mercado laboral sino que trae implícito un gran impacto social que puede ser mucho mayor que el de revoluciones anteriores. Lo dice el Foro Económico Mundial y sus Consejos para el futuro, la red de conocimiento interdisciplinario más importante del mundo dedicada a explorar el cambio sistémico en áreas clave como la energía, la movilidad, las infraestructuras o las nuevas tecnologías, y la cual se acaba de reunir en Dubái.

Uno de sus comités, el del futuro del crecimiento económico y la integración social, se muestra optimista ante la capacidad de reacción que están teniendo los países, aunque asegura son muchos los retos que todavía quedan por afrontar. Este grupo de sabios sostiene que después de una de las peores crisis financieras y económicas de la historia, los líderes empresariales y responsables políticos están buscando vías para reformar los modelos de crecimiento. No obstante, la pregunta que se formulan es cómo se debe abrazar la competitividad a largo plazo e impulsar el progreso de toda la sociedad en su conjunto, cuando el aumento de la desigualdad es uno de los principales problemas económicos y sociales. Una brecha que la tecnología puede enfatizar si no se sabe cómo crear sinergias entre los actores implicados.

Los robots y las máquinas serán más eficientes y sustituirán a los humanos en los trabajos más duros, pero también destruirán empleo

Diana Farrell, presidenta y directora ejecutiva del JPMorgan Chase Institute, y miembro del Consejo sobre el futuro del crecimiento económico y la integración social, explica en un entrevista en la página del Foro Económico Mundial el tipo de modelo económico que deberíamos esperar crear en 2030, cómo será el impacto de la tecnología en el empleo y la necesidad de restablecer la confianza en nuestros sistemas políticos.

La tecnología debe unir, no excluir

El punto de partida debe ser, para Farrell, saber si el crecimiento y la integración van de la mano o, por el contrario, se produce uno a expensas de la otra. “Históricamente hemos asumido que si se consigue el crecimiento la integración vendrá después, pero hay cada vez más dudas acerca de ello, al menos en algunas partes del mundo, ya que se desconoce cómo va a afectar la cuarta revolución industrial al mercado de trabajo”, apunta la experta. Los robots y las máquinas serán capaces de realizar tareas de forma más eficiente que los humanos, sin embargo, será esto positivo porque harán los trabajos más duros o aquellos más rudimentarios o será terrible porque entonces conseguirán sustituir a las personas, y por ende, destruirán empleo. Tendremos que aprender a convivir.

Si bien es cierto que la robotización y la cuarta revolución industrial son un hecho, no son únicamente quienes amenazan el statu quo, también lo hacen los movimientos migratorios o el cambio climático, el cual exacerba las dificultades de la gestión de los recursos -incluyendo los más básicos, como el aire limpio, el agua y la energía-. En este contexto, las instituciones se ven obligadas articular políticas para afrontar esta situación.

Las causas fundamentales de muchos de nuestros problemas son de comportamiento; si podemos moldearlo los cambios serán posibles

La ciudadanía no puede quedar al margen y será involucrada, sobre todo, cuando “las causas fundamentales de muchos de nuestros mayores problemas son de comportamiento; si podemos llegar a moldearlo los cambios serán posibles”, asegura Farrell, quien añade que prevé coaliciones entre personas independientes, ya sean organizadas a través de los medios u otros actores no estatales, sin olvidar, la actuación de gobiernos, empresas y oenegés.

Se necesitan nuevas políticas

A nivel político los cambios que se están produciendo también son importantes. “La gente de todo el mundo está rechazando el enfoque tecnocrático de la gestión política: hay una profunda desconfianza que se manifiesta de formas muy diferentes”. Se necesitan nuevas medidas de actuación para que el crecimiento y la integración vayan de la mano de todos los actores implicados: campañas en educación, comercio, servicios básicos, infraestructuras, transparencia de las instituciones, fiscales, de protección social. Por ello, desde el Consejo “vamos a identificar acciones -que podrían ser ideas para nuevas formas de asociación entre el gobierno, las empresas y el sector social- y aspectos de la cuarta revolución industrial que potencialmente podrían llevarnos hacia ese sistema más saludable”. Se trata de algo que nadie ha hecho hasta ahora, ya que aunque existen políticas individuales que se han implementado en algunos países como Colombia, donde se han privatizado bienes para después invertir las ganancias en infraestructuras, no se ha desarrollado un amplio conjunto de políticas para potenciar este crecimiento económico a escala global.

Si instituciones, empresas y ciudadanía lo hacen bien, señala Farrell, tendremos un modelo económico productivo en un contexto que permitirá participar a todos. Por otro lado, los sistemas políticos recobrarán la confianza y credibilidad perdida por la ciudanía y se conseguirá un crecimiento económico sostenible, cuyos excedentes servirán para promover mayor integración, si esta todavía no se ha producido. Por el contrario, si repetimos errores del pasado y no sabemos integrar los cambios en nuestro actual modelo de trabajo, el sistema económico de nuevo estará en riesgo.

La cuarta revolución industrial ya es una realidad. Se están produciendo un conjunto de transformaciones que empiezan a afectar, de una forma u otra, a los procesos profesionales y de consumo. Un cambio de paradigma que no solo está desencadenando cambios en el mercado laboral sino que trae implícito un gran impacto social que puede ser mucho mayor que el de revoluciones anteriores. Lo dice el Foro Económico Mundial y sus Consejos para el futuro, la red de conocimiento interdisciplinario más importante del mundo dedicada a explorar el cambio sistémico en áreas clave como la energía, la movilidad, las infraestructuras o las nuevas tecnologías, y la cual se acaba de reunir en Dubái.

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