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Las seis cosas que nunca debes hacer cuando te levantas por la mañana
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Las seis cosas que nunca debes hacer cuando te levantas por la mañana

A quien madruga Dios le ayuda, dice el refrán, pero ni por esas somos capaces de levantarnos de la cama sin refunfuñar

Foto: ¡Buenos días! (iStock)
¡Buenos días! (iStock)

Enroscados en las sábanas clamamos por esos cinco minutitos de más pero que tan solo percibimos como dos segundos. El resultado es que todavía tenemos más sueño y nos tenemos que levantar a regañadientes.

Empezamos a correr e iniciamos el día sumergidos en una vorágine que a los pocos minutos nos deja exhaustos. ¿Cómo podemos evitarlo? Existen eficaces trucos para conseguir que las mañanas sean más productivas y arranquen con mejor pie, solo debemos evitar algunos hábitos muy comunes e implementar otros más saludables.

1. Posponer la alarma

Retrasar el despertador, incluso cinco o diez minutos, pasa factura durante el día. Al posponer la alarma se vuelve a activar el ciclo de sueño, por lo que enseguida el dios Morfeo nos visita y caemos rendidos. El problema viene después: transcurridos esos minutos, al despertar, habremos interrumpido ese placentero sueño -breve, pero intenso sueño-, lo cual nos hará levantarnos un poco aturdidos.

Aunque lo que queramos simplemente es alargar un poco más nuestro descanso, conseguimos todo lo contrario. Estamos confundiendo a nuestro organismo, que no será capaz de recuperarse y empezar el día con energía.

Tristan Harris, de Google, alertó del fenómeno FOMSI (por sus siglas en inglés 'miedo a perderse algo importante') al mirar el móvil nada más despertar

Una buena manera de activarlo puede ser haciendo deporte. Los hay que prefieren correr en ayunas y los que optan por ingerir antes algún alimento. Sea cual sea la decisión, hacer deporte nada más levantarse tiene premio: permite regular la frecuencia cardiaca, acelera la eliminación de líquidos y mejora nuestro humor, ya que liberamos endorfinas.

2. Mirar el móvil

Acabas de apagar el despertador, tienes los ojos entreabiertos y qué mejor manera que conectar con el mundo real que cogiendo el smartphone. Leerás los WhatsApp que te escribieron a las tantas de la madrugada, consultarás el tiempo, y darás un vistazo rápido a tus cuentas en las redes sociales y al correo electrónico. Facebook y Twitter te pondrán al día de las últimas noticias e irás recibiendo los primeros boletines del día en tu mail. ¡Hay que empezar el día bien informado! Sin embargo, todo eso podría esperar un poco más.

Una noticia nos llevará a otra, un correo dará pie a una conversación y nosotros todavía sin vestir. Sin ser conscientes de ello estaremos siendo presos de la tecnología, como explica Tristan Harris, extrabajador de Google e impulsor del movimiento Time Well Spent, el cual asegura que experimentaremos el fenómeno Fomsi (por sus siglas en inglés 'fear of missing something important'), lo que viene a ser el miedo a perderse algo importante. Acabaremos revisando todo una y otra vez para estar al corriente de lo que ha pasado mientras dormíamos y los correos nos habrán estresado tan solo cinco minutos después de habernos despertado; no es la mejor manera de empezar el día.

3. Nada de oscuridad

Una vez despiertos, persianas arriba. Si estamos a oscuras nuestro cuerpo piensa que tiene que dormir y, al igual que cuando posponíamos la alarma, lo estamos engañando.

El reloj biológico de nuestro cuerpo, también conocido como ciclo circadiano, permite al organismo adaptarse a los diversos cambios ambientales y horarios. Está influenciado por la exposición a la luz y cuando va oscureciendo se empieza a liberar melatonina, una hormona que le dice al cuerpo que es hora de dormir, como explica Jessica Brown en 'Indy100'.

4. Perder tiempo en decisiones sin importancia

Pantalón tejano y polo negro. En todas sus apariciones públicas Steve Jobs utilizaba el mismo outfit. Al igual que el creador de Apple, al fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, también lo podemos ver siempre con el mismo atuendo, tejanos y camiseta gris. Él mismo ha confesado que en su armario -el cual ha mostrado varias veces en su cuenta de Facebook- posee una decena de camiseta grises, todas iguales. No quiere perder el tiempo en decisiones sin importancia como qué ponerse.

Por la mañana nuestro autocontrol es más alto y somos más productivos. Anota en tu agenda aquellas actividades prioritarias

Pero no solo los genios de la informática optan por tener la ropa por duplicado, Barack Obama solo viste traje azul o gris. Argumenta su opinión en que no quiere pensar demasiado en cómo vestirse porque tiene que tomar otras muchas decisiones.

No hace falta que dupliques tu vestuario, la noche anterior puedes planificar qué ponerte y ahorras ese tiempo por la mañana.

5. Tomar café

Es una bebida antioxidante, ayuda a disminuir la somnolencia, nos estimula y además es un excelente digestivo. Sin embargo, no es bueno tomarlo nada más despertarnos. El motivo es que nuestro organismo lleva incorporado un reloj interno que se encarga de hacernos sentir más despiertos al levantarnos, lo cual es posible gracias a la hormona llamada cortisol. Si nos tomamos un café a los pocos minutos de abrir los ojos este puede interferir en la producción de la hormona y, a largo plazo, esto nos puede llevar a ser más dependientes de la cafeína y a producir menos cortisol natural.

Los niveles de esta hormona tienden a ir disminuyendo según van pasando las horas, por lo que el café será mucho más efectivo -como estimulante- si nos lo tomamos un par de horas después de habernos despertado.

6. Improvisar

Aunque no siempre nos demos cuenta, conforme pasa el día tenemos mayor dificultad de autocontrol y de concentración en nuestro trabajo; nos sentimos cansados y nos resulta más difícil llevar a cabo nuestras tareas. Esta es la conclusión de un reciente estudio publicado en la Universidad de Nottingham, que señala que en las horas de la mañana nuestro autocontrol es más alto, lo cual hace que seamos más productivos. Para no deambular de una tarea a otra, anota en tu agenda aquellas actividades prioritarias y cuando te despiertes sabrás exactamente lo que tienes que hacer.

Enroscados en las sábanas clamamos por esos cinco minutitos de más pero que tan solo percibimos como dos segundos. El resultado es que todavía tenemos más sueño y nos tenemos que levantar a regañadientes.

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