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Por qué nunca debes proponer un brindis en una reunión
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8 razones que te van a convencer, amigo

Por qué nunca debes proponer un brindis en una reunión

Seguro que has presenciado más de uno, o, peor aún, has hecho más de uno. Querido influyente, deja de hacer brindis y noquea a quien los haga. Aquí tienes las razones

Foto: El chin chin se va a acabar. (iStock)
El chin chin se va a acabar. (iStock)

Las tradiciones están para respetarlas y cumplirlas, pensarás. Bueno, aquí tenemos nuestras dudas. Es habitual que en las reuniones sociales o celebraciones se proponga algún que otro brindis. Seguro que has presenciado más de uno, o, peor aún, has hecho más de uno. Querido influyente, deja de hacerlo: las copas son para beber y los cubiertos para comer. Olvida el 'chin chin' ya mismo.

Somos muy directos, lo sabemos. Pero es que el asunto es serio. Al menos, lo parece tras leer lo que el experto en protocolo William Hanson ha dicho a 'Daily Mail'. El entendido detalla las razones por las que ni tú, ni yo, debemos hacer un brindis nunca más.

1. Interrumpes conversaciones ajenas

Estás hablando con esa chica tan guapa, las más guapa de la boda. La has hecho reír ya más de tres veces. Se está partiendo con la historia del pelado de tu rottweiler. Dos anécdotas más y la tendrás en el bote. Pero de pronto tu plan se va al garete porque al cortito de tu primo le ha dado por subirse a la silla y proponer un brindis. Se tira un rato hablando y os corta todo el rollo. Y todo para no decir nada relevante. "Los brindis impiden la interacción humana, es anticonversación", detalla nuestro amigo William.

2. Los discursos no suelen interesar a nadie

Reconozcámoslo: a nadie le interesa lo que se dice en los brindis. Solo es una burda excusa para beber y hacer el mono (aplaudir, vitorear, silbar... ya sabes). Si lo haces tú te sientes como un profesor en una clase de universidad, y si lo hace otro te sientes como un alumno, esos que mantienen el contacto visual con el interlocutor pero que no tienen ni pajolera idea de lo que están diciendo.

3. No ligarás esa noche

El experto revela asimismo que "proponer un brindis puede arruinar cualquier relación romántica entre los invitados". Vamos, el punto 1 pero más claro, si cabe.

4. Te hace quedar como un tonto

Aunque tú te creas superguay dando un discurso que nadie te ha pedido, no lo eres. Y menos aún lo pareces. "Te hace quedar como un tonto, presumido, intolerante, idiota o demasiado sentimental", dice William sin cortarse un pelo.

5. Parecerá que buscas fama

Siempre has querido tu momento de gloria y ahora ves en la boda de tu mejor amigo el momento idóneo. Ay, querido... ¡que se te ve el plumero! "Estamos en la era del ego, el 'famoseo' y las 'celebrities'. Hacer un discurso en un enlace, cumpleaños o gala es perfecto para que todo el mundo te mire y seas el centro de atención, cuasi-famoso", leemos.

6. Dejarás patente tu penosa oratoria

No todos tienen la bendita oratoria de Kennedy u Obama, y hay que asumirlo. No lees libros, tu vocabulario apenas supera las 400 palabras y, para rematar, estás borracho. Aun así te has venido arriba y has decidido dar tu discurso improvisado, dejando patentes tus carencias. "El discurso de un hombre es el peor ejemplo de mala habilidad oratoria...".

7. Dejarás marginados a muchos de los presentes

Por norma general, los discursos van dirigidos a una persona, pareja o grupo presente en la reunión social. Esto significa que, irremediablemente, con tus palabras dejarás marginado a un importante número de asistentes, "olvidando a todos los demás".

8. Si te han obligado, hazlo corto y directo

Te han puesto en un compromiso y no puedes decir que no. O, peor aún, eres un fanático de los brindis y nada de lo expuesto anteriormente ha conseguido retraerte de tu deseo. Pues bien, ya que vas a hacerlo, que sea bien. William nos da las claves: "A nadie le gusta que le interrumpan ni escuchar idioteces, así que lo mejor es hacerlo corto y ameno. No te sientas presionado. Decide qué discurso vas a hacer antes de ponerte a ello; todos te lo agradecerán".

Las tradiciones están para respetarlas y cumplirlas, pensarás. Bueno, aquí tenemos nuestras dudas. Es habitual que en las reuniones sociales o celebraciones se proponga algún que otro brindis. Seguro que has presenciado más de uno, o, peor aún, has hecho más de uno. Querido influyente, deja de hacerlo: las copas son para beber y los cubiertos para comer. Olvida el 'chin chin' ya mismo.

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