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Por qué hay gente que tiene parejas mucho más atractivas
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ah, ¿pero sois novios?

Por qué hay gente que tiene parejas mucho más atractivas

Los seres humanos se emparejan por formas de ser, experiencias vitales o porque encajan en un proyecto común. El físico es secundario... ¿no?

Foto: No está forrado, es otra cosa. (iStock)
No está forrado, es otra cosa. (iStock)

No nos engañemos, aunque la belleza no sea objetiva, la estadística es muy puñetera y los que gustan siempre son los mismos. Da igual que sea por la evolución de la especie, por los cánones estéticos del arte y de la publicidad o por motivos más místicos: el caso es que cuando vemos a un bombón con un adefesio algo en nuestro interior se rebela. O se llena de esperanza.

Los normalitos tienen un techo de cristal en la vida, solo que a ellos se los ponen de cristal opaco, para que no estorben a la vista. Cuando pensamos en romance, casi todos imaginamos a gente guapa. ¿Hay alguna estrategia que permita llevarse de calle a esos que son mucho más atractivos que la media? ¿Son solo un tipo de feos los que triunfan? ¿Y cómo son por dentro esos seres creados a semejanza de los ángeles que parecen ciegos eligiendo pareja?

Si ya sois amigos, es más fácil que terminéis juntos aunque no estéis en el mismo 'nivel de belleza'

Ana Swanson ha hablado en 'Independent' de diferentes teorías sobre las parejas físicamente descompensadas, las que desafían eso que los científicos llaman "emparejamiento selectivo". Es un hecho que las parejas suelen tener cosas en común, tanto en su apariencia como en sus ideas, su estatus socioeconómico y su cultura. Se ha estudiado mucho, sobre todo desde una investigación de 1903 que encontró que las parejas suelen parecerse en la altura y el peso.

Liga de campeones

Uno de los motivos por los que acabamos con gente más o menos 'de nuestra liga' tiene que ver con la competición. Si todos aspiramos a los más atractivos posible, lo normal es que los más guapos se unan y se vayan creando 'escalones'. Otra explicación menos relacionada con la biología apela a que lo normal es movernos en círculos de gente similar a nosotros. Si estamos más abiertos a la hora de conocer a gente parecida también será más fácil acabar emparejándonos con ellos.

En un estudio del año pasado, publicado en 'Psychological Science', los investigadores dieron una explicación interesante sobre las probabilidades de que surjan parejas mixtas en cuestión de atractivo. Los psicólogos, de la Universidad de Texas en Austin y de la Northwestern University, preguntaron a 167 parejas heterosexuales cuánto hacía que se conocían. También se les planteó si eran amigos antes de empezar a salir y cómo de atractiva encontraban a la otra persona. Quizá ya lo has imaginado: si ya eran amigos, es más fácil que estén juntos aunque no sean del mismo 'nivel de belleza'.

En general, las mujeres y los hombres de este estudio fueron clasificados en un grado de atractivo relativamente alto, y las parejas que habían empezado a salir el primer mes tras conocerse estaban más compensadas. Cuanto más tiempo llevaban conociéndose, menos afectaba el atractivo. A partir de los nueve meses, no se encontró una correlación significativa entre el atractivo de los dos miembros. Parece que, si aspiramos a gente muy guapa, más que pensar en técnicas de ligue deberíamos cimentar una buena amistad con ellos y no precipitarnos.

Este tipo de las parejas son cada vez menos habituales porque ya no ligamos en el entorno cercano: familia, amigos, colegio...

¿Y por qué sucede esto? Los autores del estudio no echaron por tierra la hipótesis de la competición en el 'mercado de la carne', pero sí interpretaron que cuando la gente llega a conocerse bien antes de comenzar la relación este criterio pierde importancia. Incluso siendo amigos de amigos del otro, aumentan las posibilidades de dar el 'braguetazo de la belleza'. ¿Te quejas de que no gustas pero eres de esos que en internet solo habla con quienes ya conoce? Prueba a fijarte en los amigos de tus amigos, aunque por las fotos parezcan fuera de tu alcance. Intentar hablar con ellos como amigo es un primer paso inteligente. Además de lo deseable que es la amistad en sí, claro.

Si fuiste al colegio con esa maravilla de la naturaleza, o si frecuentáis los mismos bares y habláis, aprenderéis cosas el uno del otro. Si le das a una oportunidad a esa persona que no te entró por los ojos, puede que la información que obtengas te haga verla de otra forma, puede que veas esas características únicas que lo hacen destacar sobre los demás.

Pero nuestro gozo en un pozo: parece que este tipo de las parejas son cada vez menos habituales. Es mucho menos común que hace unas décadas encontrar un alma gemela en nuestro círculo cercano (familia, amigos, colegio...), que es precisamente donde más fácil resulta reparar en las habilidades únicas de todo el mundo, también de los menos atractivos por fuera. En lugar de eso, la mayoría buscamos por internet o en bares, dos mundos en que lo que más cuenta es la primera impresión.

No nos engañemos, aunque la belleza no sea objetiva, la estadística es muy puñetera y los que gustan siempre son los mismos. Da igual que sea por la evolución de la especie, por los cánones estéticos del arte y de la publicidad o por motivos más místicos: el caso es que cuando vemos a un bombón con un adefesio algo en nuestro interior se rebela. O se llena de esperanza.

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