Sexo para todos: la 'Cúpula de las orgías', la nueva fiesta del amor

Cuando pensamos en un festival, imaginamos sudor, incomodades y diversión. En eso este se parece a los que muchos hemos frecuentado, pero a juzgar por lo que han dicho en 'Reddit' y por las reseñas en 'The Sun', es mucho más completo. Y puede que más higiénico: si solo quieres escuchar música, no creemos que encuentres fácilmente un paraíso como este. Así lo describe un asistente: "Bien montado, toallas limpias y almohadones y climatizado con moderación".

Más de 5.000 personas (sin contar las que se han quedado fuera) se han reunido este año en la gran 'Orgy Dome' -literalmente la 'cúpula de las orgías'- del 'Burning Man Festival'. Se trata de un evento (contra)cultural en Black Rock City, que no es una ciudad sino un asentamiento temporal que dura... lo que dura dura, bromearían algunos. Se celebra la primera semana de septiembre, o -como esta vez- los últimos días de agosto, y la entrada cuesta aproximadamente 400 dólares americanos, así que lo aconsejable es hacer lo que quieren los organizadores: ir convencido de acostarse con los demás y llevarlo a cabo. Porque, como nos enseñaron Cruz y Raya, si hay que ir se va, pero ir pa' na' es tontería.

En un momento dado, tenía los dedos de él dentro mientras su mujer se preparaba para practicarle sexo oral a mi novio

Mirones... sí y no

Muchos han contado su experiencia, pero la política de esta fiesta ha alejado a los periodistas que solo van a mirar. Varias parejas han hablado con 'Cosmopolitan' de sus impresiones: "En un momento dado, tenía los dedos de él dentro mientras su mujer se preparaba para practicarle sexo oral a mi novio". Otro de los testimonios: "Una vez que ves a un montón de gente teniendo sexo, resulta mucho más fácil animarse a hacerlo". Nada de quedarse en la barrera disfrutando del pase de prensa: "Si alguien va solo a pasar el rato, los del equipo le piden que se vaya".

Todo el mundo es bienvenido: heteros, gais, bi, poliamorosos o monógamos. Puedes salir salvajemente de la rutina, o seguir con tu vida normal si eres de esos que disfrutan del sexo sin prejuicios los siete días de la semana. Los organizadores se hacen llamar "Y entonces llegó el amor", unos defensores de "el amor en todas sus formas" que ven el sexo como algo positivo y liberador.

Una atmósfera de protección pero sin proteccionismo. El primer asistente que citábamos dice: "Dentro no te encuentras una pila de diez o quince cuerpos desnudos como sugiere el nombre. La cúpula suele estar ocupada por parejas, tríos y grupos pequeños. Hay algunos que se quedan mirando alrededor, así que si pasas has de saber que tendrás público".

No significa que no controles lo que sucede: "Si alguien te molesta, la mayoría de las veces parará en cuanto se lo digas, pero hay personas del equipo que te ayudarán encantados si surge cualquier problema para que nadie esté incómodo". Aunque hay luces rojas y plásticos, el ambiente es de cierto lujo, muy lejos de la estampa de burdel de carretera que algunos imaginarán. Como explican en 'The Sun', hay camas de masaje totalmente equipadas, paredes acolchadas, sábanas y sofás y complementos como lubricantes y condones.

No todo va a ser follar, que cantaba el recientemente desaparecido Javier Krahe. Hay también clases de sadomasoquismo, masajes eróticos en grupo y noches temáticas, desde especiales para tríos hasta concursos de gemidos donde gana el que más alto grita. Si te va bien en la vida y tienes un círculo liberal, puedes permitírtelo. Si no, probablemente te toque quedarte en casa y conformarte con esa pareja de vecinos escandalosos que ni te dejan dormir ni te permiten mirar.

Si preguntas a una pareja si quieren jugar contigo, tienes que seguir preguntando: ¿puedo tocarte los pechos? ¿Puedo chuparte?

El consentimiento jamás se da por hecho. La libertad individual es la base de la iniciativa, así que aunque preguntes al principio tienes que seguir siendo delicado todo el rato. La organización se encarga de que todo el mundo esté lo suficientemente sobrio como para tomar sus propias decisiones. Una de las entrevistadas por la 'Cosmo' lo cuenta así: "Había una cola larguísima. No sabía que había un proceso tan largo para entrar. Te entrevistan y se aseguran de que entiendas las reglas. Si preguntas a una pareja si quieren jugar contigo, tienes que seguir preguntando: ¿Puedo tocarte los pechos? ¿Puedo chuparte? ¿Puedo penetraros a los dos por detrás?". Sexo civilizado, por contradictorio que pueda sonar.

Hay música sexy de fondo, iluminación tenue y tensión, pero también grupos de amigos que empiezan con besos suaves y van entrando en materia con naturalidad. Quizá el éxito de estas iniciativas no es tanto reunir a gente rebelde, ni siquiera ofrecerles un lugar bien preparado, como evitarles las preocupaciones del sexo casual que suelen asaltarnos fuera, en la 'vida real': ¿Y si le invito a dormir y le parezco una cualquiera? ¿Y si solo dirigirme a ella me hace quedar como un pesado? ¿Y si hiero sus sentimientos por decirle que no? ¿Qué pasa si no me gusta lo suficiente y no quiero volverle a ver? Aquí todos son adultos, y no hay que dar rodeos para experimentar.

Hay zonas solo para parejas y otras en las que los terceros tienen permitido acercarse y preguntar. Hasta el suelo es de caucho, para caminar cómodo y poderse descalzar. Por otro lado, las personas no son objetos. En toda unión física hay cierta comunicación, y por eso lo llaman amor, porque no quieren decir (solo) sexo.

¿Te animas el año que viene?