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Los chistes ganadores del festival de comedia más famoso (sí, son estos)
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Los chistes ganadores del festival de comedia más famoso (sí, son estos)

Los británicos han sido maestros cómicos de Monty Python a The Office. A juzgar por esta muestra, ya no están tan boyantes. Otro cómico español diría que 'la cosita está muy mala'

Foto: Mr. Bean (Rowan Atkinson), un clásico del humor british.
Mr. Bean (Rowan Atkinson), un clásico del humor british.

El festival de Edimburgo de artes escénicas es de los más serios que existen. Simultáneamente a este evento, prestigioso pero también popular, veraniego y callejero, se celebra todos los años el Fringe, más alternativo, experimental y abierto a artistas amateur. Perfecto, en definitiva, para los nuevos talentos, y especialmente para la comedia, que necesita romper con lo establecido probablemente más que cualquier otra manifestación creativa.

Hillary Clinton es la prueba de que cualquier mujer puede presidir un país, siempre que su marido lo haya hecho antes

Estrellas del humor y la comunicación como Hugh Laurie (el doctor House de la tele), Emma Thompson, Stephen Fry, Steve Coogan, Dylan Moran o Jimmy Carr se han curtido en sus escenarios. Además de las actuaciones, los chistes por sí solos (más de 7000) se han puesto en conocimiento de un público amplísimo a través de una encuesta. Más de 2000 británicos han seleccionado las secuencias de palabras más graciosas, sin el importante complemento del 'acting' y el resto de información visual que arropa las ideas en el humor en directo.

Estas son según el 'Daily Mail' las que más han triunfado en la edición de 2016, excluyendo los juegos de palabras intraducibles, a los que en las islas son (demasiado) aficionados. Los primeros cómicos del podio, Masai Graham y Stuart Mitchell (desconocidos hasta ahora), que han conseguido entre los dos casi la mitad de los votos al mejor chiste, eligieron temas bastante negros: residencias de ancianos y donación de órganos, constatando que las épocas de mayor censura y corrección política (como es la nuestra según John Cleese, que algo sabe de esto) son también las de las tendencias más arriesgadas en el humor.

El ganador de todos es el de Graham, un juego de palabras intraducible que podríamos adaptar así: "Mi padre ha insistido en que me haga donante de órganos, ahora es oficialmente el dueño de mi corazón".

Estos que les contamos a continuación son más fácilmente trasladables a nuestro idioma y contexto. En cuanto a su calidad, juzguen ustedes mismos.

  • Hoy puedo presumir de cuatro años de feliz matrimonio, de un total de diez.
  • Según la estadística, uno de cada tres británicos se conciben en una cama de IKEA. Es flipante, teniendo en cuenta lo iluminado que está
  • Siempre confundo a americanos y canadienses. Solo hay que usar palabras largas en inglés.
  • ¿No os da rabia cuando alguien piensa que eres rico solo porque hablas pijo, vas a una escuela privada y tienes dinero a cholón?
  • Estando en un pub de Liverpool de los que hacen concursos de preguntas, estaba borracho y contesté en todas o los Beatles o Steven Gerrard. Quedé segundo.
  • ¿Brexit? Me parece un nombre horrible, suena a cereales contra el extreñimiento.
  • ¿Se puede confundir la esquizofrenia con la telepatía? Sé que os lo estáis preguntando.
  • Hillary Clinton ha demostrado que cualquier mujer puede presidir un país, siempre que tu marido lo haya hecho antes.
  • Las cosas avanzan, antes decíamos 'Instagram' y solo significaba "traficante de droga súper eficiente".
  • Esto de las cosas "antinatura a los ojos de Dios"... ¿Sabéis lo que es antinatura a ojos de Dios? Las lentillas.
  • Mi hermano pequeño está tan obsesionado con los videojuegos de los ochenta que nos tememos que tenga alguna enfermedad del Spectrum del autismo.

El festival de Edimburgo de artes escénicas es de los más serios que existen. Simultáneamente a este evento, prestigioso pero también popular, veraniego y callejero, se celebra todos los años el Fringe, más alternativo, experimental y abierto a artistas amateur. Perfecto, en definitiva, para los nuevos talentos, y especialmente para la comedia, que necesita romper con lo establecido probablemente más que cualquier otra manifestación creativa.

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